La respuesta es
vital para los revolucionarios, su argumentación definirá el rumbo. Veamos.
Abundan las respuestas superficiales, sin
argumentación o con flojo sustento, algunos dicen: vamos bien, porque sí, vamos
bien porque tenemos altos números en esto y en esto otro, o justifican la
respuesta invocando inversiones inmensas. Pero todas son diferencias de
cantidad con el capitalismo, no son deslindes en el fundamento, no estamos
rompiendo con el viejo sistema, hacemos lo mismo pero más rápido, más grande.
Al final todo sigue igual, pero de otro tamaño.
En esta trampa, distinguirse del capitalismo sólo en
la cantidad, cayó el campo socialista. Recordemos la carrera del espacio: la
Unión Soviética fue la primera en poner un satélite en órbita, el pitico del
artefacto retumbó en el mundo para vergüenza de los capitalistas, la URSS
también puso al primer hombre en órbita. El Socialismo ganaba la carrera del
espacio, la carrera de la cantidad siguió en la producción de acero, de armas,
construyeron la represa mayor, etcétera.
Por esa vía el campo socialista descubrió un día que
se parecía al capitalismo, sólo discrepaba en los números y, tal como lo
predijo el Che, el Socialismo cayó.
Es evidente que la Revolución debe ser otra
cosa, no puede reducirse a un asunto de cantidades, debe haber un cambio con
otras características. La justificación y la necesidad del Socialismo deben
ser algo más que números.
Es lógico que los esfuerzos emancipatorios hayan sido
atrapados por los números con la máxima "si es más, es mejor". Esa es
la horma del capitalismo: más producción, más ganancia, más explotación. Los
movimientos revolucionarios han sido atrapados por esa lógica.
La humanidad está sumergida en el metabolismo
capitalista, evolución de los sistemas de explotación que ya duran milenios.
Esta lógica sólo mide la cantidad sin preocuparse por sus consecuencias, así
cien edificios son mejores que cincuenta, no importa dónde estén situados, ni
la calidad de vida de la ciudad que los sufre. Más carros nuevos son un logro,
no importa la congestión, la contaminación, más vagones son un logro, más
es mejor que menos.
La lógica del capital y sus herramientas melladas no
pueden solucionar los problemas, sólo los trasladan, los profundizan. La
solución está en una nueva manera de ver al mundo, de entender la vida y sus
necesidades.
La Revolución debe cambiar de las relaciones egoístas
a las fraternas, amorosas, sólo este cambio dará la medida del avance. Todo lo
que la Revolución haga debe contribuir a ese fin.
Una Revolución irá bien cuando el sentido de sociedad
de su población se eleve, cuando el comportamiento ciudadano así lo demuestre,
cuando la vida tome otro sentido, el miedo al prójimo desaparezca, la
solidaridad aflore todos los días, el egoísmo sea una perversión del pasado y
el trabajo voluntario en masa sea consustancial a la vida.
Todas las Revoluciones que han sucumbido lo hicieron
porque no supieron cambiar las relaciones humanas en su seno.
¡Con Chávez viviremos como hermanos!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario