La habilidad para determinar el enemigo principal es una virtud de los grandes líderes. Sólo acertando en escoger el enemigo principal, podemos diseñar una estrategia exitosa. Si erramos, si no tenemos tino en este menester, entonces estamos destinados a disipar fuerzas y nos acompañará la derrota. Es el estudio, la reflexión, la visión estratégica, y la vocación revolucionaria, lo que nos permite focalizar al enemigo principal.
El enemigo principal es aquel donde se originan las dificultades principales o, lo que es lo mismo, es aquel cuya derrota abre caminos expeditos para el avance de la Revolución.
El Comandante Chávez ha hecho una correcta determinación de nuestro enemigo principal cuando en el mitin del Jardín Botánico declaró el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana y, a partir de allí, ha explicado las razones de esa determinación. Veamos algunas.
Histórica, la confrontación que hoy ocurre tiene sus raíces en el inicio mismo de la nacionalidad, cuando Bolívar se enfrenta a la intención expansionista de los gringos, ellos con la doctrina Monroe, y los revolucionarios independentistas con el Congreso Anfictiónico de Panamá. Las luchas sociales en Latinoamérica siempre tienen como obstáculos tenebrosos, la acción de Estados Unidos: Sandino, Martí, Torrijos, Jacobo Arbens, Camaño, Allende, Haití, Santo Domingo, Grenada, Panamá, componen la larga lista de pueblos y de héroes enfrentados a las agresiones del imperio contra la soberanía y las luchas libertarias de los pueblos del continente. La historia nos autoriza a concluir que una Revolución si es verdadera, tarde o temprano, se enfrenta a la voracidad imperial.
Geopolítica, hoy en el mundo la disputa principal es por las fuentes de energía, el petróleo se acaba, ya lo dijo Chávez y los grandes países desarrollados se mueven desesperados en pos de fuentes de energía. Venezuela tiene grandes reservas de gas y petróleo, que la hacen un objetivo ineludible para el imperio. Se comprende, entonces, que estamos en el centro de la estrategia imperial.
De allí que es imprescindible una campaña de información y concietización del pueblo, revelando al imperio como el enemigo principal. La Revolución debe prepararse para enfrentar la impostergable arremetida del imperio. Cada acción de los revolucionarios debe llevar este signo. No es posible olvidar al enemigo principal. Todo enemigo subalterno debe ser engarzado con el enemigo principal. De allí que Súmate debe ser develada como una pieza de la agresión imperial, los candidatos que ella agrupa son soldaditos de plomo de esa agresión. Nadie debe engañarse pensando que las elecciones de diciembre son un torneo democrático, lo que alrededor de ellas se construye son las condiciones para una embestida, que puede ocurrir antes o después de diciembre. El imperio se mueve en el Oriente Medio, y necesariamente moverá sus infamias por aquí. Terminamos parafraseando al Che: “Al imperio y a sus lacayos no hay que creerle ni tantico así… nada”.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Chávez es Socialismo!
El enemigo principal es aquel donde se originan las dificultades principales o, lo que es lo mismo, es aquel cuya derrota abre caminos expeditos para el avance de la Revolución.
El Comandante Chávez ha hecho una correcta determinación de nuestro enemigo principal cuando en el mitin del Jardín Botánico declaró el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana y, a partir de allí, ha explicado las razones de esa determinación. Veamos algunas.
Histórica, la confrontación que hoy ocurre tiene sus raíces en el inicio mismo de la nacionalidad, cuando Bolívar se enfrenta a la intención expansionista de los gringos, ellos con la doctrina Monroe, y los revolucionarios independentistas con el Congreso Anfictiónico de Panamá. Las luchas sociales en Latinoamérica siempre tienen como obstáculos tenebrosos, la acción de Estados Unidos: Sandino, Martí, Torrijos, Jacobo Arbens, Camaño, Allende, Haití, Santo Domingo, Grenada, Panamá, componen la larga lista de pueblos y de héroes enfrentados a las agresiones del imperio contra la soberanía y las luchas libertarias de los pueblos del continente. La historia nos autoriza a concluir que una Revolución si es verdadera, tarde o temprano, se enfrenta a la voracidad imperial.
Geopolítica, hoy en el mundo la disputa principal es por las fuentes de energía, el petróleo se acaba, ya lo dijo Chávez y los grandes países desarrollados se mueven desesperados en pos de fuentes de energía. Venezuela tiene grandes reservas de gas y petróleo, que la hacen un objetivo ineludible para el imperio. Se comprende, entonces, que estamos en el centro de la estrategia imperial.
De allí que es imprescindible una campaña de información y concietización del pueblo, revelando al imperio como el enemigo principal. La Revolución debe prepararse para enfrentar la impostergable arremetida del imperio. Cada acción de los revolucionarios debe llevar este signo. No es posible olvidar al enemigo principal. Todo enemigo subalterno debe ser engarzado con el enemigo principal. De allí que Súmate debe ser develada como una pieza de la agresión imperial, los candidatos que ella agrupa son soldaditos de plomo de esa agresión. Nadie debe engañarse pensando que las elecciones de diciembre son un torneo democrático, lo que alrededor de ellas se construye son las condiciones para una embestida, que puede ocurrir antes o después de diciembre. El imperio se mueve en el Oriente Medio, y necesariamente moverá sus infamias por aquí. Terminamos parafraseando al Che: “Al imperio y a sus lacayos no hay que creerle ni tantico así… nada”.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Chávez es Socialismo!
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