Una de las
claves para detener un golpe es la convicción de que se prepara, los descreídos
son fácil presa de los golpistas. Debemos convencernos de que estamos en
territorio golpista, las condiciones nacionales e internacionales indican que
las oligarquías necesitan una salida de fuerza.
El golpe viene diseñado por los tanques pensantes del
pentágono, ellos son duchos en esto de tumbar gobiernos, debemos estar
prevenidos. Bastante hemos hablado de las señales del golpe. Ahora hablemos de
las encuestas como opio de la revolución.
Las encuestas señalan una brecha entre Chávez y
capriles que alcanza hasta cuarenta puntos, suficiente para inocular
triunfalismo y electoralismo.
El primero ya lo conocemos, adormece a las masas, el
día de las elecciones no sienten la necesidad de votar y prefieren un sancocho
a la orilla del río celebrando con anticipación el triunfo.
El electoralismo es más peligroso, nos narcotiza, nos
agüevonea, nos hace creer que las contradicciones sociales se resuelven en las
elecciones, que el imperio al perder las elecciones se resignará, reconocerá la
voluntad del pueblo, que de verdad son demócratas, nos hace olvidar su
comportamiento real: el derrocamiento de Allende, las invasiones, el asedio a
Cuba, el asesinato de Torrijos, el secuestro de Aristide en Haití, el
magnicidio de Kennedy.
Confiados en los números de las encuestas, bajamos la
guardia frente al golpe, no alertamos a la masa, la dejamos a la deriva. Es
necesario derrotar al triunfalismo y al electoralismo. Las encuestas dependen
más de la voluntad de los dueños de las compañías encuestadoras que de la
realidad, ellos que son capitalistas, enemigos del Socialismo, manipulan esos
números a su conveniencia. Cuando lo precisen darán otros resultados, cruzarán
las líneas, y ya nosotros los prestigiamos. Frente a las encuestas toda cautela
es poca.
La encuesta de los revolucionarios debe ser la
movilización de la masa alrededor de objetivos políticos altruistas. No
olvidemos que a la hora de una agresión violenta, lo que vale es la mayoría
actuante, la que combate y sale a la calle, la misma que trajo al Comandante en
Abril. Es a esa mayoría que debemos prestigiar, preparar, esa es la que
decidirá los combates que se avecinan.
Esa mayoría actuante se moviliza con razones sagradas
por la cuales luchar, las razones espirituales, las razones del amor, de la
fraternidad, las que dan a la vida un sentido que nos haga sentir que ser
humano vale la pena, que estamos hechos para grandes tareas, más allá del
aburrimiento de lo cotidiano. Esas razones llevaron a los llaneros a los
confines del continente, movilizaron a los obreros contra el sabotaje
petrolero, las que soportan la lealtad hacia el Comandante. Y sólo esas razones
nos prepararán para enfrentar cualquier zarpazo de los enemigos de la Patria.
Pensar que los pueblos luchan por recompensas
materiales es pensar que son mercenarios, y con voluntades tarifadas no se
construyen mundos nuevos.
¡Con Chávez Siempre!
1 comentario:
¡Qué buena epístola! y sin necesidad de inspirarse en un maestro sufi...
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