El Socialismo es por sobre todo un sentimiento: el sentimiento de pertenencia a la sociedad, el sentirnos parte e hijos de la sociedad, querer que nuestro trabajo y nuestro anhelo tenga como único objetivo el bienestar de esa sociedad, que nuestra suerte esté ligada a la suerte de ella, y saber que ella, con sentimiento maternal, cuidará, no abandonará a sus hijos.
La lucha por el Socialismo es en definitiva la lucha de ese sentimiento socialista integrador de la sociedad, en lucha feroz contra el sentimiento capitalista, egoísta, individualista que la fragmenta.
El sentimiento de pertenencia a la sociedad es genético en el humano, sin embargo en el capitalismo está aplastado, he allí una de las causas de la peste que este sistema produce. El humano del capitalismo es un ser disociado, huérfano, en búsqueda incesante de sus semejantes, un ser perdido en un salón de espejos que sólo reflejan al capital.
Únicamente el Socialismo puede liberarlo de ese laberinto, de la alienación en que vive, y restituir su imagen de humano reflejada en otros humanos, todos integrados en sociedad.
Por ser el Socialismo un empeño social, las medidas socialistas, el camino socialista, debe tener carácter social, debe atañer a toda la sociedad. Explicamos.
Estudiemos un ejemplo que está al día: al formar fábricas de propiedad social, estamos dando un gran paso hacia la economía socialista, dejamos atrás los cantos de sirena de la cogestión, empresas de producción social, y otras variantes de propiedad capitalista.
Desde esas fábricas de propiedad social debemos irradiar sobre el resto de la sociedad la espiritualidad socialista, el destello anunciador de la reconstrucción de la sociedad, del sentimiento amoroso, de que el rencuentro del individuo con la sociedad tiene asidero real.
El extraordinario paso que significa la formación de empresas de propiedad social, debe ser el inicio de una marcha hacia zonas espirituales y materiales socialistas: Estas fábricas deben unirse, constituir una zona socialista nacional en la que se pueda hacer planificación de la producción y el consumo. No olvidemos que la planificación económica es la vía para que el humano controle su realidad. Con la planificación la economía deja de ser un azar y se convierte en una certeza.
Una de las características más importante de esas fábricas de propiedad social, es que deben ser Fábricas-Escuelas de trabajo voluntario, los empleados públicos, los estudiantes, los concejos comunales deben tener allí lugar para el trabajo voluntario. Porque es el trabajo voluntario la puerta de entrada hacia la espiritualidad socialista, es el terreno de formación del hombre nuevo.
El ejemplo que emane de esas fábricas debe convertirse en paradigma nacional, en soporte de la prédica del Motor Moral y Luces, en centro del debate sobre la construcción del Socialismo.
Esas fábricas serán un gran avance de la Revolución Bolivariana y deben ser aprovechadas en todo su potencial.
¡Chávez es Socialismo auténtico!
¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!
¡La propiedad social, escuela de Socialismo!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!