Son extraños los caminos de la vida, y más extraños aún son los caminos de la Revolución.
Nadie pensó, ni siquiera Marx, que la primera Revolución Socialista se daría en un país de poco desarrollo, la habían previsto para la Europa Central. Nadie pronosticó una Revolución Socialista a noventa millas del imperio, y mucho menos que sobreviviera a la caída del “socialismo real”. Pocos prestaron oídos al Che cuando vaticinó el camino errado del coloso Soviético.
Sin ir muy lejos, aquí mismo entre nosotros, quién imaginó que la Revolución echaría a andar con fuerza en medio de aquel clima de desaliento que imperaba en el 92, sin líderes, sin esperanzas, con vientos de resignación.
Los revolucionarios deben saber descifrar la realidad que les tocó vivir, y a partir de esa realidad hacer la Revolución, no pueden esperar que la realidad se adapte a sus modelos mentales, deben adaptar la teoría a esa realidad para transformarla.
Qué hubiese sido de la Revolución Cubana si Fidel se pone a esperar la creación de un proletariado poderoso en Cuba, o Mao esperar que China se industrializara, o Chávez esperar que el país saliera del marasmo y “hubiese condiciones”, un auge de masas.
Siempre ha sido así, las revoluciones son hijas de la audacia teórica y práctica, el revolucionario está en el deber de intentar hacer la Revolución siempre, avanzar siempre, esa es su naturaleza.
Todo esto viene a cuento por el camino que transita la formación y el ejercicio político del PSUV, es inesperado, es extraño, como todos los caminos de la Revolución.
Es que la formación del partido de la Revolución resume la lucha de clases que en ella se da.
Por un lado aparecen las teorías anarquistas bombardeando las estructuras, la disciplina, la formación política y revolucionaria del pueblo.
Junto a éstas germinan las prácticas de la política burguesa, queriendo transformar al partido en una mera herramienta electoral que repita las viejas prácticas.
Frente a estas dos perversiones se abre paso la necesidad de construir una herramienta política que soporte el camino al Socialismo, que ayude al Comandante en su relación con la realidad, y al pueblo en su comunicación y control del gobierno revolucionario, que sirva de guía en las importantes batallas que se avecinan, que sea referente ético para el pueblo.
En los próximos días termina un ciclo en el partido, se elegirán los candidatos a las gobernaciones y alcaldías.
¿Qué haremos, qué debemos hacer después de ese día?
Es necesario que retomemos la política grande, que todo el partido, principalmente los candidatos, levanten la mirada hacia el horizonte, vean más allá de su entorno, que se transformen en guía para la preparación teórica y práctica del pueblo. Que se informe, que se organice al pueblo, que se le explique, que se le tensen sus fuerzas. Sería un crimen que el partido lo sumerja en el cretinismo electoral y lo distraiga de los grandes peligros y tareas de la Revolución.
!Chávez es Esperanza Socialista!
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