Marciano en su “Piedra de Tranca” trae a escena un asunto fundamental para la Revolución. Abre una discusión que hace falta, siempre los argumentos, los temas de altura, benefician los procesos. Escribe Marciano:
“TODO PROCESO POLÍTICO y social que se respete, tiene que estar pendiente no sólo de lo que sucede afuera, en el país, sino también -y esto es sumamente importante- de lo que sucede dentro de sí. Aquellos que lideran tienen que estar pendientes de lo que ocurre en las entrañas, en el estómago, en los riñones, en el hígado, en las tripas. No es la primera vez que un movimiento popular y revolucionario en el poder fracasa, se desploma, por falta de control interno. Por desatender lo que sucede en su seno y estar obsesionado con lo que pasa afuera.”
"Las revoluciones pueden fracasar", estamos de acuerdo, ahora bien, la discrepancia viene cuando estudiamos las causas del fracaso.
Marciano atribuye el fracaso a la falta de control interno y obsesión con lo que pasa afuera, y carga a esta causa la derrota de los nicaragüenses, de la Unión Soviética, y justifica la permanencia de Cuba por su atención a los problemas internos. Nosotros pensamos que el argumento es parcial, sólo “geográfico”, priva del componente ideológico, y así confina la discusión a las orillas del problema. El extravío ideológico está siempre, inevitablemente, en el fondo de todo fracaso revolucionario. Podemos decir que toda Revolución derrotada lo fue previamente en la ideología. Veamos.
La Unión Soviética cae por una inmensa desviación ideológica que dio pie a toda suerte de perversiones en la ética y la moral. El fondo de esta desviación, lo dijo el Che, fue usar las herramientas melladas del capitalismo para intentar construir el Socialismo. Olvidaron que la formación económica tiene inmediato reflejo en la conciencia, en la espiritualidad, estimularon el egoísmo.
La Unión Soviética cae por exceso de capitalismo, y no por socialista. Y la causa apuntada por Marciano podemos considerarla superficial.
Marciano se refiere por último a Venezuela, alerta del peligro del fracaso, y señala síntomas que él atribuye a la obsesión de atender afuera y desatender adentro. Escribe Marciano:
NO ES CUENTO lo que quiere señalar este escribidor. Es realidad. Realidad diaria. Que está haciendo daño. Cito dos casos: 1º) Lo que sucede en los organismos policiales del Estado, en los cuales se están presentando situaciones inaceptables…
2º) OTRO CASO: Un restaurante de Sabana Grande, al cual le arrebatan el estacionamiento, fundamental para que pueda trabajar (…). ¿Qué burócrata ordenó la medida? (…) el proceso tiene que mirar hacia adentro, donde también está presente el enemigo, en la figura de los funcionarios ineptos, corruptos o, simplemente, jalabolas.-
La alerta es buena, pero el origen señalado es insuficiente. La raíz de estos males debemos buscarlos principalmente en una desviación reformista sustentada en la ideología pequeño-burguesa. Recordemos que Miguel Enríquez, el del MIR chileno, sentenció que el fracaso de Allende no fue el fracaso del Socialismo sino el del reformismo.
¡Con Chávez más resteaos que nunca!
“TODO PROCESO POLÍTICO y social que se respete, tiene que estar pendiente no sólo de lo que sucede afuera, en el país, sino también -y esto es sumamente importante- de lo que sucede dentro de sí. Aquellos que lideran tienen que estar pendientes de lo que ocurre en las entrañas, en el estómago, en los riñones, en el hígado, en las tripas. No es la primera vez que un movimiento popular y revolucionario en el poder fracasa, se desploma, por falta de control interno. Por desatender lo que sucede en su seno y estar obsesionado con lo que pasa afuera.”
"Las revoluciones pueden fracasar", estamos de acuerdo, ahora bien, la discrepancia viene cuando estudiamos las causas del fracaso.
Marciano atribuye el fracaso a la falta de control interno y obsesión con lo que pasa afuera, y carga a esta causa la derrota de los nicaragüenses, de la Unión Soviética, y justifica la permanencia de Cuba por su atención a los problemas internos. Nosotros pensamos que el argumento es parcial, sólo “geográfico”, priva del componente ideológico, y así confina la discusión a las orillas del problema. El extravío ideológico está siempre, inevitablemente, en el fondo de todo fracaso revolucionario. Podemos decir que toda Revolución derrotada lo fue previamente en la ideología. Veamos.
La Unión Soviética cae por una inmensa desviación ideológica que dio pie a toda suerte de perversiones en la ética y la moral. El fondo de esta desviación, lo dijo el Che, fue usar las herramientas melladas del capitalismo para intentar construir el Socialismo. Olvidaron que la formación económica tiene inmediato reflejo en la conciencia, en la espiritualidad, estimularon el egoísmo.
La Unión Soviética cae por exceso de capitalismo, y no por socialista. Y la causa apuntada por Marciano podemos considerarla superficial.
Marciano se refiere por último a Venezuela, alerta del peligro del fracaso, y señala síntomas que él atribuye a la obsesión de atender afuera y desatender adentro. Escribe Marciano:
NO ES CUENTO lo que quiere señalar este escribidor. Es realidad. Realidad diaria. Que está haciendo daño. Cito dos casos: 1º) Lo que sucede en los organismos policiales del Estado, en los cuales se están presentando situaciones inaceptables…
2º) OTRO CASO: Un restaurante de Sabana Grande, al cual le arrebatan el estacionamiento, fundamental para que pueda trabajar (…). ¿Qué burócrata ordenó la medida? (…) el proceso tiene que mirar hacia adentro, donde también está presente el enemigo, en la figura de los funcionarios ineptos, corruptos o, simplemente, jalabolas.-
La alerta es buena, pero el origen señalado es insuficiente. La raíz de estos males debemos buscarlos principalmente en una desviación reformista sustentada en la ideología pequeño-burguesa. Recordemos que Miguel Enríquez, el del MIR chileno, sentenció que el fracaso de Allende no fue el fracaso del Socialismo sino el del reformismo.
¡Con Chávez más resteaos que nunca!