El Comandante
Chávez propone convertir a Venezuela en una potencia, esa será la razón de los
esfuerzos en los próximos años. La batalla comienza con la correcta
definición del concepto potencia. Veamos.
El concepto tiene una fuerte carga ideológica,
condicionado por la ubicación del que defina. En el mundo actual sólo hay
cabida para dos tipos de potencia, la capitalista y la socialista, sólo pueden
existir dos polos: el capitalista y el Socialista. No hay lugar para terceras
vías, para dos sistemas en un país.
Si es un capitalista el que define, sus ejemplos, sus
guías, serán los países del norte. Una potencia será
la que se parezca a Estados Unidos, a Inglaterra. Será aquella que tenga los
mejores índices macroeconómicos, los que miden el avance del capitalismo: los
niveles de consumo, el PIB, el consumo de materias primas, la producción de
acero, el puesto que ocupe en fuerza militar, en la carrera del espacio.
En el mundo hay muchos países potencia de este tipo:
Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, China, Rusia, y algunos
emergentes como Brasil e India. Todos crecen, tienen riquezas a costa de la
explotación, de la apropiación del esfuerzo de los trabajadores, y
todos producen una inmensa masa de excluidos. La condición de un grupo de
privilegiados y las grandes mayorías depauperadas es inevitable en este tipo de
potencias. Ellas son la peste de la humanidad.
Todo este entramado de potencias que constituyen el
imperio capitalista, además de llevar miseria material y espiritual a sus
pueblos, conduce a la humanidad a la extinción.
La Unión Soviética en algún tiempo quiso competir en
el mismo terreno, con la misma lógica de las potencias capitalistas, su avance
se medía con los mismos parámetros. Ya sabemos su destino, se transformó en
país potencia…capitalista.
En contraste, la definición Socialista de país
potencia tendría que ver con su capacidad de influir en la dirección del mundo,
para transformarlo y contribuir decididamente a que la humanidad sea mejor. En la
época que vivimos sería un país capaz de mostrar la alternativa al capitalismo,
que tenga la suficiente fuerza para construirse socialista, ser ejemplo, que
señale el camino de la mayor suma de la verdadera felicidad para su pueblo, y
de la salvación de la humanidad.
En este paisaje se abre la discusión de cómo
construirnos país potencia. ¿Cuál camino escoger? ¿El del capitalismo en sus
múltiples variantes, o el del Socialismo con inmensa carga de lo inédito y
también con su inmenso aprendizaje en siglos de lucha y de elaboración teórica,
de errores y de aciertos?
Tenemos dos caminos. Uno, repartir la renta y
construir una ilusión de potencia, intentar seguir la vía de los
países capitalistas emergentes, pero con más filantropía, y un día darnos
cuenta con tristeza que sólo creamos un espejismo petrolero.
El otro, la hermosa aventura de ser país potencia por
el ejemplo ético, organización social amorosa, la nueva economía donde
el hombre no es una mercancía, que las necesidades y su satisfacción eleven la
condición humana.
¡Con Chávez!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario