29.3.08

LA PROPIEDAD NOSOCIAL DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN

En una sociedad donde la forma de propiedad hegemónica de los medios de producción sea la propiedad nosocial, necesariamente existirá la fatalidad de que unos hombres compren el trabajo de otros hombres o, dicho más directo, los hombres se transforman en mercancías. Eso la caracteriza.
Si hasta los hombres se pueden comprar y vender, todo en esa sociedad será factible de compra y venta. La transacción entre mercancías marca la economía de esa sociedad. En esta situación se erige un mercado donde las transacciones entre mercancías se efectúan.
En el mercado se produce una lucha feroz, una competencia entre mercancías. Todas pugnan por conseguir cambiarse por dinero, que es la mercancía universal. Esta competencia es consustancial al mercado: el hombre entra en esta feroz competencia de varias formas, como la mercancía que él mismo es y como poseedor de mercancías.
Ahora bien, para que esta feroz competencia sea posible, es necesario que exista una cultura que la justifique, la reproduzca, la perpetúe: es la cultura capitalista.
Tiene que existir una ética, una moral que calce con esa situación de guerra de todos contra todos, de fragmentación de la sociedad, de imperio del egoísmo, donde lo que importa no es el humano, sino salir individualmente bien librado en la lucha del mercado.
Se desarrolla así una espiritualidad propia del capitalismo, que lleva a la humanidad al infierno, que ha trastocado la armonía que es la vida en una desarmonía inviable.
Se produce sólo lo que dé lucro a los dueños de los medios de producción, y de la manera que dé más lucro. No importa si para eso se contamina al planeta, se extinguen especies, se desertiza la tierra, se contaminan océanos, se cambia el clima. Se hacen guerras para poder quemar más petróleo. Todo vale si es para ganar más dinero, producir más mercancías, vender.
La humanidad fragmentada por el mercado, por el capitalismo, es demente, suicida, se condena, y no es conciente de su autodestrucción.
La Revolución Socialista, es la única forma de sanación, la única Esperanza que tiene la humanidad de romper el maleficio del egoísmo. Sólo el Socialismo puede restaurar el carácter social de la sociedad. Sólo la Revolución Socialista puede desandar el camino al infierno.
El desandar comienza por impregnar a la sociedad de la Conciencia del Deber Social, y eso sólo se consigue entrelazando la Conciencia del Deber Social con la economía capaz de generarla, la Economía de Propiedad Social.
Sin la hegemonía de la Propiedad Social no se puede acabar con el mercado, con la competencia que genera, no se puede acabar con el hombre mercancía, no se puede acabar la conciencia egoísta que genera, en resumen, no se puede acabar con el capitalismo.
No hay otro camino para construir el Socialismo. Los intentos por construirlo con las armas melladas del capitalismo, los absurdos intentos de construirlo en complicidad con el capitalismo, sólo han traído más sufrimientos.
¡Con capitalismo no se construye Socialismo!
¡Chávez es Socialismo!

28.3.08

MOVILIZACIÓN URGENTE

Ya es hora, es urgente dejar de lado los desvaríos teóricos pequeño burgueses, ya no hay tiempo para hacer concesiones a los socialismos y socialistas edulcorados, no hay tiempo para inventos raros, que han demostrado, aquí y ahora, su fracaso.
Es necesario profundizar el Socialismo. Solo así saldremos triunfantes en las batallas que se asoman en el horizonte.
Sólo un Pueblo entusiasmado con el Socialismo, conciente de que este es el camino, con sus errores, con sus dificultades, pero que es el camino, podrá saltar por sobre las pequeñeces, lo mezquino, y remontarse a las alturas necesarias para afrontar las tareas que la historia reclama.
Es necesario sacar al Pueblo de las causas pequeñas, de ahogarse en su entorno, de tratar de resolver los problemas sólo en la inmediatez.
Debemos darle dimensión universal a su vida, a su accionar, que es lo mismo que darle razones sagradas, altruistas, amorosas por las cuales luchar.
Un Pueblo con estas motivaciones, será un Pueblo que ha recuperado su dignidad, luchará por su puesto en la marcha de la humanidad, tendrá papel estelar en las grandes y vitales luchas que esperan a la especie… y además resolverá sus problemas cotidianos.
Empecemos ya a elevarnos como Pueblo, a demostrar que tenemos algo grande que escribir en la historia, algo que decir al mundo, algo que ofrecer en esta lucha por salvar a la humanidad, a la vida sobre el planeta.
Retomemos el camino del Socialismo profundo.
Para eso debemos empezar por movilizarnos todos: partidos, organizaciones sociales, todos convocados a la calle, los viejos, los muchachos, mujeres, niños, hasta el gato, todo el que sea Socialista, todo el que ame a la humanidad, todos los hombres de buena voluntad, todos a la calle a movilizarnos.
Es necesario decir al mundo que el Pueblo Socialista está aquí, respaldando al Comandante y al Socialismo.
Una buena ocasión para este reencuentro, para el relanzamiento del entusiasmo Socialista, es el próximo 13 de abril, fecha vital para el proceso revolucionario.
El 13 de abril afloró en el Pueblo, de nuevo y con igual fuerza, el espíritu altruista, solidario, amoroso del Paso de los Andes. Ese día el Pueblo se levantó en toda su hermosura humana, fue a la calle tras un objetivo político: a salvar la esperanza, intuyendo que en el Comandante estaba la única posibilidad de caminar hacia su redención.
Ese día nadie pidió ni dio cuartel, ese día nadie pidió nada, los humildes salieron a la calle a dar lo único que tenían ¡la vida! Salieron a poner el pecho a las balas de los fascistas.
Ese día se consolidó una vez más la alianza sagrada de las Fuerzas Armadas con su Pueblo, renació el espíritu que construyó el ejército de Bolívar, el Ejército Libertador.
Ese día el Pueblo demostró, le dijo a sus dirigentes, que había pasta para avanzar hacia el Socialismo.
Ese día debe ser el día del relanzamiento Socialista.
¡Socialismo es movilización!
¡Chávez es Socialismo!

27.3.08

CON ALLENDE TODO, SIN ALLENDE NADA

Llega a nuestras manos el audio del discurso del líder del MIR chileno Miguel Enríquez, pronunciado en el teatro Caupolicán de Santiago de Chile el 17 de Julio de 1973, días antes del golpe de pinochet, que asesinó a Allende y frustró el intento revolucionario.
El discurso es muy importante para nosotros hoy. La Revolución Bolivariana tiene muchas semejanzas con La Revolución Chilena , aquel fue también un intento de ir al Socialismo por la vía pacifica, desde la institucionalidad oligarca, respetando sus reglas.
El discurso de Enríquez es un testamento dictado en los últimos dos meses del proceso chileno. En él esboza la situación política chilena, las fuerzas que allí pugnaban y las acciones que tomaban. Traslucen los errores, los aciertos, las angustias de los revolucionarios.
Nos aventuramos, con el respeto y la admiración que merecen los revolucionarios que dieron su vida dentro de Chile enfrentando al fascismo, a escribir algunas ideas que nos evoca el discurso.
Primero. Es una mentira vil, una manipulación infame de los reformistas, imputar la caída de Allende a la actuación del MIR.
Los reformistas actúan como el ladrón que sale gritando “al ladrón, al ladrón”, para cubrir sus fechorías. Si alguien hizo inviable al proceso chileno, fueron los reformistas que planteaban conciliación en pleno desarrollo de la contienda, y con su debilidad facilitaron el camino fascista e impidieron la respuesta del Pueblo junto a Allende.
Por supuesto que el MIR cometió errores, pero en lo sustancial tenían el diagnóstico correcto y la actitud correcta.
El MIR no supo entender que la Revolución se salvaba o se perdía con Allende, y comenzaron a desplegar una táctica correcta de creación de poder popular, pero que al no contar con Allende se debilitaba y debilitaba la posibilidad de resistir. La historia demostró que sin Allende no había triunfo posible.
El líder era fundamental, la consigna correcta, la estrategia correcta era: ¡Con Allende todo, sin Allende nada! Eso estaba por encima de cualquier otra consideración.
Pero esta estrategia, para no ser castrante, debía ser complementada por esta otra: ¡Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción!
Había que señalar con irreverencia las desviaciones, pero siempre tener lealtad en la acción. Siempre con Allende. Decir que la conciliación con la derecha, con el capitalismo, los llevaba al abismo, que la única vía era profundizar el Socialismo, aún por encima, o mejor, por encima de la legalidad oligarca, que a la postre la derecha no respetó.
Aquella lucha tiene muchas semejanzas con nuestra querida Revolución Bolivariana, aquí también hay reformistas planteando conciliación, construyendo puentes y persiguiendo a los que plantean que la vía es profundizar el Socialismo.
Aquí también hay una derecha fascista maquillada de demócrata, dirigida por los gringos, los mismos que dirigían a pinochet. Aquí hay peligro de fascismo.
La diferencia es que los revolucionarios conocemos la experiencia chilena.
¡Con Chávez todo, sin Chávez nada!
¡Irreverencia en la discusión, lealtad en la acción!
¡Viva Miguel Enríquez, Viva Allende, Viva Chile!

26.3.08

EL PUEBLO DEBE SABER

En la Revolución el actor principal es el Pueblo. Esta verdad nadie la discute, pero frecuentemente se olvida, y se tiende, con inusitada fuerza, a sustituir al Pueblo por una fracción social.
Esta fracción convierte la actuación popular en un simple ejercicio menor: el Pueblo participa en soluciones subalternas, mientras permanece ausente de los grandes problemas de la Revolución , desinformado, sin comprenderlos.
Así, poco a poco, la fracción social se hace la ilusión de participación popular, y el Pueblo va perdiendo inexorablemente el espíritu revolucionario, se refugia en la indeferencia.
Es necesario organizar al Pueblo, en un tejido que vaya desde el capilar más pequeño y alejado, hasta la mayor instancia nacional. Sólo de esta manera se garantiza la fusión Pueblo-dirigentes.
Sólo así podrá saber de su mundo, el local y el universal, y podrá ser conciente de las tareas que de ese conocimiento se desprenden.
Sólo así el Pueblo tendrá la indispensable participación, vibrará junto a sus dirigentes, siempre estarán fusionados en un mismo palpitar.
La separación del Pueblo de los dirigentes es uno de los mayores problemas que puede confrontar una Revolución. Un Pueblo sin dirigentes es presa fácil de cualquier ideología perversa, y unos dirigentes sin Pueblo están destinados al fracaso.
En la Revolución Bolivariana debemos cuidar mucho la unión Pueblo-dirigentes, no permitir que ese nexo se fracture.
Nosotros venimos de medio siglo de práctica aislacionista, los gobiernos estaban aislados del Pueblo, sólo lo buscaban para venderle un producto electoral. En aquella época no era necesaria la participación popular, al contrario, era indeseable. Mantenían al Pueblo desinformado, ocupado en trivialidades: en el capítulo siguiente de una telenovela, en el resultado del juego, las peripecias de un personaje construido por las televisoras. La manipulación mediática era feroz.
Con la Revolución esta situación está cambiando y debe seguir cambiando, por eso es necesario ventilar las discusiones que atañen a los grandes temas de la Revolución. La sociedad debe estar llena de estas discusiones.
Nada debe ser resuelto sin el conocimiento y participación del Pueblo revolucionario, o mejor, nada estará resuelto de verdad si el Pueblo no participa.
El Pueblo necesita informarse de lo que va bien y de lo que va mal, dónde acertamos y dónde fallamos, qué hacemos para corregir y qué hacemos para fortalecer lo bueno. Emocionarse con los éxitos, participar en la corrección de los errores, comprenderlos.
Todos los “por qué” deben tener respuesta.
Los sustos frente a la discusión, los que caen en la tentación de tratar de impedir la batalla de ideas, de ocultar el sol con burocracia, los que se agarran de asperezas de estilo para ignorar el fondo, los que pretenden aplastar el pensamiento, esos abren paso a la peligrosa mediocridad, están impidiendo que la Revolución se proteja, y hacen daño.
Para nosotros es un deber estimular la discusión, propagar los grandes temas que tocan a la Revolución , difundir las ideas. Y, sobre todo, oponernos al silencio y a los silenciadores.
¡Chávez es Socialismo!

25.3.08

PROTAGONISTA

La Revolución tiene como protagonista principal a las masas. Sin ellas no hay Revolución posible.
Las masas deben estar siempre en la calle, movilizadas. Debemos combatir la tentación que viene de medio siglo de puntofijiosmo, de restringir la participación de las masas en la vida pública sólo a las elecciones, a que sólo se exprese en ellas. Esa pseudoparticipación debilita a la Revolución.
Las masas deben movilizarse siempre, en exceso. Movilización revolucionaria, que es movilización por objetivos políticos altruistas, por las grandes causas de la Revolución. Es así, movilizados en comunión, cuando se rompe la mansedumbre de la participación burocrática y la masa aprende la indispensable fraternidad, la que rompe con los esquemas egoístas. Por ejemplo:
Las gestiones de paz en Colombia, el rescate de los secuestrados, triunfo incontestable del Comandante y de la Revolución , deben tener su respaldo de masa movilizada en la calle, que demuestre su júbilo por la acción humanitaria, el respaldo a la política internacional de la Revolución, y demuestre también la comprensión de la amenaza imperialista, que tiene su centro en la oligarquía colombiana.
Al triunfo sobre la Exxon también le salía avenida Bolívar, un millón de almas revolucionarias, unidas, alegres, reconociendo su fuerza, respaldando a su Estado, repudiando a los vendepatrias, festejando el triunfo sobre el imperio, demostrando que es derrotable, que se pueden aprovechar sus grietas.
Pero también demostrándole al imperio que aquí hay pueblo que no se duerme en sus laureles, que entiende que el enemigo no cesa en su empeño de asesinar al sueño, un Pueblo que ama la paz y por esa paz está dispuesto a luchar en cualquier terreno.
La masa debe estar en el centro de la escena, siempre.
Cuando no esté movilizada en la calle, debe estar en silencio, construyendo organización, el tejido social que le permita vibrar todos los días, todas las horas. Estudiando, armándose de conocimiento para entender el mundo y poder transformarlo. Debe estar en acciones que le permitan educar, y educarse en la práctica y con el ejemplo.
Las masas deben formar un solo cuerpo con sus destacamentos de vanguardia, y éstos, como decía el Che, no deben ir demasiado aprisa ni demasiado lentos, deben ir siempre junto a las masas, las grandes protagonistas.
Por su importancia revolucionaria, la masa debe estar informada, discutiendo, hirviendo, vibrando con los grandes temas de la Revolución , buscando respuestas, dudando, escudriñando, siempre participando.
Por eso es un deber de los revolucionarios informar a la masa, estimular la confrontación de argumentos, no mentir jamás, y nunca, nunca, con ninguna excusa, mutilar la discusión, por fuerte que sea.
La Revolución se mide por los temas que la masa discute, porque Revolución que no discute se aparta de las masas y perece.
La gran protagonista son las masas. Una Revolución será, su calidad dependerá, de la participación de la masa: en la calle siempre, y en el trabajo silencioso de construcción y formación, de organización y estudio.
¡Las masas son Socialismo!
¡Chávez es Socialismo!

24.3.08

DEBATE Y DISCULPAS

Los portadores de ideas a contracorriente, los que discrepan con el consenso, no transitan vías de comodidad, al contrario, su camino está lleno de obstáculos, riesgos, y acosos.
Desde siempre a las ideas diferentes las han hostigado los partidarios de la dominación. Es que las ideas diferentes son condición previa de Revolución. Nunca una Revolución se ha hecho con las ideas melladas que apoyan al pasado.
Nosotros, somos portadores de ideas que no son unánimes, que chocan con las que hoy prevalecen en la Revolución. Reafirmemos algunas de las ideas en que militamos.
Una. La Revolución Socialista es ante todo un acto de conciencia, de rescate de la Conciencia Social fragmentada en miríada de egoísmos por el capitalismo. Ese rescate es la esencia del Socialismo.
Dos. Para elevar la sociedad a un alto nivel de Conciencia del Deber Social, de pertenencia a la sociedad, es necesaria una hegemonía de las formas de propiedad sustentadoras de esa conciencia: de la Propiedad Social de los medios de producción. En una economía así tendría sentido la Planificación Central, el Trabajo Voluntario, y sería base para que economía y espíritu social se reencuentren en un solo afán.
Tres. Una convivencia con las formas capitalistas puede ser aceptada sólo como un asunto táctico, y en la transición, nunca como un modelo estratégico.
Cuatro. En un país rentista como el nuestro, es indispensable la construcción de una vanguardia que con su ejemplo, desprendimiento, relación amorosa, prefiguración del futuro, sirva de guía, estimule la lucha por la Conciencia del Deber Social.
Con estás ideas nos enfrentamos a los que piden colaboración al capitalismo para construir el Socialismo, a los que plantean en lo económico un sistema socialcapitalista, y en lo político un pacto.
Refutamos a las oligarquías internas y externas que se benefician de esas ideas conciliatorias, que debilitan a la Revolución, y esperan ese agotamiento para derrocar a la Revolución, al Comandante Chávez, y avanzar hacia un capitalismo franco y globalizado.
Difundimos nuestras ideas con entusiasmo, a veces con exagerada pasión, si es que en la tarea de propagar la Revolución cabe la exageración.
En este enfrentamiento, nos sabemos en desventaja, los grandes recursos de difusión no están con nosotros, transmiten los valores del capitalismo. Tienen muchas formas de enfrentar a los oponentes.
Los conciliadores, los colaboracionistas, nos ignoran, y cuando es imposible omitirnos, nos atacan como personas.
Dicen que somos pedantes, groseros, estilo provocador, que deberíamos tener mesura y calma. Así, atacando a las personas (argumentum ad hominem), evitan discutir las ideas, evidenciar que promueven tesis que en ningún caso nos llevarán al Socialismo, que son vía clara y demostrada de derrota y restauración.
Proponemos un debate con las tesis de la colaboración capitalismo-Socialismo, ¡los invitamos! El tema puede ser: “El Socialismo y sus Caminos”. Sería un buen motivo para impulsar la formación ideológica en el PSUV.
Si el obstáculo para ese debate son algunos “excesos” verbales nuestros, desde ya pedimos disculpas por la pasión.
Esperamos respuesta…
¡El Socialismo es pasión!
¡Chávez es Socialismo!

23.3.08

RAZONES

Estamos en la víspera de una prueba crucial para la Revolución y para el Comandante, todas las previsiones y los análisis son pocos en la preparación de esta batalla. Un error puede ser fatal.
En las elecciones regionales de noviembre tenemos que arrasar. Allí nos jugamos el destino del barrio, del continente y de la humanidad, del resultado depende si la esperanza continúa, o si entregamos de nuevo la patria a la oligarquía que nos desprecia.
La Revolución viene de un revés el 2 de diciembre, muchos son los análisis que se hacen de aquel fracaso, y diversas las medidas que se proponen para remediar la pérdida. La idea que prevalece es que solucionando los problemas del entorno: basura, inseguridad, financiamiento, asfaltado, abastecimiento, será suficiente.
Esta posición es equivocada y propia de la vieja política clientelar. Es correcto solucionar estos problemas, pero es fundamental darle razones al Pueblo por las cuales valga la pena luchar y valga la pena apoyar la Revolución, de eso dependerá un triunfo importante y estratégico.
Si conseguimos darle al Pueblo razones sagradas por las que luchar, que lo emocionen y lo movilicen, entonces ganaremos todas las gobernaciones, y saldremos con un Pueblo listo para futuros combates. El problema primero es político y sólo después es electoral. Primero es espiritual y luego material.
Si al contrario, nos quedamos en la vieja política, sólo resolviendo los problemas del entorno, corremos el riesgo de ser rebasados por otros que ofrezcan más. Si la batalla la centramos en los problemas del entorno, entonces, estaremos ofreciendo a los oligarcas campo para que desplieguen sus argumentos, allí ellos tendrán alguna argucia que presentar.
Pero, si la pelea la llevamos al juzgamiento profundo de los problemas, a la relación con el sistema capitalista, a la solución verdadera que el Socialismo significa para esos problemas, de las perspectivas de vida que el Socialismo ofrece a la población, en resumen, si tenemos de verdad fe en que el Pueblo entenderá, verá más allá de su entorno, entonces el triunfo de la Revolución estará asegurado.
Si explicamos que sólo con Chávez podemos seguir avanzando. Si pasamos por encima de las mezquindades y torpezas de loquillos y corruptillos. Si conseguimos explicar que con el voto de noviembre escogemos lo regional, pero también la suerte del Comandante, y por ende de la Revolución toda, entonces el triunfo de la Revolución está garantizado.
Si conseguimos “superar los sistemas tolerantes” y los “ultrademocratismos suicidas”, si tenemos sentido del momento histórico, y hacemos un ejercicio unitario de emergencia, porque en emergencia estamos, y nos plegamos con humildad y sin dobleces al criterio unitario del Comandante, al dedo unitario. Entonces estaremos garantizando la unidad necesaria para blindar el triunfo de noviembre.
Si, en resumen, conseguimos dotar al Pueblo de razones sagradas y elevadas por las cuales valga la pena emocionarse y luchar, entonces la oligarquía volverá a temblar.
¡Con Chávez y con lo que Chávez decida!