Poco les duró
el barniz democrático, fue suficiente una desventaja en las encuestas para que
abrazaran la vía golpista. Es así, las convicciones políticas oligarcas se
mueven de acuerdo a sus intereses: la democracia les conviene como instrumento
para engañar al pueblo, mantenerlo dormido y pendiente de tonterías. Ahora
bien, cuando deja de servirle a ese propósito, cuando la sociedad despierta
y las elecciones les son desfavorables, sin dudarlo, se ponen la casaca
fascista. Eso es lo que está pasando hoy en Venezuela. Veamos.
La oligarquía ya desechó las ilusiones de recuperar la
hegemonía por la vía electoral, saben que el candidato es malo y que el
capitalismo no tiene posibilidad con una sociedad que despertó. Ya sus mentiras
y disfraces no engañan. Han inventado de todo, hasta apoyar a las Misiones,
difícil imaginar mayor descaro.
Sin embargo, el asunto es serio, la pérdida de la
posibilidad electoral los arrastra hacia el fascismo, a la boca del lobo,
en su afán de salir de Chávez se entregan sumisos a un pinochet, y no hesitan
en sumergir al país en la mayor represión de que se tenga noticias desde las
venganzas de los españoles.
Un ejemplo de las insensateces oligarcas es el
deslizamiento claro de ramos allup. Este caballerito se sumó al plan golpista:
primero planteaba diálogo, luego pacto, pero de la noche a la mañana aparece
como vocero del verdadero guión de la oligarquía: el golpe.
El primer paso fue amenazar a los oficiales superiores
de la Fuerza Armada, presagiar venganza. Anuncia, de manera poco velada, la
razia pos golpe.
Ahora aparece en Miami arrastrado a los pies del
fascismo, develando un supuesto plan bolivariano de desestabilización. El
guión es similar al de Puente Llaguno: cometer crímenes que endosarán al
gobierno. Esta actitud no es nueva, la usan desde hace mucho tiempo, lo
hicieron con la voladura del Maine para justificar la agresión a Cuba, lo
hizo hitler con el incendio del Reichstag, lo hicieron en el Golfo de Tonkín
para justificar la agresión a Vietnam, y lo hicieron en Las Torres Gemelas. La
oligarquía cruzó la raya, ya se decidieron por la opción golpista, la aceleran.
¿Qué debemos hacer los Revolucionarios?
Lo primero es blindar la unidad en torno al Comandante
Chávez y al Socialismo, es necesario, como dijo Martí:
"¡los árboles se han de poner en
fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento,
y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las
raíces de los Andes."
Hoy más que nunca es necesaria la irreverencia en
la discusión para encontrar la mejor opción, y la lealtad en la acción
para no debilitar nuestro campo. ¡Dentro de la Revolución todo, fuera de la
Revolución nada! ¡Con Chávez todo sin Chávez nada! Esas deben ser nuestras
divisas.
Si se atreven, se estrellarán con la formidable
Muralla del Amor a la Patria que heredamos de los Libertadores.
¡Con Chávez siempre!
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