14.8.06

LAS PROTESTAS

Indicaba nuestro profesor de filosofía, que en última instancia hablaría el objeto. Quería explicarnos que el hombre, el subjeto, crea múltiples teorías para interpretar el mundo, pero es la realidad, el objeto, la que siempre tiene la última palabra y, por lo tanto, si la realidad no se engrana con la teoría, es la teoría la que debe ser revisada. Veamos.
La realidad venezolana nos envía signos, que los revolucionarios debemos estudiar con detenimiento. Uno de ellos, es la cantidad de protestas de los humildes. Para estudiar esta situación, podemos guiarnos por dos preguntas:
¿Por qué protesta la gente? Lo hacen porque sus expectativas, principalmente materiales, no están siendo satisfechas con la celeridad por ellos esperada. Las protestas son por reivindicaciones materiales, muy rara vez tienen un contenido político.
¿Por qué se protesta de esa manera? La forma de las protestas nos ofrece otros indicios. Se protesta cerrando calles, avenidas y hasta autopistas nacionales, se toman reservas ecológicas, zonas protectoras de la capital. Se protesta de forma egoísta y sin conciencia social, con el único argumento de “si yo lo necesito, lo tomo… lo demás no importa nada”. Hasta ahora ha sido ésta la característica principal de las protestas, pero en los últimos días se ve un rasgo que debe llamar a reflexión a los revolucionarios: ahora la protesta se hace no importando si beneficia a los oligarcas, y es más, se usan los medios oligarcas y a los lideres oligarcas para hacer la protesta. Por reclamar algo pequeño la gente favorece a sus verdugos, poniendo en juego su futuro y la estrategia revolucionaria.
No hay dudas, los signos de los tiempos son claros, la conciencia revolucionaria se resiente. El deber de los revolucionarios es estudiar esta situación, corregir los errores y buscar las soluciones.
Lo primero que salta a la vista es que nos descuidamos en la educación política del pueblo y en la concientización de los humildes. Dejamos esta importantísima tarea al expontaneísmo pequeño burgués. Lo segundo, hemos fallado en la organización política y administrativa del pueblo. Esta falla tiene su origen en una doctrina anarcoide equivocada, que plantea el expontaneísmo en la política y en la organización, trayendo como consecuencia el desarme ideológico y organizativo del pueblo. Tercero, los líderes revolucionarios han descuidado su labor de dirigentes del pueblo.
Debemos entender que el principal deber de los revolucionarios es construir pueblo revolucionario, capaz de echar adelante una Revolución, pueblo organizado y conciente, políticamente informado.
Son las elecciones ocasión inmejorable para corregir entuertos y emprender la gran campaña por la concientización revolucionaria del pueblo. Diez millones de votos no son suficientes, necesitamos diez millones de conciencias. Cada voto, diez millones de conciencias.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Sólo el pueblo conciente es socialista!
¡Chávez y Fidel son Socialismo!

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