23.6.06

LOS TRES MONTAÑISTAS ENAMORADOS

Érase una vez, tres montañistas que decidieron escalar un monte de gigantes alturas, para conquistar el amor de una joven princesa.
Uno dijo, el fin es la cumbre, lo demás no importa, y partió tras su objetivo. Iba sin equipo, sin comida y sin bebida. Por el camino se encontró con una bruja que le hizo una proposición, lo ayudaría a cuenta de cambiar su cara por la cara de una iguana. Aceptó, por supuesto, llegó a la cima. Pero la princesa horrorizada le negó su amor.
El segundo, iba pensando sólo en la princesa, suspiraba, cerraba los ojos, se babeaba, se distrajo tanto en su fantasía, que se perdió, y nunca más se supo del desafortunado enamorado.
El tercero, se preparó con mucho tino, cada paso que daba llevaba incluido el objetivo de la cima y al amor de la princesa. Éste conquistó la cumbre y se casó con la princesa.
La moraleja es que el fin, el amor de la princesa, debe estar contenido en los medios, alcanzar la cumbre.
El primero sacrificó el fin, la princesa. Puso todo su esfuerzo en los medios, la cumbre. Y fracasó.
El segundo sólo se ocupó del fin, de la princesa, y descuidó los medios, escalar la cumbre. También fracasó.
El tercero supo que el fin y los medios, princesa y cumbre, son parte de la misma acción, que en cada medio debe ir incluido el fin. Eso lo llevó a la cumbre y al amor de la princesa.
Esta fábula viene a cuento porque ilustra las variadas actitudes bolivarianas frente a los diez millones. Veamos.
El fin es el Socialismo, esa es nuestra princesa. Los medios son los diez millones, esa es la cumbre.
Hay unos bolivarianos, que a semejanza del primer montañista, por llegar a la cumbre se desdibujan. Estos podrán conquistar la cumbre, pero el Socialismo, la princesa del cuento, no los abrazará.
Hay otros que sólo piensan en Socialismo, es decir, en la princesa, y no atienden a la montaña, que son los diez millones, estos se perderán.
Por último, están lo que saben que al amor de la princesa, es decir, al Socialismo, y a la cumbre de los diez millones, sólo llegarán los que entiendan que en cada voto y en cada acción por conseguirlos, debe ir el amor de la princesa, la idea del Socialismo. O, lo que es lo mismo, el fin está contenido en los medios.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

22.6.06

FABRICIO, EL ABEL DEL REFORMISMO

Fabricio resume en su vida una etapa muy cruel, pero también llena de enseñanzas de la historia venezolana. Se inicia esta etapa con el acuerdo que construye a la Junta Patriótica, encargada de conducir la lucha popular contra el dictador Marcos Pérez Jiménez.
Desde esta Junta, un grupo de valientes y sagaces políticos lanzan la consigna de ¡Unidad!, con la que pudieron aglutinar todo el descontento, a todas las clases, todos los intereses que se oponían a la dictadura. Dirigiendo la batalla (se supo después del triunfo) se encontraba un joven revolucionario, periodista, hijo de Boconó, que el pueblo transformó en leyenda. Aquella junta, aquel Fabricio, fue una muestra de alta política, de un gran sentido de oportunidad, una muestra de un aguzado olfato, de extraordinaria valentía. Pero, también fue una muestra de tremenda candidez.
Después de derrocada la dictadura, no supieron los revolucionarios de la Junta Patriótica, cambiar la consigna de Unidad por una consigna que guiara las tareas de la nueva etapa, cayendo en las manos astutas de la coalición socialdemócrata que había firmado un pacto reformista en New York, luego llamado Pacto de Punto Fijo. Esta falla de los dirigentes revolucionarios, marcó la entrada de la nación en una noche tenebrosa que duró casi cincuenta años.
Es en esas circunstancias, que Fabricio Ojeda se crece como revolucionario. Las lisonjas de la oligarquía no pudieron aplacar su sed de justicia. Así como se rebeló contra la dictadura, se rebela con la misma fuerza contra la nueva oligarquía de AD, COPEI y URD, que sustituyó a la oligarquía perezjimenista. En esa lucha frontal contra la vileza, renuncia al curul de los privilegios, para dirigirse a la “miasma del campamento guerrillero” a convivir con la muerte, escribiendo en la historia venezolana una página de entrega revolucionaria, no igualada hasta ahora.
Pudo el reformismo apresar al glorioso Presidente de la Junta Patriótica, consiguen encarcelar al Comandante Fabricio, y sobre él vuelcan el mismo odio que sufrió Abel, que padeció Sucre, que tienen reservado los enemigos de la dignidad humana para los luchadores por la redención del hombre. Se cerraba así el ciclo de esperanza que se inició en las jornadas heroicas del 23 de Enero.
Casi cincuenta años tuvo que esperar el pueblo por un nuevo despertar. El amanecer del cuatro de febrero de 1992, un martes, el país asistía asombrado a la hazaña de un grupo de jóvenes militares que se levantaban contra el pacto de punto fijo y lo enterraban. Se abría un nuevo período de esperanza, comenzaba la Revolución Bolivariana.
Hoy podemos decir: ¡Fabricio, tus sueños viven con la Revolución Bolivariana! ¡Esta vez no habrá Abel! ¡No habrá Caín de restauración! ¡Esta vez triunfaremos!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

21.6.06

EL ACTO QUE FALTA EN EL TERESA CARREÑO

Nadie puede negar que el Teresa se ha fundido con el pueblo. El arribo de la revolución significó el rescate del teatro, ahora es común pasar por la avenida México y sentir el bullicio popular que manifiesta su entusiasmo revolucionario en el otrora territorio reservado a la elite de paltó y levita.
La revolución hizo del teatro el lugar para sus grandes eventos, ya la población sabe que cuando un acto revolucionario es en el Teresa tiene gran importancia. Los actos allí realizados son un registro de la marcha de esta revolución, un pulso de por dónde vamos, y serán una fuente invalorable a la hora de escribir la historia de esta revolución.
En el Teresa ha rugido el pueblo jurando defender a la revolución, y también ha llorado frente al testimonio de una anciana que aprendió a leer siguiendo los mandatos de Samuel Robinson. Allí el Comandante habló de Socialismo, de guerra y de paz. El Teresa se ha transformado en territorio del amor revolucionario. Sin embargo, y debemos decirlo, en el Teresa Carreño falta un acto que le dará sentido a todos los anteriores, es el evento del Trabajo Voluntario.
Una revolución que no tenga como uno de sus pilares al trabajo voluntario, es una Revolución que no ha madurado, es una revolución incompleta. El día que el Teresa, templo y termómetro de la revolución, se llene de trabajo voluntario, ese día habrá que hacer un placa que diga con orgullo: “Hoy la revolución da fe, los revolucionarios dan fe, que la conciencia del deber social es el pilar fundamental de la ética y la moral de los venezolanos. Hoy la Revolución Bolivariana conquistó un peldaño fundamental en el camino de la construcción de una sociedad socialista”
El trabajo voluntario es una escuela de conciencia revolucionaria. En ella el hombre que viene del capitalismo, formado sólo en la fantasía de una recompensa material, entiende y siente que el dar a la sociedad su esfuerzo de forma voluntaria, que trabajar para la sociedad, constituye una recompensa moral inmensamente más gratificante que el trabajo compulsivo a que nos condena el trabajar para los patronos individuales. Comprende que sólo el trabajo así realizado, sin la compulsión de la necesidad, es el que lo libera. En ese momento estaremos avanzando hacia la ética que sustentará a la sociedad socialista y dando un gran salto en su construcción.
El asunto es tan importante como la alfabetización, merece una Misión. El ejemplo de trabajo voluntario tiene que partir de los altos niveles del gobierno. Qué saludable para la revolución sería que el trabajo voluntario se iniciara con el ejemplo de nuestros dirigentes, qué fortalecida saldría la revolución de esas jornadas.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez es socialismo!

20.6.06

ERRORES Y PROPIEDAD

La Revolución Bolivariana ha cometido errores, tiene carencias y dificultades, negar esta situación es propio de cretinos. El deber de los revolucionarios es discutir las fallas, única manera de posibilitar su corrección. Nunca se justifica ocultar los errores y los problemas, al contrario, es en época de adversidad cuando es imprescindible el reconocimiento de los traspiés, sólo conociendo los obstáculos se puede avanzar. Pensemos en el Manifiesto de Cartagena, que nos ilustra cómo una crítica profunda, un reconocimiento de las equivocaciones cometidas, cambió el curso de la historia y posibilitó la revolución de independencia.
Pero no es práctica sana ir discutiendo error por error, desacierto por desacierto, ese camino nos llevaría a un agotador e ineficaz esfuerzo. Lo correcto es ir al fondo, a los generadores de los errores y, corregidos estos, los desaguisados disminuirán y la labor contralora revolucionaria se simplificará.
En la Revolución Bolivariana uno de los más importantes generadores de errores es la falta de una definición clara del problema de la propiedad. Expliquemos.
La forma de propiedad de los medios de producción sostiene una espiritualidad, una cultura, que le es propia, la sustenta y la perpetúa. Siendo así, sobre la forma de propiedad capitalista, nosocial de los medios de producción, no es posible instalar una espiritualidad, una cultura socialista. Al contrario, sobre la propiedad capitalista, sólo y necesariamente, se formará la conciencia egoísta del capitalismo. Ahora bien, únicamente, y repetimos, únicamente, sobre la propiedad social de los medios de producción se podrá construir el Socialismo, la espiritualidad de la solidaridad, la cultura del amor.
El punto, que es de vital importancia, ha pasado por debajo de la mesa de la discusión, trayendo como consecuencia que se reproduzcan con fuerza esquemas de propiedad propios del capitalismo. Por supuesto, que la incoherencia, entre economía nosocial, capitalista, y el requerimiento de una conducta, una ética socialista, de la solidaridad, del amor, trae confusión, hipocresía, falsos valores. De allí que podemos decir que la mayoría de los problemas que confrontamos tienen su origen en esa incoherencia.
Si estimulamos la propiedad nosocial de los medios de producción, si prestigiamos a la empresa privada como eficaz y capaz de resolver los problemas sociales que ella misma generó, estaremos desinformando, confundiendo al pueblo, sembrando en la población la ética del egoísmo y, lo que es peor, expectativas egoístas, disolventes sociales. Y, de esa ética de la ganancia por encima de la vida, sólo surgirán conductas que enterrarán a la revolución en la tumba del logro inmediato, la sacrificarán en la hoguera de la ganancia inaplazable. Es necesario corregir estos errores. La historia de los pueblos está llena de iguales desatinos, y plena de los crueles resultados a que conducen.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

19.6.06

EL BOSQUE Y EL MAR

La inmensidad siempre ha deslumbrado al hombre, el espacio sideral, la majestuosidad de un bosque de Secoyas, la profundidad de los mares, el abismo de un desprecio; siempre la inmensidad ha deslumbrado al hombre. Sin embargo, pocas veces el hombre ha comprendido la grandeza que se encierra en la maravilla que él es, en su capacidad de hacer, en su necesidad de ser.
Es por eso que la vida de la mayoría de la especie transcurre en monotonía, como si repitiéramos una vida que ya perteneció a otros que la recorrieron con la misma chatura que millones de antepasados, un día tras otro, siguiendo el ritmo de un compás furtivo.
Pero, hay momentos luminosos, son frecuentes, son muchos, están allí, convocándonos a convertirnos en bosque, en mar, huracán, volcán en erupción, en montaña nevada. El hombre mediocre no los siente, sólo ve las apariencias, para él un ave que cruza, es sólo un ave que cruza, y no el presagio de frescos vientos de lluvia. Un licor es promesa de embriaguez, y no rara oportunidad de contacto con los dioses.
Es en la política donde destellan las oportunidades de elevarse el hombre por encima de su condición animal y hacerse verdaderamente humano, conquistando la inmensidad de su existencia.
La Venezuela de hoy relumbra, estamos atravesando uno de esos momentos donde la vida deja de ser la búsqueda de lo mezquino, de lo efímero, de lo transitorio, y el horizonte abarca la inmensidad de la transcendencia histórica. Vivimos época fundacional. Al venezolano le nacieron alas para volar sobre los abismos de la esclavitud. Es hora de cruzar Los Andes para ir en busca de Bolívar. Es tiempo de volver a la quebrada del Yuro para decirle al Comandante Che que remontamos vuelo junto a su ejemplo. Martí nos espera en Dos Ríos. La historia abrió sus páginas y pide nuestro alegato.
Podemos escribir páginas nobles, o podemos borronear cuartillas con argumentos pueriles, para justificar la angustia de sorprendernos una mañana cualquiera, con nuestra vida agotada en millones de hechos frívolos y el fracaso de dejar intactas las cadenas de la medianía.
No es momento de astucias milenarias, de mezquinas metas que nos transforman en tiovivos históricos, no es la hora de pasos cortos, llegó, que bueno que llegó, el supremo instante de lo grande, el delirio de lo grande, de entrar en éxtasis libertario, de fundar mundos, de derrumbar muros…
No pertenecen a este momento las cifras estériles, o las estulticias de un gobernador cualquiera. No corresponden los parloteos de la oposición, ni siquiera los del gobierno, lo único que importa es aprovechar la rara oportunidad de construir el Socialismo, de devolver al hombre la posibilidad de hacerse humano, de entrar en erupción creadora, construir un nuevo universo, de pasar a la historia junto a Bolívar, Martí, Fabricio, el Che.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

PRIVADISMO O SOCIALISMO

Si quisiéramos buscar un nombre sustituto al capitalismo, este sería privadismo, es un sinónimo perfecto. Nos da una idea de la esencia del capitalismo. Veamos.
El capitalismo es la ilusión de que los problemas fundamentales de la sociedad se pueden resolver de manera individual, desde lo privado. Siendo así, la sociedad es fragmentada en una serie de tensiones individuales, cada uno de la manera más egoísta posible busca resolver sus problemas, y la suma de esos intereses individuales produce un remedo de sociedad, cuando en realidad es una guerra de todos contra todos.
Por su parte, el Socialismo es la certeza de que los problemas fundamentales de la sociedad sólo se pueden resolver en sociedad, sólo la sociedad puede resolver los problemas sociales. Siendo así, la sociedad es restituida, se suman los esfuerzos individuales para constituir una poderosísima fuerza. La sociedad se regenera en el esfuerzo de todos, y ella se importa de todos sus individuos.
Entonces, la buena marcha hacia el Socialismo tiene que ser aquella que resuelva los problemas de manera social. Y unos pasos errados serían aquellos que pretendan resolver los problemas dentro del privadismo.
Las Misiones son creación de áreas espirituales socialistas, porque en ellas la sociedad, a través del Estado revolucionario, que es el representante de toda la sociedad, resuelve, con amor, un problema social. En la solución de estos problemas se produce una movilización conciente del pueblo, un esfuerzo social. Por eso, no es lo mismo que la Misión Milagro la realice el Estado Revolucionario, a que la realicen las clínicas privadas. En un caso se resuelve el problema y se eleva la conciencia del deber social, la revolución se fortalece. Por el contrario, si se cae en la tentación de realizar la Misión desde las clínicas, se profanan los santuarios socialistas. Lo que se consigue es una hipocresía: el capitalismo, que es el generador de la miseria espiritual y material, no puede resolver lo que él mismo creó.
El asunto no es insignificante, se trata de decidir el destino de la revolución. Sólo la solución social de los problemas restituirá al hombre social, y sólo el hombre social es capaz de hacer revolución. La revolución es la sustitución del hombre egoísta, huérfano de sociedad, por el hombre social integrado con su esfuerzo a una sociedad sana.
Una revolución tiene que aclarar su relación con lo privado. En un período de transición puede haber zonas de convivencia, eso es comprensible, pero nunca deben ser convivencias estratégicas. La tendencia estratégica, es ir en la mente, en la conciencia y en la realidad del país, hacia la extinción del privadismo y su sustitución por el Socialismo.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

MISCELANEAS 9

1. Aquel país que resistió la invasión más brutal que se tenga noticias en la historia de la humanidad, la invasión de los Nazis. Aquel país que defendió a la humanidad contra el fascismo sacrificando más de veinte millones de vidas. Aquel país del Socialismo heroico, sucumbió frente al campo capitalista sin que en esa nueva invasión se detonara un solo disparo.
2. La invasión silenciosa, ideológica, manipuladora de conciencias, estimuladora de los valores del imperio. El centro de esta invasión es la embajada americana, de allí se comienza una labor de captación de debilidades, de lealtades resquebrajadas, de mentalidades afines. Luego se conforman fachadas, unas más evidentes como Súmate, otras más crípticas, que aparentan ser neutrales pero en el fondo son encargadas de estrechar lazos con el imperio, fomentar sus valores. Además opera una zona oculta, de la que sólo tenemos noticias por sus efectos. No hay dudas que esta forma de invasión silenciosa la están aplicando contra nuestro país.
3. En la construcción del Socialismo es vital la creación de la zona de amor, sin ella no es posible una Revolución. Nos atrevemos a decir que la Revolución, la construcción del Socialismo, se resume en la creación y expansión de esta zona de amor. La historia de la humanidad es la historia de la lucha por la creación y expansión de las zonas de amor.
4.
Cuando dos muchachos, Bolívar y Robinsón, hacen un juramento altruista en el Monte Sacro, subliman la condición humana y nace la zona de amor, que crece hasta hacerse un continente y una pasión americana. Cuando unos muchachos militares van al Samán de Güere para comprometerse en los ideales de Bolívar y Zamora, producen el fenómeno, o quizá deberíamos decir el milagro, de la creación amorosa. La toma del cuartel Moncada fue el intento de un puñado de héroes de construir el amor.
5. Cristo, fue el primero en plantear la relación amorosa, su Amaos los unos a los otros. Dos mil años de tenaz afán por concretarla se estrellaban con la incomprensión de la necesidad de dotar al sentimiento amoroso de una relación económica también amorosa, de que la relación económica determina en última instancia el rasgo moral fundamental de la sociedad.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!