17.4.10

PROBLEMAS Y SOLUCIONES

Las revoluciones en sociedades inmaduras, confrontan innumerables problemas, quizá su mayor reto es la creación de conciencia en condiciones de existencia adversas.
Los clásicos previeron la Revolución en sociedades de alto desarrollo capitalista, donde se suponían las condiciones materiales y espirituales para dar el salto. Pero la historia, como dijo un filósofo, comenzó a desenrollar su madeja por la punta contraria.
Es así que la Revolución se ha dado en países de poco desarrollo del capitalismo. Esa realidad implica la necesidad de crear las condiciones de existencia que soporten la espiritualidad revolucionaria.
Los reformistas frente al reto reculan, y proponen que sea el capitalismo el que cree las condiciones para el Socialismo. Con esa justificación y por diversas vías lo impulsan.
La experiencia revolucionaria mundial, nos dice que es la Revolución la que debe crear sus propias condiciones. En ese empeño se forman la economía socialista y, simultáneamente, el hombre socialista. Ya se han descubierto los instrumentos para avanzar, establecer las relaciones humanas socialistas, siendo la Revolución la que dirija el proceso.
El principal de estos instrumentos es el Trabajo Colectivo Voluntario, y de él se desprende el Partido. No es pensable una Revolución, un revolucionario sin Trabajo Colectivo Voluntario. Así como no es pensable una Revolución sin un Partido Revolucionario.
El Trabajo Colectivo Voluntario resume las condiciones de existencia necesarias para soportar la Conciencia del Deber Social. Es decir, reproduce la esencia del Socialismo, es reflejo de la voluntad socialista, y al mismo tiempo es su construcción.
Esta Revolución que entra en etapas de definición necesita encarar el trabajo voluntario como una acción principal. Es necesario que se haga una costumbre y una necesidad existencial. La calidad de una Revolución, de una organización revolucionaria, será en gran medida la calidad de su trabajo voluntario.
Son la Clase Obrera y la esfera dirigente de la Revolución los principales llamados a impulsar el trabajo voluntario.
La Clase Obrera tiene allí un instrumento para encontrarse con su ideología, para entenderse como clase llamada a liberar a toda la sociedad del trabajo enajenado, única manera de liberarse ella misma de la esclavitud capitalista.
El Trabajo voluntario, el que se hace en bien de la sociedad sin pedir nada a cambio, sólo la satisfacción del deber cumplido, le devolverá a la Clase Obrera y a toda la sociedad su dimensión social. El hombre del trabajo voluntario dejará de ser un náufrago, para encontrarse con sus semejantes en la alegría de trabajar y entrelazarse con el fruto de su trabajo, reconocerse en él.
En esa comunión en el trabajo, o mejor, sólo en esa comunión en el trabajo el hombre recuperará su condición social, la entenderá.
La dirección de la Revolución, paradigma para toda la sociedad, debe ser impulsora del trabajo voluntario. Allí, compartiendo, construyendo en comunidad, seguro mejorará su comprensión del proceso.
No es fortuito que el Che, haciendo Trabajo Colectivo Voluntario, o Fidel cortando caña, sean emblemas de la única Revolución Socialista que permanece.
¡Chávez es Socialismo!

16.4.10

EL PLAN DEL ENEMIGO

A medida que la Revolución avanza, el plan enemigo va apareciendo con nitidez. Todos lo desarrollan de idéntica manera, desde los oligarcas europeos, los funcionarios de la casa blanca y el pentágono, hasta el último partido en saltar la talanquera. Veamos.
El plan tiene dos componentes. El primero, bombardear las bases económicas del Socialismo, crear confusión, desprestigiarlo. Y el segundo, el deterioro de la conexión Chávez-Pueblo.
En lo económico, unos hablan de un tal “socialismo productivo”, postulan que hay que crear riqueza para poder distribuir, y que los capitalistas son los que saben producir. En ese camino coinciden desde primero justicia hasta el ppt, pasando por los llamados “empresarios socialistas”. El “socialismo productivo” es una manera avergonzada de situarse al lado del capitalismo.
La Productividad Socialista es opuesta a la productividad capitalista. En el Socialismo se produce para satisfacer necesidades de la sociedad. En el capitalismo se produce para que los capitalistas se apropien del trabajo ajeno y acumulen riquezas. Es una barbaridad pretender edificar Socialismo sobre el sudor y la sangre de la masa esclava del capitalismo.
Entonces, la productividad no es un valor en sí mismo, la riqueza producida por el capitalista no se podrá repartir equitativamente porque no pertenece a la sociedad, pertenece al capitalista que la usa para su beneficio.
Otros, más directos, proclaman la incapacidad del gobierno. Todos los días sale un vocero gringo pronosticando la quiebra de la economía, los periódicos y la televisión enemiga son invocación a la desgracia.
Otros, más prácticos, construyen desabastecimientos y todo tipo de saboteos.
La conexión Comandante-Pueblo es quizá el objetivo más importante, saben que ese es el soporte principal de la Revolución. De Chávez se ha dicho de todo, y el Amor sigue allí, imperturbable.
Ahora desde el ppt, nueva adquisición oligarca, siguen el lineamiento de los tanques pensantes gringos y españoles: construyen la tesis de que la “lealtad es aberrante”, que están “contra el mesianismo”. Arremeten contra el liderazgo de Chávez, ese es el requisito para ganar la certificación del imperio.
El plan del enemigo está claro, en él invierten todos sus recursos. Estamos en la fase de debilitamiento del gobierno, debe llegar hasta septiembre. Después pasarán a la fase de desenlace, entonces entrarán en escena las bases gringas, las logias militares intentarán crueldad.
Los revolucionarios debemos tener fe en la capacidad del Socialismo de resolver los problemas materiales del hombre, prepararnos afinando la Economía Socialista , su productividad, su eficacia, desechar las ilusiones de capitalistas ayudando a construir socialismo, y simultáneamente impulsar el rescate del sentido de pertenencia a la sociedad, la Conciencia del Deber Social, el sentido del momento histórico, instalar en la población humilde una nueva ética, dotarla de razones sagradas por las cuales luchar, demostrar que sólo el Socialismo rescata la dignidad del humano.
Y, sobre todo, fortaleciendo el liderazgo de Chávez, combatiendo ataques disfrazados y directos que pretenden romper la conexión Chávez – Pueblo.
¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!

15.4.10

SE BUSCAN PARA RASCARSE

Los capitalistas cuando sus intereses están en juego son capaces de cualquier barrabasada, de ir al infierno si eso se traduce en ganancia. Es así, capitalista sólo mira con los ojos de la ambición, lo demás no importa nada.
De allí que convocar a los capitalistas para construir Socialismo es una candidez, se comprenden que nunca atropellarán sus intereses. Ninguna clase social se suicida.
Ahora bien, si además de convocar a los capitalistas, los estimulamos, financiamos su nacimiento y crecimiento, entonces es el colmo de la candidez, es un suicidio en primavera. Inaudito pero no inédito, ese es el comportamiento histórico de la pequeña burguesía: siempre propone entregar los procesos a la burguesía. Así lo hizo el 23 de Enero: caído Pérez Jiménez, se alió con la burguesía y pujó por entrar al pacto de punto fijo.
La Revolución Bolivariana avanza con su propio guión, hemos dado saltos importantes en el discurso político, en las discusiones teóricas. Aquí se habla, se polemiza de asuntos impensables años atrás.
El Socialismo es palabra común, el antiimperialismo es sentimiento generalizado, y el capitalismo se vale de sus mejores trucos para permanecer.
Ahora las contradicciones y tensiones que se manifestaban sólo en lo político buscan su raíz y empieza a aparecer lo económico. Se evidencia cada vez más a la economía capitalista como obstáculo para el avance del Socialismo, y se asoma su conexión con la política.
Un buen ejemplo es la expropiación, la socialización de los galpones de la Polar en el Estado Lara. El hecho económico se trocó inmediatamente en político: saltó el gobernador, un partido aliado se soltó el moño y anda sumando traiciones, la oposición oligarca pegó el grito al cielo defendiendo sus intereses.
Los líderes sindicales (que vergüenza) se ponen de lado de la rancia oligarquía, se evidencia falta de conciencia y exceso de mafia. La alcaldesa de Barquisimeto se coloca al lado de la Revolución , pero da cinco años de plazo para aplicar la medida, vacila. El partido, unánime, apoya la acción, se restea. Los campos se delimitaron nítidamente.
Fue suficiente el intento de socializar esos piches galpones para que Alberto Cudemus, empresario emblemático de los que dicen estar con el proceso Socialista, se definiera por el capitalismo. Declara:
“Eso debe citarse y es muy importante recalcarlo, no respaldo ningún tipo de actividad que conlleve la expropiación de empresas productivas. Debemos ser sinceros con el Señor Presidente y con los que dirigen el país: actividades productivas no deben expropiarse porque no sólo se detiene la producción, sino que se genera una situación de desconfianza que no es recomendable para la inversión, y se pone en riesgo el empleo.
…hay empresas que creo que han hecho un trabajo espectacular en el país en el sentido de la producción, entre ellas Polar, es una empresa seria y yo creo que debe sentarse con el Gobierno y encontrar algunos acuerdos.”
Desechemos ilusiones, a la hora de las definiciones los capitalistas se buscan para rascarse. Traicionarán.
¡Chávez es Socialismo!

14.4.10

NUESTRA MENTE CAPITALISTA

El camino hacia el Socialismo es ante todo una liberación de la mente, del alma. El hombre que estaba prisionero en las necesidades del capitalismo, en la imposibilidad de alcanzar su plenitud, debe romper las cadenas y entrar en el mundo de la libertad, en el rescate de su humanidad, dejar de ser una mercancía.
Es difícil, la liberación es dolorosa como un parto, es una aventura, es volar sobre acantilados sin redes de seguridad, da vértigo. Es una proeza romper la seguridad de la costumbre cuando todo está previsto, cuando se conoce el camino iluminado con mortecinas luces del pasado.
La tentación de cambiar para que nada cambie, de no ir al fondo, a la raíz, y la tranquilidad de pensar que los cambios en la superficie son suficientes, es una compulsión que marca muchas propuestas en épocas de Revolución.
Las revoluciones, como una ley, llevan en su seno la mayor defensa del sistema que pretenden superar. Una Revolución es en gran medida una lucha feroz contra sí misma.
Siempre es así, a Bolívar quisieron coronarlo monarca, sin embargo no abolieron la esclavitud sino años después de su asesinato. Les era más fácil regresar al pasado que ir con decisión al futuro.
Cuando cae Pérez Jiménez, bien lo dice Fabricio: "El 23 de Enero de 1958, lo confieso a manera autocrítica y creadora, nada ocurrió en Venezuela, a no ser el simple cambio de unos hombres por otros, el 23 de Enero, hubo sólo eso: un cambio de nombres.”
Es conocido el hecho que después de sesenta años de socialismo soviético, aparecieron súbditos de los zares que los reverenciaban, exhibieron sus cuadros que escondían en los subterráneos. El pasado volvía con aliento asombroso: Kérensky regresaba para vencer a Lenin y a Trotsky, la democracia burguesa se imponía al Socialismo.
La Revolución Cubana enfrentó, y aún después de más de medio siglo, enfrenta una feroz lucha interna. Fidel lo alerta con claridad: a la Revolución la pueden destruir desde adentro.
Aquí en Venezuela, en la Revolución Bolivariana ocurre una fortísima lucha interna que se manifiesta en todos los rincones del proceso. La disputa aflora en la teoría y en la práctica.
Los restauradores tratan de morigerar los cambios, de no ir a las profundidades donde las acciones son definitivas. Proponen miles de fórmulas donde el capitalismo no es superado, al contrario, pretenden incorporarlo a la construcción socialista. Algunos importantes hasta plantean el absurdo de ¡formar empresas capitalistas promotoras del Socialismo!
La propuesta tiene el mismo origen psíquico de los cuadros escondidos de los Zares, de la resistencia a la abolición de la esclavitud, es atadura al pasado.
El Socialismo sólo es posible con Socialismo. Es necesario “descapitalizar” la mente de los revolucionarios. ¡No hay atajos hacia el Socialismo! El camino es uno sólo: acabar con la hegemonía nosocial de los medios de producción, rescatar la conciencia de sociedad, superar al capitalismo.
¡Chávez es Socialismo!
¡Sólo los Socialistas construyen al Socialismo!

13.4.10

LA FUERZA DEL ESPÍRITU

¿Cuál es la fuerza que mueve a los pueblos? La discusión es vieja y parece infinita. Unos postulan a lo material como el motor de la historia. Otros responden que es el espíritu el móvil de todos los móviles.
Nosotros pensamos que la fuerza que mueve a los pueblos depende del objetivo de la acción, de su calidad. Explicamos:
Si se trata de un reacomodo dentro del capitalismo, sin duda la fuerza será material. Si por el contrario se trata de una Revolución, de la superación del capitalismo, la fuerza tiene que ser el espíritu. Sólo el espíritu es capaz de conducir a los pueblos a las grandes hazañas.
Bolívar, cuando se refiere al Ejército Libertador, nos dice: “Se cubría con sus armas, porque no tenía uniformes; pereciendo de miseria, se alimentaba de los despojos del enemigo, y sin ambición no respiraba más que el amor a la patria”.
El espíritu, el amor a la patria era el volcán que habitaba el alma de esa tropa, el fuego sagrado que movía al Ejército Libertador de un Continente. No existe fuerza material capaz de impulsar esa hazaña. Las grandes obras de la humanidad no están permitidas a los mercenarios.
Ese espíritu encendió la llamarada que gritó en Alegría de Pío: “¡Aquí no se rinde nadie!”, cuando los rebeldes comandados por Fidel fueron sometidos a un bombardeo brutal que amenazaba extinción.
Es el mismo sentimiento altruista que llevó a Fabricio, a Argimiro, al Pica, a Saturno y a tantos jóvenes anónimos, a las montañas para constituirse en reserva moral de la patria.
Es el mismo amor de las jornadas de Abril, cuando el pueblo humilde, entre sollozos, proclamaba: “Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”.
Hoy en la Revolución Bolivariana se enfrenta el gran reto de construir el Socialismo, se discute cuál debe ser la palanca principal de la faena. La tentación de usar las armas melladas del capitalismo es inmensa.
Tenemos mucho tiempo sumergidos en la lógica capitalista, el estímulo material nos tienta. La política de la cuarta de repartir migajas y promesas en época de elecciones, ilusiona eficacia. Son métodos propios del capitalismo.
Es así que se asocia el resultado electoral con la bonanza. Si el Gobierno Revolucionario tiene problemas materiales, la oposición se alegra, piensan que el pueblo nos dará la espalda. ¡Qué poco conocen al pueblo heredero de los Libertadores!
Nosotros debemos afincar nuestra política en el espíritu, convocar al pueblo para lo grande, para la hazaña histórica. El apoyo a la Revolución y al Comandante debe nacer del corazón, y no del bolsillo.
Es necesario explicar la trascendencia de la batalla que libramos, situarla en el paisaje mundial, relacionarla con el destino de la humanidad, con el futuro de La ALBA, con la suerte de los humildes.
Simultáneamente debemos solucionar los problemas materiales, dar prueba de eficacia revolucionaria. Pero siempre atrevernos a convocar al pueblo para lo grande, para el Amor. El espíritu es la fuerza de la Revolución.
¡Chávez es Socialismo!

12.4.10

ABRIL ES UNA LÁGRIMA

Los acontecimientos históricos pueden estudiarse desde diferentes ángulos, todos válidos, pero siempre parciales, unilaterales. Asimismo, cada suceso tiene un punto de vista que lo marca, que lo define, que lo distingue. En consecuencia, podemos decir que la elección de Chávez en 1998 fue un acto principalmente político, las Misiones son actos esencialmente sociales, la recuperación de los campos petroleros por PDVSA, es un acto marcado por lo económico, y que al 12 de Abril lo caracteriza un sentimiento.
Fue un honor histórico participar en aquellas jornadas. Pocas veces un pueblo nos muestra su lado humano con la luz de aquel abril: todos hermanados, todos unidos, fundidos en el sentimiento altruista de no dejarse arrebatar la esperanza. El llanto, era el llanto de la dignidad, las lágrimas mostraban la voluntad de un pueblo por recuperar su historia, salir del letargo puntofijista, y mostrarse hijos de Bolívar, Fabricio Ojeda, y del Che.
El 12 de abril lo recordará la historia como el inició de la Revolución Socialista en Venezuela. El espíritu de la Comuna de París envolvió el país, la brisa de la Sierra Maestra, y la grandeza del Palacio de Invierno, pero sobre todo la fuerza cívico militar del Ejército de Bolívar renacieron en las calles de esta patria. Esos días construimos dos pilares de la Revolución: el sentimiento y el líder. Supimos de la fuerza creadora de un pueblo en la calle.
Regresó el Comandante, y nosotros nos sumergimos en la fiesta.
Después, entendimos que la alegría no es triunfo, para construir el sueño necesario es sacar a los mercaderes del templo. La lucha no había terminado, la tarea apenas comenzaba. El objetivo es el sistema que origina miseria.
Nos dijo Chávez: Cristo es Socialista, Judas es capitalista. He allí la estrategia, hacernos cada vez más Cristo y menos Judas. Construir una economía de todos y no una donde los propietarios sean Iscariotes que ponen la ganancia por encima de la vida.
Bolívar sentenció: “por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza”. Y recordamos a Martí: “más pueden trincheras de ideas que trincheras de piedra”. Comprendimos que salir a la calle no es suficiente, hay que salir para defender y también para construir. Y entendimos que para edificar un mundo mejor, son imprescindibles la organización y la conciencia. Ahora nos preparamos, organizados y con conciencia, para futuros combates. En la próxima batalla iremos a construir nuevos pilares revolucionarios, y no la abandonaremos hasta ver los rayos del sol bolivariano.
¡Chávez es Patria!
¡Patria es Socialismo!

11.4.10

LA REVOLUCIÓN SIEMPRE ES MENINA

Uno de los principales peligros de la Revolución y de los revolucionarios es envejecer. Las costumbres, las rutinas que acompañan a la vejez, son cicuta para los procesos de cambio. Y no hablamos de lo físico, de lo biológico, se trata del espíritu. Veamos.
El espíritu revolucionario, las revoluciones, padecen enfermedades que les son propias: el aposentamiento, la pérdida de la capacidad de asombro, el conformismo, la costumbre, el miedo al cambio, la flacidez, el burocratismo.
Cuando una Revolución envejece, inevitablemente se muere, por eso debe estar en constante viaje a la fuente de la juventud. Y esa fuente no es otra que el atreverse a convocar al pueblo para la irreverencia, el salto sin red, la hazaña histórica.
La Revolución, su juventud eterna, no se alimenta del frío cálculo egoísta, se nutre de la misma audacia que tiene una flor que se abre en invierno, o el ave que anida en un desfiladero, o del poeta que escribe su primer poema sobre el muslo de su amada.
Son esos momentos de éxtasis revolucionario los que confieren juventud a las revoluciones. El 11 de abril fue uno de ellos. El pueblo humilde, el preterido, se elevó sobre sus miserias, bajó al fondo de su alma y allí encontró el mismo espíritu que alimentó a Bolívar, cuando en la soledad de la noche guayanesa planificó la hazaña del Paso de Los Andes, y sumergió en ese vértigo que terminaría en Boyacá, en Junín, a aquella tropa tocada por los dioses.
Esos días de abril abrimos la puertas de la historia, y gritamos que estamos preparados, que tenemos textura para la hazaña de construir el Socialismo, que con nosotros pueden contar los humanos del futuro, que el planeta tiene esperanzas, que nos negamos a ser una especie suicida.
Esos días volvió a las calles de Venezuela el Batallón Bravos de Apure, el Negro Primero se multiplicó por miles, Páez, el de las Queseras y Carabobo, abandonó a la oligarquía y se fundió con su pueblo en la lucha por la esperanza y la dignidad. El Libertador surgió de San Pedro Alejandrino para dirigir de nuevo a sus tropas hacia la victoria, para terminar la obra inconclusa.
Hoy, cuando celebramos aniversario de aquella aurora, recordamos la gesta más importante de este pueblo en un siglo, es momento propicio para cuidar con cariño el espíritu juvenil de la Revolución. Para luchar con denuedo contra los síntomas de vejez que aparecen en el alma del empeño.
No podemos conformarnos con lo mínimo, no es suficiente. No podemos dejar de intentar ir a las estrellas. No podemos tener miedo de convocar al pueblo para la hermosa aventura de fundar mundos, de ir hasta el fondo de nosotros mismos y buscar al humano que enterró allí la rutina, el pasmo de la corcova.
La Revolución tiene sentido, vale la pena, sólo si devuelve al humano, antes que lo material, la alegría, la gloria, el orgullo inmenso de sentirse miembro, militante de una causa noble, justa, sagrada, la causa de ser humano, de preservar a la humanidad.
¡Chávez es Abril!