Esta Revolución pacífica, inédita, socialista, que ocurre en medio de dificultades espirituales y materiales, que convive con los medios de deformación enemiga que nos bombardean día y noche con su veneno engañador, con el asedio constante de un entorno internacional hostil, con nuestras propias debilidades, recorriendo un camino plagado de enemigos y de incertidumbres, en medio de tantas dificultades, esta Revolución Bolivariana debe transitar aún muchos caminos teóricos. Es fundamental afinar la teoría, única manera de tener guía para avanzar.
Existen abundantes puntos para la discusión, para aclararnos, para adaptar la teoría universal a nuestra realidad.
Uno de ellos es el papel de los empresarios en la construcción por vía pacífica del Socialismo. Veamos.
Unos proponen una convivencia, un hibrido capitalsocialismo, que siempre, así lo dice la historia, ha dado como resultado que el capitalismo engulle al Socialismo. Otros ignoran el problema. Algunos desprecian a los empresarios, subestiman su aporte.
Entonces la pregunta es ¿Cómo incorporar a los empresarios a la construcción del Socialismo?
Hasta ahora ha prevalecido la idea de que el empresario forme empresas capitalistas con el apoyo del Estado, esta idea se justifica con la excusa de elevar la producción. El resultado, por supuesto, será, y es, más capitalismo y menos Socialismo.
Indudablemente que la experiencia de los empresarios capitalistas es muy útil para la construcción del Socialismo, pero el aprovechamiento de esa experiencia no puede ser a costa de sacrificar al Socialismo, eso no tendría sentido.
¿Qué hacer?
Existen en Cuba Socialista ejemplos de ese aprovechamiento que nos puede ayudar a esclarecer el problema. Estudiemos un caso.
Se trata de Tirso Sáenz, un ingeniero químico graduado en Estados Unidos, empleado de una gran compañía trasnacional, militante de la Juventud Estudiantil Católica, anticomunista.
Tirso decidió después de la Revolución permanecer en Cuba desechando las propuestas de trabajo en el exterior. Tirso se incorporó a las tareas de construcción del Socialismo, aportó su experiencia, sus conocimientos adquiridos en el capitalismo y llegó a ser viceministro del Che.
La experiencia de Tirso muestra un camino para la incorporación de los empresarios, para el aprovechamiento de sus capacidades, de sus experiencias. Los empresarios se deben incorporar a la construcción del Socialismo, esto es, deben poner su experiencia al servicio de la construcción de la economía socialista, fábricas socialistas, distribución socialista, etc. Y nunca ponerse al servicio del desarrollo capitalista.
De esta manera la Revolución ofrece a los empresarios una vía de incorporación, los asimila.
Los empresarios honestos, los que se deslastraron de la ética infame del capitalismo, tienen así oportunidad de aportar a la construcción de la patria. Ahora bien, los que pretendan socavar al Socialismo desde adentro, construyendo capitalismo con retorica socialista, no tienen cabida en una Revolución.
Los empresarios y gerentes de buena voluntad, como Tirso Saenz, son bienvenidos al Socialismo, se les aplaude su gesto altruista, pero la Revolución debe tener un rechazo profundo por el sistema capitalista, por la oligarquía como sistema.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
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