30.6.07

VOLVERSE CAPAZ

Los revolucionarios no hemos sido capaces de ser revolucionarios. Nos hemos dejado vencer por la cultura de la dominación, no hemos sabido enfrentarla, tenemos una suerte de complejo que nos frena. Es necesario volvernos capaces de ser revolucionarios. Veamos.
La Revolución es en esencia la lucha contra la cultura de la dominación.
El Libertador percibió ese peligro y nos dijo: “moral y luces son nuestras primeras necesidades”. Pedía otras luces, las de la rebelión frente a la monarquía, y pedía otra moral, la moral que lo hizo decir en Bolivia que la peor infamia era la esclavitud. Es decir, “moral y luces” resume la necesidad de otra cultura, la cultura de la liberación.
Bolívar aceptó su derrota cultural en San Pedro Alejandrino, cuando, a pesar de triunfante en mil batallas militares, nos dice: “Colombianos han abusado de vuestra credulidad”.
Hoy en Venezuela la cultura de la dominación se cuela por todos lados, y nosotros, en aras de una unidad que esteriliza y no beneficia a nadie, callamos el necesario debate, dejando que la Revolución, lejos de entablar la batalla cultural, aliente los valores de la dominación, sofrene los valores de la liberación. Perdemos así la batalla cultural, que es lo mismo que decir, estamos dejando escapar la oportunidad revolucionaria.
Un ejemplo es la consigna “Venezuela es de todos”, consigna que enmascara el motor de la Revolución: la lucha de clases.
Venezuela todavía no es de todos, estamos luchando para que sea de las mayorías humildes y trabajadoras, y deje de ser de las oligarquías, que desde la hora del Libertador se han apoderado de las riquezas y el trabajo nacional.
Integrar a la sociedad pasa por una profunda lucha de clases. Para integrar a la sociedad es necesario acabar con el origen de la fragmentación social, con la posibilidad de que una pequeña fracción se apodere de la riqueza que pertenece a toda la sociedad. En otras palabras, para unir a los hombres es necesario acabar con las relaciones sociales que los desunen, y para acabar con esas relaciones sociales disociadoras, es necesaria una Revolución, que no es otra cosa, que una profunda lucha de clases. Recalcamos, la Revolución no se dirige contra los hombres, es una lucha profunda contra las relaciones sociales que los desunen.
Hace falta que los revolucionarios emprendamos una gran campaña por la resocialización de la sociedad, por recomponer a la sociedad que el capitalismo ha fragmentado en egoísmos. Es importante que elevemos la conciencia de pertenencia a la sociedad. Que rescatemos los valores de lo social frente a los valores del egoísmo. Que el individuo espere de la sociedad, pero también se deba a ella.
Es bueno recordar que los cambios culturales, los cambios en la conciencia y en el espíritu, deben entrelazarse con los cambios en las relaciones económicas.

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!
¡El Socialismo se defiende movilizando!
¡Derrotemos la Cosiata!

MENGUAR

En los últimos días, quizá llevados por la emergencia, los bolivarianos hemos desatendido la grandeza de nuestra lucha, menguado nuestros altos objetivos, disminuido nuestro papel histórico, caído en la trampa de pelear al nivel que el enemigo nos propone. Es imperativo retomar las razones sagradas que impulsan nuestra causa y, guiados por ese faro, concientes de nuestra responsabilidad con la humanidad, replantear la batalla.
Estamos combatiendo apacibles, como si de un torneo deportivo amistoso se tratara. La política se desarrolla con juegos de palabras más o menos ingeniosos, retruécanos.
Sin embargo, no nos falta el fuego interno de las grandes empresas, aquel que hizo posible la audacia de la Comuna de París, la Revolución Bolchevique, el Paso de Los Andes. Ese volcán nos habita, esta aquí, sólo nos falta sentirlo, reconocernos llamados a grandes empresas, al vuelo alto, y aceptar el desafío de la historia.
Estamos destinados a hacer una Revolución, a corregir el rumbo de los tiempos de depredación del hombre por el hombre, a fundar el Socialismo para salvar la vida en el planeta. No es hora de Liliput, la historia exige gigantes.
Todas nuestras batallas, por pequeñas que parezcan deben estar impregnadas de esa grandeza, todas nuestras luchas deben ser luchas por el Socialismo, por conquistar la conciencia del deber social, por transformar las relaciones egoístas que hoy nos conducen al infierno, por las relaciones amorosas propias del Socialismo.
No hay batalla aislada, todo combate forma parte de la pugna del pasado que se enfrenta al futuro luminoso que estamos construyendo.
En los últimos días olvidamos la grandeza de nuestra lucha, la disminuimos a una lucha por la “libertad de expresión”, o la “expresión de la libertad”, no supimos enlazarla con la gran empresa que ocupa nuestros afanes: la construcción de otro mundo.
En todo enfrentamiento con la oligarquía y la neoligarquía, el ariete de nuestra defensa y de nuestro ataque debe ser el Socialismo. A las hipocresías de la oligarquía, que propone el capitalismo como solución a los problemas que él mismo ha creado, debemos enfrentarlas con el Socialismo como única vía a la felicidad social.
El cese de la concesión a radio caracas, parte de un golpe, de una cosiata, debe ser inscrito en esta lucha, y eso no hemos sabido hacerlo con fuerza.
En esta hora de ataque frontal a la Revolución debemos responder con estos principios conductores:
Uno, la conexión Socialismo - Chávez - Pueblo. Toda acción revolucionaria debe tener como norte y sur la confianza de que es en el Socialismo donde se resuelven los problemas sociales, y que es necesario y posible construirlo ya, sin retardos, sin distracciones. Y el convencimiento de que el Socialismo está ligado indisolublemente al Comandante y al Pueblo.
Dos, todo ataque de la oligarquía debe ser respondido con la movilización del Pueblo, alrededor de consignas particulares enlazadas a las grandes consignas de esta Revolución. Así debemos movilizarnos por la libertad de expresión, explicando que sólo es posible en el Socialismo.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Chávez es Socialismo!

¡LA COSIATA!

El 27 de junio hubo en Caracas dos marchas y un solo objetivo: atacar al Socialismo.
Ese día en Caracas marchó la conciliación en dos manifestaciones alrededor de una sola consigna, que por supuesto estaba solapada: “el entierro de la esperanza Socialista”.
Es que en el fondo de todos los acontecimientos del último mes se encuentra el destino del Socialismo. Toda la agitación de la derecha opositora tiene como objetivo impedir el camino al Socialismo. Pero toda la actitud conciliadora de este lado, que la vemos todos los días, tiene ese mismo objetivo. En resumen, el bando conciliador interno y el bando opositor coinciden en un solo objetivo, degollar al Socialismo.
¿Qué debemos hacer los Socialistas?
Reconocer los peligros internos y externos que hoy confrontamos:
Por un lado, una oposición de derecha desplegando los planes del imperio, que el Comandante ha llamado golpe suave o de mecha lenta, y en este despliegue son tenaces, fijémonos que en un mes de calma, por las vacaciones estudiantiles y la copa, han conseguido mantener la calle caliente y además avanzar en sus planes de aislar al Comandante, disminuir la autoridad del gobierno.
Frente a esto, los bolivarianos, como si tratáramos con inocentes palomitas, conciliamos: resulta que el 27 se olvidó que Granier conspira con el imperio, y Ravell pasó de ser un fascista a ser un candido periodista cuyo único propósito es la “libertad de expresión”. Todos agarraditos de las manos, por poco no les devolvimos la concesión.
Ese día nadie habló de Socialismo, el gran ausente fue el Socialismo, lo escondimos, como antiguamente escondían a la loca de la casa, en el último cuartico.
Sin duda el 27 asomó un intento antisocialista y conciliador, que se empieza a construir entre la derecha opositora y sectores bolivarianos.
Este intento es un empeño antisocialista y también es una Cosiata antichávez, similar a la que Páez cocinó para desterrar al Libertador de su Gran Colombia.
Ya sabemos que toda esta Cosiata de “mecha lenta”, tiene como objetivo el Socialismo y al Comandante Chávez. Cuando arremeten contra Chávez arremeten contra el Socialismo, y cuando arremeten contra el Socialismo lo hacen contra Chávez, los dos están unidos, uno no puede existir sin el otro.
Los Socialistas Bolivarianos debemos unirnos para oponernos a este plan de la única manera posible: con movilización y con más Socialismo. Socialismo, siempre Socialismo, del bueno, del auténtico, del que construye conciencia del deber social y hegemonía de la propiedad social de los medios de producción, del que pone al capitalismo en su santo lugar, nunca lo estimula. Desenmascarando las falsificaciones del Socialismo, impidiendo que dejen de éste solo el nombre, que lo conviertan en un carapacho sin vida.
Es nuestro deber defender al Socialismo y al Comandante, porque son la única garantía de un futuro feliz para la Patria. El rumbo capitalista que nos propone la Cosiata nos llenará de miseria y oprobio.
¡Chávez es Socialismo!
¡El Socialismo se defiende movilizando!
¡Derrotemos la Cosiata!

28.6.07

¿QUIÉN CONCILIA?

Estamos en guerra, el enemigo despliega una campaña que se basa en explotar nuestras debilidades, en ellas se apoyan para desplegar sus fuerzas. Veamos.

El campo bolivariano vive una profunda crisis, entendiendo por crisis el período que precede a los cambios, estamos en una encrucijada definitoria. En esta etapa la conducción de la Revolución es disputada por dos proyectos principales:

Uno, el proyecto de la pequeña burguesía, que se debate en la angustia de querer superar al capitalismo, pero simultáneamente el terror a los cambios que conducen al Socialismo. Sabe que el capitalismo no resuelve los problemas sociales, pero no puede dar el salto hacia el único sistema social que es capaz de superarlo, el Socialismo.

Remedia esa angustia “inventando” sistemas intermedios que inexorablemente fracasan. Por eso, se aparecen con ese absurdo del híbrido de Socialismo con capitalismo, que sólo se le puede ocurrir a quien piense que la convivencia con formas capitalistas, que son genéticamente enemigas del Socialismo, no va a tener consecuencias en la conciencia de la sociedad.

Se tranquilizan reconociendo la necesidad del Socialismo, pero buscando excusas para remitirlo a un futuro muy lejano que llegará por obra y gracia, y que para su arribo no tenemos nada que hacer.
En el fondo se conforman con un buen gobierno, que sólo haga cambios de cantidad, por ejemplo asfaltamos más, tenemos más de esto y menos de aquello, pero nunca en la estructura social.

Este proyecto no nos conduce al Socialismo. Por lo tanto, es incapaz de resolver los problemas sociales, a lo sumo los atenúa por un tiempo corto para que después aparezcan recrudecidos.

En lo político este proyecto es ideológicamente medroso. Y lo que es más importante, en los conflictos con la oligarquía y con el imperio tiende a la conciliación, porque le tiene horror a avanzar hacia el Socialismo. Por eso concilian, en el fondo tienen los mismos intereses: truncar el camino hacia el Socialismo. Sólo difieren en las maneras, modos y ubicaciones de truncar el Socialismo.

El segundo proyecto, el del Socialismo Auténtico
, es transitoriamente más débil en la disputa, pero estratégicamente más fuerte, ya que es el único que tiene respuesta a los grandes problemas sociales. Propone impulsar el Socialismo construyendo ya, de una vez, conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad, del amor, y soportando esa conciencia en la propiedad social de los medios de producción administrada por el Estado.

Sólo una sociedad integrada en una relación amorosa es capaz de resolver todos sus problemas, de aceptar sus limitaciones, de liberar todas sus potencialidades. Y solamente en una sociedad integrada con una relación amorosa, puede el individuo realizarse como ser humano. Porque es en esa sociedad que el hombre deja de ser una mercancía y se transforma en un ser humano.

Este proyecto no tiene ambigüedades en lo político, porque sabe lo que quiere, es auténtico.

¡Chávez es amor!

¡Chávez es Socialismo!

¡El Socialismo no concilia!


¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes de la Humanidad!

27.6.07

SOMOS LO QUE HICIMOS, LO QUE HAGAMOS SEREMOS

En días pasados asistimos a una conferencia donde un “erudito revolucionario” reconocía que el país no estaba preparado para medidas socialistas, que la poderosa clase media no entendería, que faltaba organización, conciencia popular y algunos otros aliños con el mismo sabor, para rematar manifestando que lo sensato, lo ponderado, lo que se imponía, era seguir desarrollando el mismo proyecto que venimos aplicando en los últimos años, que proponer avanzar era maximalista, extremista, en resumen, peligroso.
La argumentación de nuestro conferencista ha sido muy difundida entre los neoligarcas castradores, la usan para impedir la aplicación de medidas revolucionarias, pero sin negarlas, las remiten a una ficción futura, donde el país, por “espontáneo sortilegio”, adquirirá la conciencia y las condiciones que nos permitan avanzar hacia el Socialismo. El argumento es hábil, engañoso, por eso merece una reflexión.
La respuesta la encontraremos en una conocida máxima que gustaba mucho a Simón Rodríguez: “Somos lo que hicimos, lo que hagamos seremos”.
Entonces, este país que hoy somos, y que los neoligarcas diagnostican como no apto para avanzar hacia el Socialismo, lo hicimos, en buena medida con el proyecto que ellos proponen continuar aplicando. Si por allí seguimos, la experiencia lo dice, por supuesto que el resultado será un país menos preparado para el Socialismo. ¡Extraña manera de ir rumbo al Socialismo!
Revisemos el proyecto que los neoligarcas confiesan “no conduce al Socialismo”:
El meollo del proyecto neoligarca es desligar la economía de la formación de conciencia. Y aquí reside la gran falla que nos dificulta, ahora después de años, avanzar hacia el Socialismo.
Ellos proponen incentivar formas económicas capitalitas, es decir, de propiedad antisocial, y no se sabe por que artificio raro, o por simples deseos, esas formas producirán Socialismo. Por supuesto que el proyecto no les funciona, o mejor, sí les funciona, pero para apuntalar al capitalismo.
Los revolucionarios relacionamos estrechamente la formas económicas con la formación de conciencia, por eso proponemos que hay que rectificar el rumbo, poner el énfasis en la creación de Conciencia Socialista, la del deber social, el sentido de pertenencia a la sociedad, ligar la suerte de cada individuo a la suerte de la sociedad, y que esta se importe por la suerte de cada uno de sus hijos. Todas las acciones económicas que tomemos deben ir encaminadas a la creación y soporte de la conciencia social, y sólo hay una manera de hacerlo: con propiedad social de los medios de producción administrada por el Estado. Propiedad social, desde la petrolera hasta las industrias básicas y los medios de producción no petroleros que con la renta construyamos.
Es un peligro seguir por el camino de crear, con la renta petrolera, economía capitalista, porque estamos creando conciencia capitalista que inexorablemente engullirá a la esperanza Socialista. Es un desatino que la voluntad Socialista forme a sus propios verdugos. Es necesario rectificar.
¡Chávez es Socialismo!
¡Socialismo es conciencia Socialista!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!

26.6.07

!Todo capitalismo es antisocialista!

La Revolución Bolivariana prende en el corazón del Pueblo por ser esperanza clara de redención.
Si nos ubicamos en los desérticos años de principios de los noventa, recordaremos las condiciones de agotamiento político y social producido por medio siglo de mentiras, extravíos y decepciones. Venezuela en aquellos años, llevada por el capitalismo, se dirigía inexorablemente hacia el abismo.
La Revolución Bolivariana, que tiene como vocación la redención del Pueblo, tenía que ser antiimperialista, anticapitalista, y por lo tanto Socialista. Esto lo comprendió muy bien el comandante y ha señalado el camino correcto. En este camino hemos avanzado, hoy decimos que somos una Revolución Socialista, y allí en ese terreno se plantea la batalla: avanzar hacia el Socialismo, o retroceder al capitalismo en cualquiera de sus formas y cualquiera de sus nombres, pero siempre para condenarnos a vivir la devastación moral y material que asomaba en los noventas.
Hoy enfrentamos la amenaza del retorno al capitalismo, que se nos presenta con varios artificios, pero todos conducen a miseria espiritual y material para la sociedad. Y aquí no hay ambages ¡todo capitalismo es nefasto, todo capitalismo es antisocialista! Veamos.
Los restauradores basan sus propuestas edulcoradas en dos falsos fundamentos teóricos:
Primer fundamento: postulan que en Venezuela, dadas sus características de país rentista, para construir socialismo es suficiente que las empresas básicas sean de propiedad social y el resto de la economía puede ser de propiedad antisocial, es decir, capitalista. Olvidan que el problema del rumbo de la sociedad no es un asunto económico, sino que lo importante es la conciencia que genera la economía. Y en este país la conciencia se genera en la economía fuera de las industrias básicas. Si esa economía es capitalista necesariamente forjará conciencia capitalista, enemiga del Socialismo.
Segundo fundamento: una gran confusión en los conceptos de propiedad. Ellos confunden, adrede, propiedad antisocial (privada, colectiva, comunitaria, etc.) con propiedad social, base económica y soporte de Conciencia Socialista, y de esta manera golpean nuevamente el fundamento del Socialismo, la conciencia social. Expliquemos.
El capitalismo tiene como principal característica la fragmentación de la sociedad en millones de egoísmos lanzados a las ebulliciones de la competencia del mercado. En contraste, el Socialismo es la recomposición de la sociedad, que no es otra cosa que la sanación del hombre, sólo posible si recupera su condición de ser social, su conciencia social.
Entonces, y esto es una ley universal del Socialismo, todas las acciones de una Revolución Socialista, cualquiera sea la forma como haya arribado al poder, deben apuntalar la formación de la conciencia social. De esta manera una acción será Socialista si eleva la conciencia del deber social.
Socialismo es igual a Conciencia Social, el Socialismo se medirá en última instancia por los niveles de conciencia social que haya alcanzado.
Con sus propuestas la oligarquía y la neooligarquía nos golpean donde más daño nos hace, en la formación de la conciencia social.
¡Sin conciencia del deber social no hay Socialismo!
¡Chávez es socialismo!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!

25.6.07

CARACAS Y MAGALLANES

¿En qué se diferencian dos equipos de béisbol? Digamos que las diferencias son de grados, no son diferencias de fondo, se diferencian en la superficie pero se igualan en la estructura, uno no refuta al otro, forman parte del mismo esquema, están en el mismo juego, son iguales.
Esta reflexión nos vino a la mente cuando intentábamos buscar las diferencias entre bolivarianos y la oposición capitalista. El punto es muy importante, de la profundidad de las diferencias que tengamos depende la marcha de esta Revolución. Veamos.
Si decimos que no tenemos diferencias, que somos como Caracas y Magallanes, diferentes pero iguales, rivales pero unidos por la pelota y, por supuesto, todos jugando el mismo juego, entonces la Revolución es una “cuestión de estilo”, de “puntos de vista diferentes”, de “matices”, pero nada de fondo.
Así podríamos coincidir, ponernos de acuerdo en un término medio, ni chicha ni limonada, ni Socialismo maximalista ni capitalismo salvaje, debemos buscar una especie de socialcapitalismo “aceptado por todos”.
El resultado de esta atenuación de las diferencias es la inexorable debilidad del camino revolucionario, si somos tan iguales ¿para qué luchar?
El resultado de ese debilitamiento de la Revolución es el triunfo de la restauración y el recrudecimiento de los problemas sociales que el capitalismo no puede resolver, al contrario los potencia.
Y aquí caben las palabras del Comandante, no habrá paz porque no habrá justicia.
En contraste, si reconocemos las profundas diferencias que tenemos con los oligarcas y los neoligarcas, estaremos dotándonos de razones sagradas por las cuales luchar. Veamos.
Los revolucionarios postulamos la integración de la sociedad, que el individuo recupere su conciencia de pertenencia a la sociedad, el convencimiento de que su suerte está ligada a la suerte de la sociedad, y la sociedad se ocupa de la suerte de cada uno de sus miembros.
Ellos postulan que la suerte del individuo no depende de la suerte de la sociedad, sino de su esfuerzo egoísta, que cada individuo debe procurarse su propio bienestar sin importarle la suerte de la sociedad.
Los revolucionarios postulamos que el centro de nuestra actividad es el hombre en sociedad. Ellos postulan que el centro es el lucro del hombre individual.
Los revolucionarios postulamos que la medida de todo es el bienestar social, si beneficia a la sociedad, entonces beneficia a sus miembros y es ético. Ellos postulan que la medida de todas las cosas es el lucro, si da lucro es ético, aun perjudicando a la sociedad.
Nosotros postulamos la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción, administrada por un Estado que vele por la integración de la sociedad y el individuo. Ellos postulan la hegemonía de la propiedad antisocial de los medios de producción, con un Estado débil que únicamente se ocupe de la vigilancia de sus intereses.
No creamos en pajaritos, no somos Caracas y Magallanes, los capitalistas siempre verán a los Socialistas como enemigos a muerte, y con su fascismo nos seguirán atacando.
¡Ellos son capitalistas, nosotros somos socialistas!
¡Chávez es Socialismo!
¡Socialismo no es capitalismo!
¡Orden del Libertador para Los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!