No son frecuentes las oportunidades para hacer historia grande, la que funda épocas, la que marca rumbos. Son momentos en que los pueblos y los individuos son convocados para lo trascendente, para lo excelso. Si responden pueden marcar el rumbo de la humanidad, partir la historia.
El nuestro es un pueblo privilegiado, varias son las oportunidades en las que ha sido llamado para lo extraordinario y siempre se ha presentado a la cita con la historia.
Bolívar, hijo de este pueblo, parido por él, nos guió por todo el continente rompiendo cadenas y enderezando entuertos. Iniciamos así una época de independencia política que todavía dura, y nos fundamos como pueblo libertario, reserva moral de la humanidad.
Muchos hijos de este pueblo han comandado la tarea de completar la obra que Bolívar dejó inconclusa: Zamora, Gustavo Machado, Américo Silva, Fabricio, abonaron con su vida fecunda el camino hacia la liberación definitiva de estos pueblos.
Hoy en Venezuela, con la Revolución Bolivariana , vivimos un intento fundacional. Veamos.
Aquí llevamos adelante la construcción del Socialismo por vía pacífica, esto supone transitar un camino inédito, lleno de incertidumbres, de necesidades teóricas, de combates en territorio dominado por la ética oligarca.
En el camino hemos cometido errores y también conseguido importantes éxitos. La intención es construir un nuevo mundo y un nuevo humano, aunque a veces caminemos a tientas, nos conduce la certeza de que el esfuerzo es indispensable para la sobrevivencia de la vida, siempre nos mueve un profundo amor por la humanidad.
En nuestro avance descubrimos leyes de la Revolución pacífica. Una de estas es la “Ley de la Conciencia ”: la principal batalla de la Revolución es por la sustitución de la conciencia, de los valores de la ética capitalista egoísta, por la conciencia y los valores de la ética socialista amorosa. Y esta batalla se da en territorio dominado por la espiritualidad capitalista.
Vivimos en medio de la espiritualidad enemiga, que está con nosotros y en nosotros. Esto le confiere a la lucha unas características únicas que diferencian la Revolución pacífica de la Revolución no pacífica.
La “Ley de la Conciencia ” nos indica la necesidad de medidas urgentes.
Se han hecho esfuerzos, pero son incompletos e insuficientes. Es necesario estudiar el asunto con la seriedad de lo vital. Lo primero es entender que cualquier paso en esta batalla intentará ser capturado por la espiritualidad oligarca, para burocratizarlo, mediatizarlo, despojarlo de acción revolucionaria. Ejemplos nos sobran, no es el caso estudiarlos, bastará mencionar escuelas, misiones y motores que han sido atrapados.
Es necesario enfatizar que cualquier esfuerzo estará destinado al fracaso si no viene acompañado por cambios radicales de la institucionalidad oligarca, origen y soporte de la espiritualidad capitalista.
Uno de estos cambios urgentes es en el sistema electoral, construido para sembrar en el pueblo egoísmo, individualismo, fragmentación social, estímulo de valores mercantiles, subasta de voluntades, creador de irresponsabilidades.
El pueblo debe estar a la altura del reto histórico, mantener la esperanza, seguir avanzando.
¡Chávez es Esperanza Socialista!
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