Lo conocimos en Mérida, pelo largo, corazón grande y transparente, buscando a la injusticia en cada esquina para batirse con ella por la luz y la humanidad, blandiendo las espadas del verbo que ya afinaban en su poesía.
Líder nato que vino del Oriente a reforzar los contingentes que intentaban construir un mundo donde el sueño de vivir como hermanos se hiciera realidad.
Eran días de peleas callejeras, de tertulias revolucionarias, de amores intensos. Las piedras se cruzaban con el verso, las balas ventajistas se estrellaban contra la dignidad de los jóvenes recién salidos del liceo y de la aldea.
Eran días de peleas callejeras, de tertulias revolucionarias, de amores intensos. Las piedras se cruzaban con el verso, las balas ventajistas se estrellaban contra la dignidad de los jóvenes recién salidos del liceo y de la aldea.
Allí se forjó la hermandad que hoy somos.
El devenir nos separó, cien caminos se abrieron y vino la diáspora.
Ahora encontramos a aquel joven poeta convertido en gobernador, nos acercamos a él con aprensión, el tiempo puede traer olvido de caras y sentimientos.
Se muestra alegre de nuestra visita, su madre amable nos ofrece café, y así, entre dulces árabes y sorbos, comenzamos a hablar con aquel muchacho que hace más de treinta años conocimos.
Comienza con tacto, explica la política electoral, comprensible, es candidato a la reelección, se muestra entusiasmado, el pueblo a su paso sale a la calle y escucha su llamado. Nos dice de sus construcciones materiales: CDI, módulos de Barrio Adentro, reconstrucción de hospitales… todavía no aparece el poeta.
Las construcciones tienen nombres de recuerdo: Kleber Ramirez, Diego Salazar, Américo Silva, jalonan la conversación hacia Cantaura la heróica, allí un monumento indica que el corazón humano está intacto, que no hay olvido, que el verbo acompaña la pasión por los humildes.
Sus versos a los héroes caídos, declamados con el espíritu que no olvida la epopeya merideña, iluminan el camino del futuro. Hay Esperanza, hay continuidad en el empeño, la llama clara sigue calentando corazones rebeldes.
Tarek regresa a su obligación de Gobernador de Anzoátegui y candidato a la reelección, y llama a su electorado a la contienda de noviembre, que califica de trascendente. Allí se va a decidir el destino de está Revolución, del Comandante, de la sociedad toda y, por qué no decirlo, de la humanidad.
Nos despedimos de Tarek, el poeta que tiene memoria, deseándole el triunfo, que es el triunfo de su pueblo.
Este muchacho nacido en el Tigre y que ha recorrido al mundo con su vena poética, que ha ido a Cuba a llevar su verso solidario a aquel pueblo asediado por la mayor potencia que ha existido jamás, y viajado a Paquistan acompañando a los internacionalistas cubanos, que curaban almas y cuerpos maltratados por la naturaleza desatada. Este muchacho que por sobre todo es fiel hasta el exceso al Comandante, merece ganar.
¡Con Chávez es con lo que Chávez decida!
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