La pregunta es importantísima, debería ocupar lugar privilegiado en las reflexiones de todos. Es por eso que, en el cielo de los revolucionarios, de cuya existencia algunos dudan, pero de que existe, existe (otro día hablaremos de eso, ahora nos interesa continuar la historia), en ese cielo, se nombró un comité para buscar una respuesta a esta pregunta y mandar algunos consejos al Comandante Chávez. El comité, del que formaban parte Simón, Marx, Lenín, Trosky, Don Quijote, el Che, Fabricio, y muchos más que ustedes imaginarán, se declaró en sesión, recomendando brevedad.
Primero habló Lenín, quien terminó resumiendo: una Revolución son soviets más electrificación. Quiero decir con esto: organización social (que no debemos confundir con organización popular) y producción económica, para conseguir dar a cada uno según su necesidad.
Simón Bolívar, melancólico, propuso con voz cavernosa: digámosle a vuecencia Hugo, que gane las Batallas importantes. Una Revolución son Batallas, Carabobo, Junín, Ayacucho… y también Ocaña y San Pedro Alejandrino…Una Revolución está llena de Batallas, hay que ganar las importantes.
Don Quijote, desde lo alto de un molino de viento que confundía con un gigante enemigo, gritó: ¡Locura! ¡Locura! La Revolución está llena de ¡locura! La cordura es un cepo, los cuerdos, los calculadores, nunca harán nada que no sea permitido.
El Che, que estaba apurado preparando un viaje para resolver una injusticia que se cometía en alguna parte del universo, dijo a la carrera: ¡emoción! Sin emoción no hay Revolución. Y cuando se pierde la emoción se pierde todo.
Cristo, desde su magnificencia, predicó: la Revolución debe ser necesaria. Los pueblos deben necesitarla como se necesita respirar. Una Revolución sólo se puede hacer si es necesaria.
Marx, aconsejó: que lea, todo está escrito y nada está escrito. Sólo leyendo se evita descubrir el agua tibia.
Sucre, aportó: aprovechen la oportunidad y le dicen que se cuide. Sino existe no puede hacer nada. Díganle: ¡Que se cuide!
Cipriano Castro, que jugaba cartas con Torrijos y Allende, asintió: Sí, que se cuide. A lo lejos se oyó un ¡Shitoo!
El presidente del tribunal gruñó: ¡están fuera de orden! Dio por terminada la reunión. Y pasaron a recopilar las opiniones:
Organización social (que no debemos confundir con organización popular) y producción económica, para conseguir dar a cada uno según su necesidad. Que gane las batallas importantes. Leer. Una Revolución es ganar Batallas, ¡locura! ¡emoción!. Necesitarla como se necesita respirar. Que se cuide.
Después mandaron sus consejos para Venezuela, pero a pesar de haberlo hecho en veinticuatro oportunidades, todavía no ha llegado a las manos de Hugo, la escritoriocracia se encarga de extraviarlo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!
Primero habló Lenín, quien terminó resumiendo: una Revolución son soviets más electrificación. Quiero decir con esto: organización social (que no debemos confundir con organización popular) y producción económica, para conseguir dar a cada uno según su necesidad.
Simón Bolívar, melancólico, propuso con voz cavernosa: digámosle a vuecencia Hugo, que gane las Batallas importantes. Una Revolución son Batallas, Carabobo, Junín, Ayacucho… y también Ocaña y San Pedro Alejandrino…Una Revolución está llena de Batallas, hay que ganar las importantes.
Don Quijote, desde lo alto de un molino de viento que confundía con un gigante enemigo, gritó: ¡Locura! ¡Locura! La Revolución está llena de ¡locura! La cordura es un cepo, los cuerdos, los calculadores, nunca harán nada que no sea permitido.
El Che, que estaba apurado preparando un viaje para resolver una injusticia que se cometía en alguna parte del universo, dijo a la carrera: ¡emoción! Sin emoción no hay Revolución. Y cuando se pierde la emoción se pierde todo.
Cristo, desde su magnificencia, predicó: la Revolución debe ser necesaria. Los pueblos deben necesitarla como se necesita respirar. Una Revolución sólo se puede hacer si es necesaria.
Marx, aconsejó: que lea, todo está escrito y nada está escrito. Sólo leyendo se evita descubrir el agua tibia.
Sucre, aportó: aprovechen la oportunidad y le dicen que se cuide. Sino existe no puede hacer nada. Díganle: ¡Que se cuide!
Cipriano Castro, que jugaba cartas con Torrijos y Allende, asintió: Sí, que se cuide. A lo lejos se oyó un ¡Shitoo!
El presidente del tribunal gruñó: ¡están fuera de orden! Dio por terminada la reunión. Y pasaron a recopilar las opiniones:
Organización social (que no debemos confundir con organización popular) y producción económica, para conseguir dar a cada uno según su necesidad. Que gane las batallas importantes. Leer. Una Revolución es ganar Batallas, ¡locura! ¡emoción!. Necesitarla como se necesita respirar. Que se cuide.
Después mandaron sus consejos para Venezuela, pero a pesar de haberlo hecho en veinticuatro oportunidades, todavía no ha llegado a las manos de Hugo, la escritoriocracia se encarga de extraviarlo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!
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