En una Revolución que sucede en países con poco desarrollo económico, es de vital importancia el enfoque vivo, no dogmático, del problema de la ideología y de la conciencia.
Estos países con escasa clase obrera, abundante clase campesina y excesiva marginalidad, necesitan una adaptación innovadora de la teoría revolucionaria.
Empecemos recordando que los clásicos concluyeron que la Revolución se daría primero en países de alto desarrollo capitalista, con una clase obrera fuerte, conciente, sin embargo, los ensayos revolucionarios acaecen en países con poco desarrollo capitalista, Rusia, China, Cuba, apareciendo así una etapa inédita en el camino hacia el Socialismo: la etapa de transición en países con poco desarrollo del capitalismo. Esa es la etapa que vivimos aquí en Venezuela con la Revolución Bolivariana.
Ya vamos conociendo las leyes de esta etapa. Y la primera ley es que se debe aprovechar los períodos de turbulencia para llevar la conciencia proletaria a sectores revolucionarios no proletarios.
Aquí las turbulencias sociales y políticas se presentan periódicamente acompañando las crisis de los centros imperiales.
Ahora bien, el gran reto es cómo hacer para transformar esas turbulencias, esas crisis de gobernabilidad oligarca, en camino hacia el Socialismo, hacia la verdadera Revolución.
El problema vital de la Revolución en estos países es cómo aprovechar estos períodos de turbulencia para instalar la ideología de la clase obrera en los grandes sectores de despojados, de la clase media, obreros, campesinos y los grandes sectores marginales, todos con una conciencia egoísta, de la indisciplina social, de la búsqueda de soluciones individuales, que los convierten en terreno fértil para la ideología capitalista.
En otras palabras, la tarea es cómo proletarizar, impregnar a las fuerzas sociales potencialmente revolucionarias, a obreros, campesinos, excluidos y sectores medios, de la ideología de la clase obrera, la única clase capaz de convertir al trabajo en liberación y no en esclavitud. Es decir, cómo colmarlos de la idea de organización, de jerarquía, de disciplina, de trabajo en equipo, de combate al egoísmo, de altruismo, de desprendimiento y, sobre todo, de Sentido del Deber Social.
En esta tarea indispensable dos cosas son de vida o muerte:
Una, el paradigma de la clase obrera, que por pequeña que sea tiene la fuerza inmensa del ejemplo que la transforma en guía. Esta clase debe despojarse de los resabios marginales y pequeño-burgueses, dejar atrás las faenas economicistas, y abordar su gran tarea que es transformar al mundo, no sobrevivir en él. Debe encarnar la ideología de su clase, convertirse en ejemplo y guía de la Revolución.
Dos, la construcción de un partido revolucionario, que sea reservorio y difusor de lo mejor de la conciencia proletaria, que prefigure a la sociedad Socialista , en la ética y en la moral, en el trabajo, que sea guía de la sociedad en el camino al Socialismo, que le de dimensión universal a las organizaciones sociales y dimensión local a los conocimientos universales.
¡Defenderemos a Chávez y al Socialismo!
!Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
!A la Reforma, SÍ!
!Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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