Siempre es bueno
recordar el pensamiento de Martí: "Cree
el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de
alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la
alcancía los ahorros"…
Es así, la vanidad impide
ubicarse en el mundo y trae consecuencias funestas. No se puede entender lo que pasa en un país sin comprender el camino de
la humanidad. Aislarse del pensamiento universal es condenarse a desconocer.
Las grandes ideas del mundo
han sido universales, y ahora son más cosmopolitas que nunca. Es difícil
conseguir una gesta, un pensamiento, que se mantenga en estado puro, sin la
influencia de lo mundial.
Bolívar se nutrió de
Europa, la Revolución Francesa lo marcó, aquella Revolución influye aún en el
planeta. Quizá una de las grandes tareas de los Revolucionarios de hoy es
superar aquellas ideas que aún marcan los procesos de cambio, los encadenan a los
pensamientos de la primera burguesía.
La Revolución Soviética
se apoya en una lectura revolucionaria de Marx, éste se empina sobre Hegel.
Fidel y la Revolución
Cubana son hijos de Martí, Bolívar y los clásicos. En Mao confluyen Confucio,
el I Ching, y también Lenin y Marx.
Entonces, cuando hoy hablamos
del reformismo como peste de las Revoluciones, nos referimos a un fenómeno
mundial que atacó y ataca a todas las Revoluciones. Rosa Luxemburgo lo trató en
su libro Reforma o Revolución, y un clásico sentenció: "si no
existiera el reformismo la Revolución se habría hecho en todo el planeta."
Miguel Enríquez, el jefe del MIR chileno,
advirtió que la derrota del proceso chileno era la derrota del reformismo y no
del Socialismo.
Podemos adelantar que una Revolución que no venza al reformismo
estará condenada irremediablemente a restaurar al capitalismo. Todas las revoluciones derrotadas lo fueron
antes por el reformismo que por el imperialismo.
Nuestra Revolución no
escapa al asedio del reformismo, pensar que no es así, no tomar previsiones, no
construir una formidable defensa teórica, es una candidez.
En Venezuela ocurre una
de las batallas más importantes en la historia, se trata de construir la
posibilidad socialista. El capitalismo intenta aplastar el ejemplo de la
Revolución Bolivariana, y arma muy importante en este intento es el reformismo.
Con éste debilita a la Revolución, la difumina, le hace perder contorno,
nitidez, apoyo de su base natural que es confundida y luego, cuando tenga el
alma débil, aunque siga siendo una fuerza electoral, la devora sin resistencia.
La batalla ideológica, la calidad de nuestra ideología, su precisión,
su rigor, definirá el destino de la batalla.
En el mundo se afirma el
capitalismo ¿Será que fukuyama tenía razón? ¿Llegamos al fin de la historia? ¿Más
allá del capitalismo no hay nada?… Es nuestro deber demostrar que más allá del
capitalismo está la verdadera historia del hombre, que sí hay futuro, y que la
especie humana no es una especie fallida.
¡Con Chávez!
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