Se comete un error en el análisis político del continente cuando se mide el avance revolucionario de los pueblos, por el avance numérico de candidatos con un discurso más o menos izquierdista. El indicador es superficial e induce a equívocos. Veamos.
Las elecciones en el mundo capitalista han sido desprovistas de todo contenido político y convertidas en ejercicio de mercadotecnia. En Estados Unidos la mercadotecnia política es una profesión, hay compañías especializadas en diseñar las campañas de los candidatos presidenciales, como si de un producto comercial se tratara, es decir, se encargan de manipular la voluntad del electorado. La esencia de este tipo de torneo es ofrecer dos contendientes que se presentan como adversarios, cuando en esencia tienen la misma condición: no cuestionan el sistema, no harán cambios profundos. En este tipo de elecciones está permitido que algún candidato prometa remedos de Revolución, entendiendo de antemano que promesa electoral no es de obligatorio cumplimiento.
En el norte este sistema manipulador funciona casi a la perfección, en los países del Sur funciona bastante bien, sin embargo, y dada las inmensas tensiones sociales, a veces esta forma de dominación, de manipulación de lo popular, les falla. De allí la elección del Comandante Chávez, o la elección de Evo. Pero no todo lo parecido es igual, no todo lo que parece Chávez es Chávez. Siendo así, es necesario estudiar las elecciones del continente con más detenimiento, y no caer en la trampa que las oligarquías usan para engañar a sus pueblos, es decir, no ilusionarse con izquierdistas de pacotilla.
Debemos educarnos políticamente, no nos ayudan ilusiones tontas de que vamos avanzando. La geopolítica nos exige que tengamos una comprensión más acabada de la situación en los países del continente, no es suficiente que un candidato esté en la “oposición” para gritar a los cuatro vientos que el continente se mueve hacía el Socialismo. Estas ficciones, que por lo demás no son duraderas, no ayudan a salir de la superstición política.
Así pasó con la Bachellet, llegamos a presentarla como un avance del Socialismo y lo primero que hizo fue ponerse a disposición de los planes de Bush. Lo mismo pasó con Lula, este último es un amigo, lo creemos, pero tiene que bailar la samba que le toquen los grandes empresarios de su país y, por supuesto, el imperio capitalista mundial. Recordemos al bochornoso Lucio, ¿se acuerdan? Aquel presidente que en la misma toma de posesión saltó la talanquera.
Un correcto análisis de las elecciones continentales nos hará más concientes de nuestra Revolución, de las responsabilidades que enfrentamos al intentar romper el cerco capitalista, y nos evitará los errores propios de las ilusiones vacías.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
Las elecciones en el mundo capitalista han sido desprovistas de todo contenido político y convertidas en ejercicio de mercadotecnia. En Estados Unidos la mercadotecnia política es una profesión, hay compañías especializadas en diseñar las campañas de los candidatos presidenciales, como si de un producto comercial se tratara, es decir, se encargan de manipular la voluntad del electorado. La esencia de este tipo de torneo es ofrecer dos contendientes que se presentan como adversarios, cuando en esencia tienen la misma condición: no cuestionan el sistema, no harán cambios profundos. En este tipo de elecciones está permitido que algún candidato prometa remedos de Revolución, entendiendo de antemano que promesa electoral no es de obligatorio cumplimiento.
En el norte este sistema manipulador funciona casi a la perfección, en los países del Sur funciona bastante bien, sin embargo, y dada las inmensas tensiones sociales, a veces esta forma de dominación, de manipulación de lo popular, les falla. De allí la elección del Comandante Chávez, o la elección de Evo. Pero no todo lo parecido es igual, no todo lo que parece Chávez es Chávez. Siendo así, es necesario estudiar las elecciones del continente con más detenimiento, y no caer en la trampa que las oligarquías usan para engañar a sus pueblos, es decir, no ilusionarse con izquierdistas de pacotilla.
Debemos educarnos políticamente, no nos ayudan ilusiones tontas de que vamos avanzando. La geopolítica nos exige que tengamos una comprensión más acabada de la situación en los países del continente, no es suficiente que un candidato esté en la “oposición” para gritar a los cuatro vientos que el continente se mueve hacía el Socialismo. Estas ficciones, que por lo demás no son duraderas, no ayudan a salir de la superstición política.
Así pasó con la Bachellet, llegamos a presentarla como un avance del Socialismo y lo primero que hizo fue ponerse a disposición de los planes de Bush. Lo mismo pasó con Lula, este último es un amigo, lo creemos, pero tiene que bailar la samba que le toquen los grandes empresarios de su país y, por supuesto, el imperio capitalista mundial. Recordemos al bochornoso Lucio, ¿se acuerdan? Aquel presidente que en la misma toma de posesión saltó la talanquera.
Un correcto análisis de las elecciones continentales nos hará más concientes de nuestra Revolución, de las responsabilidades que enfrentamos al intentar romper el cerco capitalista, y nos evitará los errores propios de las ilusiones vacías.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es Socialismo!
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