El imperio, sabio en sus infamias, prepara las agresiones con antelación. En la etapa previa manipula el alma de los pueblos, acomoda la psiquis colectiva, arregla las condiciones políticas y, cuando todo está maduro, da el zarpazo final. En esas jugadas son expertos, su prontuario de agresiones demuestra la experticia. Pero el imperio tiene una gran debilidad, ya los pueblos conocen su manera de actuar, con un poquito de atención es posible detectar sus malévolas intenciones y enfrentarlas. Ahora, sin duda, preparan una nueva y más fina agresión contra Venezuela. Veamos.
Ellos saben que el Comandante Chávez es invencible, no hay forma de que ningún candidato de la oposición lo derrote, pero saben también que la Revolución sí es derrotable, y hacia ella enfilan sus baterías. Más fácil es derrotar a la Revolución que derrotar a Chávez. Expliquemos.
Si ellos inventan una campaña contra Chávez, se estrellará contra la barrera formidable que es el amor del pueblo. Sin embargo, una campaña contra la Revolución puede pasar desapercibida y, de esa manera, debilitando a la Revolución, debilitan a Chávez, le quitan su fuerza. En resumen, el imperio tiene como estrategia debilitar a la Revolución para debilitar a Chávez. Varios son los misiles que nos lanzan. Estudiemos sólo uno.
Es el misil más potente, está dirigido a las bases mismas de la Revolución, a los valores morales y éticos. Una Revolución es una transformación radical de los valores morales y éticos. Es una sustitución del egoísmo, fundamento del Capitalismo, por el amor, fundamento del Socialismo. Es ir de una sociedad que se rige por el principio aceptado de “guerra de todos contra todos”, hacia una sociedad que se rige por el principio de “solidaridad de todos, el amor de todos”. Este es el centro de la Revolución, es allí donde se decide el destino de los procesos, por eso el primer misil es dirigido contra esos valores.
El imperio tiene una campaña permanente y muy elaborada para sembrar los valores del egoísmo. Si estudiamos con detenimiento las campañas de los candidatos del imperio, y de todos los medios y compañías capitalistas, nos daremos cuenta que el centro de su mensaje es estimular las salidas individuales, la solución individual a los problemas sociales. Su objetivo es estimular la fragmentación de la sociedad, y ya sabemos que sociedad dividida en millones de afanes aislados, es una sociedad fácil presa de los capitalistas.
La Revolución debe ante esta agresión levantar un muro de amor, arreciar la campaña de siembra de valores sociales, los que pregonan que las salidas de los pueblos no son individuales, que sólo en sociedad podemos resolver los problemas fundamentales de la existencia. La lucha ideológica en contra de los valores egoístas del Capitalismo, es una de las batallas más importantes en la guerra asimétrica que el imperio nos plantea.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
Ellos saben que el Comandante Chávez es invencible, no hay forma de que ningún candidato de la oposición lo derrote, pero saben también que la Revolución sí es derrotable, y hacia ella enfilan sus baterías. Más fácil es derrotar a la Revolución que derrotar a Chávez. Expliquemos.
Si ellos inventan una campaña contra Chávez, se estrellará contra la barrera formidable que es el amor del pueblo. Sin embargo, una campaña contra la Revolución puede pasar desapercibida y, de esa manera, debilitando a la Revolución, debilitan a Chávez, le quitan su fuerza. En resumen, el imperio tiene como estrategia debilitar a la Revolución para debilitar a Chávez. Varios son los misiles que nos lanzan. Estudiemos sólo uno.
Es el misil más potente, está dirigido a las bases mismas de la Revolución, a los valores morales y éticos. Una Revolución es una transformación radical de los valores morales y éticos. Es una sustitución del egoísmo, fundamento del Capitalismo, por el amor, fundamento del Socialismo. Es ir de una sociedad que se rige por el principio aceptado de “guerra de todos contra todos”, hacia una sociedad que se rige por el principio de “solidaridad de todos, el amor de todos”. Este es el centro de la Revolución, es allí donde se decide el destino de los procesos, por eso el primer misil es dirigido contra esos valores.
El imperio tiene una campaña permanente y muy elaborada para sembrar los valores del egoísmo. Si estudiamos con detenimiento las campañas de los candidatos del imperio, y de todos los medios y compañías capitalistas, nos daremos cuenta que el centro de su mensaje es estimular las salidas individuales, la solución individual a los problemas sociales. Su objetivo es estimular la fragmentación de la sociedad, y ya sabemos que sociedad dividida en millones de afanes aislados, es una sociedad fácil presa de los capitalistas.
La Revolución debe ante esta agresión levantar un muro de amor, arreciar la campaña de siembra de valores sociales, los que pregonan que las salidas de los pueblos no son individuales, que sólo en sociedad podemos resolver los problemas fundamentales de la existencia. La lucha ideológica en contra de los valores egoístas del Capitalismo, es una de las batallas más importantes en la guerra asimétrica que el imperio nos plantea.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez es socialismo!
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