Temprano entendieron los clásicos que no podía haber liberación de la sociedad sin liberar al trabajo, y entendieron además que esa tarea sólo la podía realizar la clase obrera. Veamos.
El capitalismo es un sistema con alto grado de desarrollo de las fuerzas productivas, del mercado, de la economía en general, que presenta fuertes contradicciones en su interior que afloran con extensión planetaria:
La magnitud de los excluidos hace que los países del norte construyan murallas para impedir que los parias los invadan: unos las construyen materialmente, otros con prejuicios y leyes.
Las discordancias entre la economía capitalista y la naturaleza son tan graves que ponen en peligro no sólo la sobrevivencia de la humanidad, sino también la vida toda sobre el planeta.
La explotación del hombre por el hombre ha alcanzado cotas de desesperación, las grandes ciudades se han convertido en una suerte de manicomio en cuyas grietas habitan despojos humanos, seres de las tinieblas más oscuras de la humanidad, producto de la exclusión inevitable del sistema capitalista.
El dilema humano es avanzar o desaparecer, nunca antes se le planteó este conflicto a la humanidad. Es de vida o muerte superar al capitalismo.
Pero el capitalismo sólo se puede superar con una profunda Revolución, un cambio drástico, radical, de la cultura, de la economía, del pensamiento, de los sentimientos, de todo.
Y ese cambio sólo es posible guiados por la ideología de la clase obrera, la única clase capaz de liberar al trabajo, convirtiéndolo de esclavitud que hoy es, en fuente de creación, de realización del individuo y de la sociedad. Expliquemos.
El capitalismo, como los otros sistemas sociales que lo antecedieron, tiene su fundamento en la posibilidad de que el trabajo social sea apropiado por sólo una fracción de la sociedad. En otras palabras, una fracción roba el trabajo que pertenece a todos. Toda la cultura, las leyes, las costumbres, etc., están al servicio, sirven, para soportar, justificar, perpetuar este robo del trabajo social. Así nos han hecho creer que esta situación de estafa continuada, de peculado social, es natural, que no hay otra manera de vivir, que siempre fue y será así.
De aquí que una Revolución debe acabar con el robo del trabajo ajeno y la cultura que lo justifica.
Y la única ideología que nos puede guiar en esta batalla es la ideología de la clase obrera, de la clase que trabaja, porque esta tiene sólo dos caminos:
O se queda en la esclavitud, permanece inerme, intentando de manera fraccionada escapar sin éxito de la explotación, transformándose a lo sumo en verdugos de sus compañeros de clase.
O transforma la sociedad, acabando con la propiedad nosocial de los medios de producción, y sobre la Propiedad Social, base del Socialismo, fundar la nueva sociedad, donde el trabajo deje de ser esclavitud que enriquece a una minoría, para ser realización que lleva felicidad a toda la sociedad, es decir, se libera de la explotación de la única manera que es posible: liberando a toda la sociedad.
¡Defenderemos a Chávez y al Socialismo!
!Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
!A la REforma, SÍ!
!Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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