LA INCOHERENCIA ES UN DAÑO TERRIBLE a la Revolución. De la incoherencia nace la duda, de la duda proviene el escepticismo, y con escepticismo la emoción se pierde, y cuando una Revolución pierde la emoción, se encuentra en serias dificultades.
En la campaña asoman incoherencias que de consolidarse nos harán daño. Veamos.
Chávez nos dice que la pelea es entre él y Bush, estamos perfectamente de acuerdo. Nos dice además que rosalito es el candidato de Bush, estamos de acuerdo. Chávez nos dice que el imperio está empeñado en apoderarse de nuestras reservas petroleras, que son las mayores del mundo y, que en ese afán podrá llegar hasta la invasión directa, estamos nuevamente acuerdo. Todos los días presenciamos de parte de los voceros imperiales señales anunciadoras de esas intenciones. El Comandante nos llama a prepararnos frente a la agresión, nos señala que el camino a la paz es prepararnos y disuadir al imperio. Todos los planteamientos de Chávez se corroboran si observamos el comportamiento de la oposición.
La oposición tiene un solo planteamiento, son unánimes: Habrá fraude, o mejor, ya hay fraude, porque el “ventajismo oficial” configura un fraude. Por otro lado, afirman que es imposible que pierdan las elecciones, por tanto, en diciembre el problema de ellos no es ganar, sino cobrar. Por eso se preparan para cobrar con un ucraniazo, combinado con militares, que obliguen a los sectores del “chavismo democrático” a conciliar, a negociar. Esta intención de la oposición no la sacamos de una investigación de inteligencia, ni pinchando teléfonos, ni interviniendo Internet ¡no! por el contrario, se encuentra en todas las páginas de los periódicos, lo dicen con descaro sus columnistas, desde Masó, hasta Quiroz Corradi, pasando por Blanco el renegado.
Hasta aquí todo coherente: Chávez califica a la oposición de agentes del imperio, y la oposición hace honor a esa calificación conspirando a cielo abierto.
Ahora bien, lo que desafina en todo esto es cuando nos ponemos bobos en aras de un equilibrio que no existe, porque no puede haber equilibrio con los agentes del imperio. Lo que desconcierta es cuando dejamos solo al Comandante en su discurso antiimperialista, y tratamos a los lacayos de Bush, a rosalito y compañía, como si fuesen demócratas disputando sanamente unas elecciones. Lo que desconcierta es que estos lacayos del imperio preparan una agresión en nuestras propias narices, y nosotros, preñados de ingenuidad, nos comportamos como los avestruces que fuimos aquel abril.
Es necesario retomar la coherencia, disipar las dudas, rescatar la emoción y la dignidad de quien lucha por la Patria, por su futuro, por su defensa. El enfrentamiento es contra el imperio y sus agentes nacionales, y no debemos olvidar la enseñanza del Che: “al imperialismo no hay que creerle ni tantico así”. Y podríamos nosotros parafrasear: al imperio no hay que darle ventaja ni tantico así.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Al imperio y sus lacayos nacionales ni tantico así!
En la campaña asoman incoherencias que de consolidarse nos harán daño. Veamos.
Chávez nos dice que la pelea es entre él y Bush, estamos perfectamente de acuerdo. Nos dice además que rosalito es el candidato de Bush, estamos de acuerdo. Chávez nos dice que el imperio está empeñado en apoderarse de nuestras reservas petroleras, que son las mayores del mundo y, que en ese afán podrá llegar hasta la invasión directa, estamos nuevamente acuerdo. Todos los días presenciamos de parte de los voceros imperiales señales anunciadoras de esas intenciones. El Comandante nos llama a prepararnos frente a la agresión, nos señala que el camino a la paz es prepararnos y disuadir al imperio. Todos los planteamientos de Chávez se corroboran si observamos el comportamiento de la oposición.
La oposición tiene un solo planteamiento, son unánimes: Habrá fraude, o mejor, ya hay fraude, porque el “ventajismo oficial” configura un fraude. Por otro lado, afirman que es imposible que pierdan las elecciones, por tanto, en diciembre el problema de ellos no es ganar, sino cobrar. Por eso se preparan para cobrar con un ucraniazo, combinado con militares, que obliguen a los sectores del “chavismo democrático” a conciliar, a negociar. Esta intención de la oposición no la sacamos de una investigación de inteligencia, ni pinchando teléfonos, ni interviniendo Internet ¡no! por el contrario, se encuentra en todas las páginas de los periódicos, lo dicen con descaro sus columnistas, desde Masó, hasta Quiroz Corradi, pasando por Blanco el renegado.
Hasta aquí todo coherente: Chávez califica a la oposición de agentes del imperio, y la oposición hace honor a esa calificación conspirando a cielo abierto.
Ahora bien, lo que desafina en todo esto es cuando nos ponemos bobos en aras de un equilibrio que no existe, porque no puede haber equilibrio con los agentes del imperio. Lo que desconcierta es cuando dejamos solo al Comandante en su discurso antiimperialista, y tratamos a los lacayos de Bush, a rosalito y compañía, como si fuesen demócratas disputando sanamente unas elecciones. Lo que desconcierta es que estos lacayos del imperio preparan una agresión en nuestras propias narices, y nosotros, preñados de ingenuidad, nos comportamos como los avestruces que fuimos aquel abril.
Es necesario retomar la coherencia, disipar las dudas, rescatar la emoción y la dignidad de quien lucha por la Patria, por su futuro, por su defensa. El enfrentamiento es contra el imperio y sus agentes nacionales, y no debemos olvidar la enseñanza del Che: “al imperialismo no hay que creerle ni tantico así”. Y podríamos nosotros parafrasear: al imperio no hay que darle ventaja ni tantico así.
¡Sólo el Socialismo salva al Pueblo!
¡Al imperio y sus lacayos nacionales ni tantico así!
¡Chávez, Fidel, el ALBA, son Socialismo!
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