11.4.08

IMAGENES

Libramos una guerra de cuarta generación, donde la comunicación y la cultura tienen papel principal. Y la información, la deformación, la contrainformación, son armas fundamentales.
Los frentes de guerra, las campañas, los objetivos, no son geográficos, aquí no se trata de tomar territorio, de copar colinas, sino se trata de copar mentes, de asaltar almas.
En esta guerra la primera dificultad es identificar los objetivos de las batallas. En las guerras del pasado se trataba de tomar una isla, una colina, bombardear una posición, cortar una línea de suministro, impedir la llegada de refuerzos. La misma acción delataba el objetivo. En esta guerra de cuarta generación es necesario un análisis riguroso que determine cuáles son los grandes objetivos de las campañas enemigas. Veamos.
En ultima instancia la Revolución es la creación de un hombre nuevo, capaz de establecer relaciones amorosas con sus semejantes y su entorno. En la medida en que se produzca el cambio del hombre egoísta del capitalismo, por el hombre altruista amoroso del Socialismo, en esa medida la Revolución avanza.
Deducimos entonces que la batalla fundamental de la ofensiva mediática enemiga tiene como objetivo crear la imagen de que el hombre nuevo no se está formando, que el revolucionario es movido por las mismas bajas pasiones que el hombre del capitalismo.
La gran batalla oligarca está dirigida a lo profundo del alma de la masa bolivariana. Y tiene varios flancos.
Uno, instalar en la percepción colectiva la imagen del dirigente bolivariano nuevo rico, con yates, dinero en el exterior, haciendas, grandes carros. Para eso tienen laboratorios que fabrican rumores de derroches y vidas disipadas.
Difunden la falsa imagen de un bolivariano privilegiado, que sólo él recibe apoyo del gobierno, el resto de la población sufre, el bolivariano no aporta, al contrario, vive a costa del sacrificio del pueblo.
Muestran al bolivariano como guiado por la ambición de ser candidato, comportándose igual que en la cuarta, con tendencias mezquinas, zancadillas bastardas.
Difunden que el dirigente bolivariano es ineficaz, no resuelve, el Socialismo no resuelve, que los dirigentes sifrinos del Este son más eficaces, que nuestro gobierno es malo, “no hace nada”.
Debemos reconocer que tenemos fallas en la batalla mediática, muchas veces contribuimos a la formación de la mala imagen del revolucionario, y muchas veces fallamos en difundir la verdadera imagen revolucionaria.
Los revolucionarios debemos hacer frente a la embestida mediática construyendo en la realidad al hombre nuevo. La tarea no es fácil, estamos intoxicados con los valores de la vieja sociedad, que se empecinan en impedir la construcción del futuro.
¡El dirigente revolucionario debe ser como el Che! Imagen, ejemplo de una nueva manera de vivir. Respetado por la coherencia entre su prédica y su acción, libre de toda sospecha. Austeridad en exceso, disciplina en exceso, entrega en exceso, altruismo en exceso, imagen en exceso, Revolución en exceso.
Es necesario fundar territorios de formación del Hombre Nuevo, que sean verdaderas escuelas y vitrinas de los nuevos valores socialistas. El partido debe ser uno de ellos.
¡Socialismo es Hombre Nuevo!
¡Chávez es Socialismo!

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