1. La congregación comenzó a decaer y no se sabía por qué. Al monje más sabio de la congregación le fue consultada la tragedia, y éste sentenció: “se ha caído en el conformismo, y el conformismo ha traído el acomodamiento, y el acomodamiento nos llevó al egoísmo, y con el egoísmo dejamos de ser una congregación”. Cuando al monje sabio le fue consultado el remedio, éste respondió: “una piedrita en el zapato”. Todos quedaron estupefactos, y el monje aclaró: “una piedrita en el zapato que nos recuerde que somos uno y somos todos”. Desde ese día la congregación siempre prospera, los monjes trabajan lo suyo y la piedrita en el zapato les recuerda que deben estar pendientes por todos, por la congregación
2. En otros artículos proponíamos como fundamentos del Socialismo: la propiedad social de los medios de producción, la distribución equitativa de la riqueza así producida, la organización administrativa y política del pueblo, desde el nivel local hasta el nivel nacional, y la conciencia del deber social. Éstas no son ocurrencias alegres, no se trata de un capricho, nacen de la esencia misma del Socialismo como superación del Capitalismo. Sin estos fundamentos no podemos hablar de Socialismo.
3. El Socialismo busca, en última instancia, recomponer a la sociedad y al hombre que han sido fragmentados por el Capitalismo. Y la base de esa fragmentación del humano y de la sociedad es la propiedad nosocial de los medios de producción (por favor no confundir con propiedad privada de las cosas).
4. Una sociedad donde la propiedad de los medios de producción no sea social, necesariamente tiene que permitir la compra del trabajo, del tiempo, de la vida de unos hombres, por otros hombres, es decir, una especie de esclavitud sofisticada. Y una sociedad así, para funcionar, para justificarse, tiene que tener como fundamento ético y moral al egoísmo. Es, en resumen, una sociedad fragmentada en millones de pujas individuales o, dicho en palabras clásicas, una guerra de todos contra todos. Esta patología social, e individual, no se puede superar sin sustituir la propiedad nosocial (la de una parte de la sociedad) de los medios de producción, por la propiedad social (la de toda la sociedad). Es decir, sin acabar con la posibilidad de que unos hombres se apoderen del trabajo de otros hombres. He allí por qué el Socialismo no se puede construir sin la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.
5. La humanidad vive una encrucijada donde le va la vida. El Comandante lo proclama con vehemencia: “superar al Capitalismo o la humanidad perece”. Es decir, o el mundo encuentra el camino al Socialismo o la humanidad perece. O en alguna parte se retoma el rumbo hacia el Socialismo o la humanidad perece. O algún pueblo emociona al resto del mundo, o la humanidad perece. O algún pueblo asombra al mundo, o la humanidad perece.
2. En otros artículos proponíamos como fundamentos del Socialismo: la propiedad social de los medios de producción, la distribución equitativa de la riqueza así producida, la organización administrativa y política del pueblo, desde el nivel local hasta el nivel nacional, y la conciencia del deber social. Éstas no son ocurrencias alegres, no se trata de un capricho, nacen de la esencia misma del Socialismo como superación del Capitalismo. Sin estos fundamentos no podemos hablar de Socialismo.
3. El Socialismo busca, en última instancia, recomponer a la sociedad y al hombre que han sido fragmentados por el Capitalismo. Y la base de esa fragmentación del humano y de la sociedad es la propiedad nosocial de los medios de producción (por favor no confundir con propiedad privada de las cosas).
4. Una sociedad donde la propiedad de los medios de producción no sea social, necesariamente tiene que permitir la compra del trabajo, del tiempo, de la vida de unos hombres, por otros hombres, es decir, una especie de esclavitud sofisticada. Y una sociedad así, para funcionar, para justificarse, tiene que tener como fundamento ético y moral al egoísmo. Es, en resumen, una sociedad fragmentada en millones de pujas individuales o, dicho en palabras clásicas, una guerra de todos contra todos. Esta patología social, e individual, no se puede superar sin sustituir la propiedad nosocial (la de una parte de la sociedad) de los medios de producción, por la propiedad social (la de toda la sociedad). Es decir, sin acabar con la posibilidad de que unos hombres se apoderen del trabajo de otros hombres. He allí por qué el Socialismo no se puede construir sin la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.
5. La humanidad vive una encrucijada donde le va la vida. El Comandante lo proclama con vehemencia: “superar al Capitalismo o la humanidad perece”. Es decir, o el mundo encuentra el camino al Socialismo o la humanidad perece. O en alguna parte se retoma el rumbo hacia el Socialismo o la humanidad perece. O algún pueblo emociona al resto del mundo, o la humanidad perece. O algún pueblo asombra al mundo, o la humanidad perece.
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