18.8.06

NUNCA ANTES

Nunca antes unas elecciones fueron tan importantes para el futuro del país. El Comandante Chávez ha colocado el dilema en su exacta dimensión: la patria contra el imperio. Veamos.
Una Revolución es una batalla constante que comienza dentro de nosotros mismos, debe entenderse como un proceso de intensa lucha a todos los niveles, dentro de ella y con los enemigos externos. No es de extrañar, entonces, que la Revolución Bolivariana haya pasado por varias etapas, librado diversas batallas, en todas ha avanzado, se ha depurado, recordemos a Miquelena, evacuado en abril, recordemos a la meritocracia petrolera, evacuada en diciembre, lo que significó que la Revolución tomó control de la industria petrolera y pudo colocarla, por primera vez, al servicio de la causa de los humildes. Las crisis son oportunidad para el avance revolucionario, es por eso que debemos prepararnos para ellas, Revolución que se organiza para los conflictos, es Revolución que triunfa.
Cada nueva batalla, exige del pueblo mayor entendimiento y razón. Para cada confrontación el enemigo se disfraza con nuevas mañas, la confusión y el engaño son sus principales armas. Debemos estar prevenidos, estas elecciones, no son un simple cambio de cara, como estábamos acostumbrados en la república oligarca, ahora se trata de continuar el camino de redención, de esperanzas y de amor que propone el Comandante, o volver a los caminos de miseria y de desprecio que pretenden los candidatos del imperio.
Ahora vamos a unas elecciones en las que los mantuanos oligarcas se ponen la máscara de “buena gente”, amigos de los humildes. ¡Hipócritas! Los que propugnan el sistema Capitalista creador de miseria espiritual y material, no pueden combatir la miseria por ellos mismos creada. Hoy ofrecen Villas y Castillos, cuando en el pasado sólo nos dieron su desprecio.
Su principal arma en estas elecciones es crear la confusión y el desencanto dentro de las filas bolivarianas. Cualquier problema es exagerado, los errores son aumentados, las diferencias ahondadas. Piensan engañar al pueblo diciéndole que para resolver los problemas de hoy, que los hay, deben sacrificar el camino estratégico de redención que hemos emprendido con el Comandante Chávez y la Revolución Bolivariana. Estos mantuanos, agentes imperiales, quieren engañarnos como los españoles engañaron a los indios, dándoles espejitos a cambio de oro y de las tierras de América.
Nunca antes la responsabilidad del voto fue mayor que en estas elecciones. Debemos demostrar, como en abril y diciembre, que somos un pueblo que ha madurado, que sabe escoger entre espejitos y rumbo cierto, entre promesa vana y amor concreto, entre patria y antipatria, entre el Comandante Chávez y los candidatos de Bush. Que somos un pueblo conciente que no se manipula con artificios propagandísticos.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!

¡Chávez y Fidel son Socialismo!

17.8.06

¿DÓNDE ESTÁN?

Llegar hasta aquí fue labor de muchos que transitaron camino de amores, desencuentros, angustias, valentías, amarguras, desengaños, pero siempre hacia delante, a pesar de las dificultades, siempre hacia delante.
La Revolución Bolivariana alcanza cumbres que sólo imaginaron los revolucionarios anteriores. Ellos lucharon y dieron todos sus instantes a la Revolución porque tuvieron fe en que un día el país recobraría la dignidad, y entonces sería posible que un Presidente mandara a freír monos al imperio más poderoso que ha sufrido la humanidad, se acabaría con el analfabetismo en dos años, que los humildes serían amados por los gobernantes, que los pobres no serían reprimidos, que la salud iría al barrio, que los ciegos recobrarían la visión, que los inválidos caminarían, que sería posible que el petróleo sirviera para mejorar la vida de todos y no para abultar las cuentas de los meritócratas, que sería posible restituir a la sociedad su condición de armonía, que un día estaríamos construyendo Revolución y derrotando al pasado de siglos. Ellos tuvieron fe para luchar por el futuro y sembraron el camino con su vida para hacer posible el sueño que hoy vivimos.
Ahora volvieron del olvido para hacerse recuerdo popular, están en los núcleos endógenos, en los centros de diagnóstico, en el corazón de cada alfabetizado, están aquí entre nosotros, ellos están al lado del Comandante Chávez cuando retira a nuestro embajador de Israel, cuando el Comandante se abraza con Guyen Giap, ellos tambien lo abrazan, acompañaron al Comandante a Stalingrado, y volaron con él al África, ellos están allí cuando compran los Shukoi, y surcan los aires de la patria liberada, y accionan los kalashnikov que la defienden, ellos están en la Bolivia de Evo y del Che, en la Cuba de Fidel, en el ALBA, y crecen junto a la juventud que puede estudiar, y junto al campesino que recobró su tierra, a la familia que tiene casa, y al obrero que trabaja, y junto al militar que no dispara contra su pueblo, están aquí cobijados en nuestra esperanza y en nuestro esfuerzo para construir el mundo que ellos soñaron y que ahora sabemos posible.
Están aquí, presentes a la hora de las definiciones, acompañándonos en las confrontaciones, reforzando la alegría de saber que construimos mundos.
Ellos han vuelto, porque un pueblo parió un líder, y un líder se encontró con el pueblo, y esa conexión amorosa que algunos llaman los poderes creadores del pueblo, hace posible la Revolución. Y no hay mejor homenaje a los revolucionarios de siempre que concretar sus sueños.
Hoy frente a su recuerdo, su ejemplo, sus enseñanzas, debemos reafirmar la voluntad de construir, de defender la Revolución. Siempre estarán con nosotros.
¡Sólo el Socialismo salva el pueblo!
¡Chávez y Fidel son socialismo!

16.8.06

NICOLÁS Y LOS MANTUANOS

El nombramiento de Nicolás Maduro como Canciller despertó el desprecio del mantuanaje oligarca. En sus ataques al Canciller, no pudieron ocultar su asco por el pueblo humilde. Mostraron claramente el carácter fascista de su enfrentamiento con el Comandante Chávez y con la Revolución Bolivariana.
Se quiere descalificar al Canciller porque fue Chofer de Metrobús y dirigente sindical, en definitiva, porque viene de las capas humildes y por ser militante de la causa de los pobres. Lo descalifican, se burlan, hacen chistes, y llegan al descaro de promover candidatos principescos para el cargo de Canciller. De esta actitud podemos sacar algunas enseñanzas que nos servirán de guía para afinar el pulso en las futuras batallas.
La batalla central de la Revolución es la misma que libró el Libertador, los mismos mantuanos, y los mismos aspirantes a mantuanos que negociaron el sueño libertario de Bolívar, con los mismos desprecios, las mismas náuseas cuando ven cercana la redención de los desamparados. Ayer arremetieron contra Bolívar, aquel hombre que tuvo la pretensión de liberar a los esclavos, dar tierra a los campesinos, enfrentarse al imperio español y también al naciente imperio norteamericano, aquel que sembró a la América de aliento libertario, al amigo de Petión.
Ahora arremeten contra el Canciller, pero en el fondo lo que yace es el rechazo a las intenciones de Chávez de acabar con los privilegios de los mantuanos de hoy y reivindicar a los humildes. Les produce repulsión una sociedad de iguales, donde todos tengamos las mismas oportunidades.
Con los ataques a Maduro, se muestra el verdadero carácter de la lucha. Aquí en este país se libra una feroz batalla entre los que quieren seguir disfrutando de sus privilegios, no importándoles que en su afán condenen a la mayoría a la exclusión, a la miseria, y los que creen que llegó la hora de acabar con las bases materiales y espirituales que sustentan la afrenta.
Se acercan las elecciones, los mantuanos vienen con palabras huecas. Los mismos que desprecian a los humildes saldrán por los barrios con su pañuelo en la nariz y su botellita de alcohol para lavarse las manos cuando rocen a un pobre. Los sifrinos harán promesas de todo tipo, la demagogia flotará en el ambiente.
Pero no podrán engañar al pueblo quienes siempre nos han despreciado, quienes no toleran que el pueblo surja, que haya salido del analfabetismo, que tenga Barrio Adentro, Centros Diagnósticos, que la cultura y la ciencia no sean privilegios de una elite, y que un chofer de autobús pueda llegar a ser Canciller. Esos no podrán engañar al pueblo.
El pueblo estará siempre al lado del Comandante Chávez y de los dirigentes que le han demostrado amor, los que en la hora del sacrificio se han decidido por la causa de los humildes. El pueblo de Venezuela ha aprendido a reconocer sus verdaderos lideres, así lo demostró en abril y diciembre. De la credulidad de este pueblo ya nadie más abusará.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

15.8.06

INDIVIDUALISMO Y SOCIALISMO

El hombre del capitalismo se debate en un dilema trágico entre su individualidad y su sociabilidad. El hombre es social, no se concibe un individuo sin sociedad. Las principales características que nos hacen humano surgen de la vida en sociedad: la cultura, la economía, la religión, el pensamiento, todos son fenómenos sociales. Es fácil, entonces, concluir que la sanidad humana, la sanidad de una sociedad humana, depende íntimamente del tipo de relación que se establezca entre el individuo y la sociedad.
Si la relación es solidaria, amorosa, es decir, que la causa social y la causa individual están fusionadas, son una, de tal forma que el beneficio del individuo también es beneficio de la sociedad, y lo que favorece a la sociedad redunda en bien del individuo, se llega en este caso a un grado de comunión de intereses, se produce la integración del hombre consigo mismo, con sus semejantes y con su entorno. Esa es una sociedad sana, donde las potencialidades del individuo y de la sociedad se desarrollan al máximo para bienestar y felicidad de todos. Podríamos decir que es la vuelta del hombre al Paraíso, una especie de reencuentro con Dios.
Por el contrario, si la relación, tal como en el Capitalismo, es de competencia egoísta, individualista, se produce un enfrentamiento entre los intereses de los individuos y el interés de la sociedad. Se construye así una pseudosociedad en la que no hay propósito común, a no ser las convenciones de una guerra de todos contra todos. Esta pseudosociedad es una patología, que al fragmentar a la sociedad fragmenta al hombre, y lo condena a la orfandad de ser un náufrago entre sus semejantes, a padecer el miedo de los desamparados, lo convierte en un triste sarcasmo del gigante que pudo haber sido.
La lucha en que nos encontramos sumergidos, la convocatoria a la batalla por el Socialismo que nos hace el Comandante Chávez, no es un simple llamado a recomponer una democracia formal como la que padecimos durante casi medio siglo, no se trata de convivir con los oligarcas que nos fragmentaron durante siglos. El empeño de hoy es construir una sociedad socialista, amorosa, sana, integradora, donde la producción social es planificada para beneficio de todos, la distribución social se hace con los más estrictos criterios de equidad, y la conciencia social tiene soporte real en la economía.
En la DIRECCIÓN de esa sociedad que queremos construir, no tienen cabida los representantes de la vieja organización Capitalista, la que fractura el vínculo del individuo con su sociedad, con ellos tenemos profundas divergencias humanas. Ahora aparecen disfrazados de demócratas, ofreciéndole al pueblo sus promesas de verdugos, sus cantos de sirenas, pero ya los conocemos, serán derrotados, así como en su momento fueron derrotados los partidarios de la esclavitud.
¡Sólo el Socialismo salva a la humanidad!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

14.8.06

LA PROPIEDAD PRIVADA

Nunca es exceso hablar del problema de la propiedad en el Socialismo. El asunto no es vano, alrededor de él orbitan los demás rasgos del sistema. De cómo afrontemos la propiedad, dependerá el destino del proyecto revolucionario. Veamos.
Lo primero que hay que dejar claro es que el problema de la propiedad es importantísimo. Construir un nuevo sistema, hacer una Revolución, tiene sus leyes. No se trata de una receta de cocina que podemos hacer con un poco más o menos de azúcar, una pizca de canela, y algunos otros ingredientes al gusto. No es un capricho, fundar una nueva sociedad tiene leyes. En una sociedad las relaciones humanas están determinadas, en última instancia, por las relaciones económicas. Es decir, quien sea el propietario de los medios de producción impondrá al resto de la sociedad su ética y su cultura. O, dicho en otras palabras, la propiedad hegemónica determinará la cultura hegemónica.
Si estudiamos las formas de propiedad de los medios de producción, veremos que sólo hay dos posibles: una, que la propiedad sea de toda la sociedad, y la otra, que la propiedad sea de sólo una fracción de la sociedad (cogestión, empresas recuperadas, compañías anónimas, etc.), a ésta la llamaremos nosocial. En resumen, la propiedad de los medios de producción puede ser social y nosocial.
Ahora bien, la forma de propiedad nosocial, que es la hegemónica en el Capitalismo, genera una ética y una cultura que justifica esa propiedad. La ética y la cultura del Capitalismo están fundamentadas en el egoísmo, de allí que lo mezquino, el sálvese quién pueda, la guerra de todos contra todos, sea la moral predominante. Esto es así porque el Capitalismo tiene como fundamento económico la posibilidad de que unos hombres compren el trabajo de otros hombres. Por tanto, la ética debe justificar que todo puede ser vendido y todo puede ser comprado, hasta la vida del hombre. Lo único que cuenta es el lucro, si algo da lucro es moralmente aceptado o, mejor, hipócritamente aceptado. De esta manera, la sociedad se fragmenta en tantos trozos como personas existan, que pugnan cada una por obtener beneficio en el mercado, donde se vende todo, hasta la vida. En resumen, el Capitalismo se fundamenta en la propiedad nosocial de los medios de producción, produce una guerra de todos contra todos, una ética del egoísmo que justifica esa guerra y, como consecuencia de ello, la sociedad se transforma en fragmentos.
El Socialismo es, en definitivas palabras, la integración, el rescate de la sociedad fragmentada por el Capitalismo. El fin último del Socialismo es recomponer la sociedad y, simultáneamente, rescatar al hombre transformado en máquina y en desecho
. Para esto es necesario cambiar la conciencia egoísta, propia del Capitalismo, por la conciencia amorosa, propia del Socialismo. Ahora bien, para que el cambio sea posible, es necesario afincar la nueva conciencia amorosa en la propiedad social de los medios de producción.
¡Sólo la sociedad propietaria podrá desarrollar la conciencia social!
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

LAS PROTESTAS

Indicaba nuestro profesor de filosofía, que en última instancia hablaría el objeto. Quería explicarnos que el hombre, el subjeto, crea múltiples teorías para interpretar el mundo, pero es la realidad, el objeto, la que siempre tiene la última palabra y, por lo tanto, si la realidad no se engrana con la teoría, es la teoría la que debe ser revisada. Veamos.
La realidad venezolana nos envía signos, que los revolucionarios debemos estudiar con detenimiento. Uno de ellos, es la cantidad de protestas de los humildes. Para estudiar esta situación, podemos guiarnos por dos preguntas:
¿Por qué protesta la gente? Lo hacen porque sus expectativas, principalmente materiales, no están siendo satisfechas con la celeridad por ellos esperada. Las protestas son por reivindicaciones materiales, muy rara vez tienen un contenido político.
¿Por qué se protesta de esa manera? La forma de las protestas nos ofrece otros indicios. Se protesta cerrando calles, avenidas y hasta autopistas nacionales, se toman reservas ecológicas, zonas protectoras de la capital. Se protesta de forma egoísta y sin conciencia social, con el único argumento de “si yo lo necesito, lo tomo… lo demás no importa nada”. Hasta ahora ha sido ésta la característica principal de las protestas, pero en los últimos días se ve un rasgo que debe llamar a reflexión a los revolucionarios: ahora la protesta se hace no importando si beneficia a los oligarcas, y es más, se usan los medios oligarcas y a los lideres oligarcas para hacer la protesta. Por reclamar algo pequeño la gente favorece a sus verdugos, poniendo en juego su futuro y la estrategia revolucionaria.
No hay dudas, los signos de los tiempos son claros, la conciencia revolucionaria se resiente. El deber de los revolucionarios es estudiar esta situación, corregir los errores y buscar las soluciones.
Lo primero que salta a la vista es que nos descuidamos en la educación política del pueblo y en la concientización de los humildes. Dejamos esta importantísima tarea al expontaneísmo pequeño burgués. Lo segundo, hemos fallado en la organización política y administrativa del pueblo. Esta falla tiene su origen en una doctrina anarcoide equivocada, que plantea el expontaneísmo en la política y en la organización, trayendo como consecuencia el desarme ideológico y organizativo del pueblo. Tercero, los líderes revolucionarios han descuidado su labor de dirigentes del pueblo.
Debemos entender que el principal deber de los revolucionarios es construir pueblo revolucionario, capaz de echar adelante una Revolución, pueblo organizado y conciente, políticamente informado.
Son las elecciones ocasión inmejorable para corregir entuertos y emprender la gran campaña por la concientización revolucionaria del pueblo. Diez millones de votos no son suficientes, necesitamos diez millones de conciencias. Cada voto, diez millones de conciencias.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Sólo el pueblo conciente es socialista!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

MISCELANEAS 18

1. La congregación comenzó a decaer y no se sabía por qué. Al monje más sabio de la congregación le fue consultada la tragedia, y éste sentenció: “se ha caído en el conformismo, y el conformismo ha traído el acomodamiento, y el acomodamiento nos llevó al egoísmo, y con el egoísmo dejamos de ser una congregación”. Cuando al monje sabio le fue consultado el remedio, éste respondió: “una piedrita en el zapato”. Todos quedaron estupefactos, y el monje aclaró: “una piedrita en el zapato que nos recuerde que somos uno y somos todos”. Desde ese día la congregación siempre prospera, los monjes trabajan lo suyo y la piedrita en el zapato les recuerda que deben estar pendientes por todos, por la congregación

2. En otros artículos proponíamos como fundamentos del Socialismo: la propiedad social de los medios de producción, la distribución equitativa de la riqueza así producida, la organización administrativa y política del pueblo, desde el nivel local hasta el nivel nacional, y la conciencia del deber social. Éstas no son ocurrencias alegres, no se trata de un capricho, nacen de la esencia misma del Socialismo como superación del Capitalismo. Sin estos fundamentos no podemos hablar de Socialismo.

3. El Socialismo busca, en última instancia, recomponer a la sociedad y al hombre que han sido fragmentados por el Capitalismo. Y la base de esa fragmentación del humano y de la sociedad es la propiedad nosocial de los medios de producción (por favor no confundir con propiedad privada de las cosas).

4. Una sociedad donde la propiedad de los medios de producción no sea social, necesariamente tiene que permitir la compra del trabajo, del tiempo, de la vida de unos hombres, por otros hombres, es decir, una especie de esclavitud sofisticada. Y una sociedad así, para funcionar, para justificarse, tiene que tener como fundamento ético y moral al egoísmo. Es, en resumen, una sociedad fragmentada en millones de pujas individuales o, dicho en palabras clásicas, una guerra de todos contra todos. Esta patología social, e individual, no se puede superar sin sustituir la propiedad nosocial (la de una parte de la sociedad) de los medios de producción, por la propiedad social (la de toda la sociedad). Es decir, sin acabar con la posibilidad de que unos hombres se apoderen del trabajo de otros hombres. He allí por qué el Socialismo no se puede construir sin la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.

5. La humanidad vive una encrucijada donde le va la vida. El Comandante lo proclama con vehemencia: “superar al Capitalismo o la humanidad perece”. Es decir, o el mundo encuentra el camino al Socialismo o la humanidad perece. O en alguna parte se retoma el rumbo hacia el Socialismo o la humanidad perece. O algún pueblo emociona al resto del mundo, o la humanidad perece. O algún pueblo asombra al mundo, o la humanidad perece.