Sólo los pueblos con capacidad de soñar mundos nuevos pueden defender hasta el final la posibilidad de concretarlos. En esta hora de alerta, ante la amenaza de conspiración oligarca, es necesario reflexionar sobre la posibilidad que hoy tenemos de concretar los sueños del Libertador. Somos un pueblo privilegiado, convocado por la historia para lo grande, tenemos sagradas razones para luchar.
Chávez, y esta es su mayor virtud, devolvió a los humildes la autoestima, la grandeza de sentirse parte de la historia, de poder construirla, de tener algo por lo cual luchar y algo para sentirse orgulloso. Registró en el fondo de nuestra alma y revivió lo mejor de nosotros, nos llevó hasta la lágrima sincera, también a la alegría del que se encuentra consigo mismo y en el reflejo de sus semejantes.
Como dijo el Comandante: es importante lo que hemos construido hasta hoy pero infinitamente más importante es lo que está por venir, las posibilidades de redención, de construirnos cada vez más humanos. Por eso vale la pena luchar.
Hoy somos, tal como la Caracas de 1810, el ejemplo a seguir, la esperanza para el mundo, volvieron, sin duda, los días de la Independencia. El Libertador, tocado por el cielo, encarnando el espíritu de la gesta de Galilea, convocó al pueblo para lo grande, para dejar huella. Hoy el pueblo es convocado de nuevo para las grandes gestas, las que son recordadas por los siglos.
Y no podía ser de otra manera, el pueblo de Bolívar, de los valientes del Paso de Los Andes, tenía que ser el llamado en esta hora en que la humanidad precisa del esfuerzo desinteresado de sus mejores hijos.
La Patria, la humanidad, requiere a los herederos de los Libertadores. Estamos seguros de que no fallarán, el pueblo que acompañó a Bolívar hasta los confines del continente, que fue a llevar Libertad y salió de sus fronteras llevado por un altruismo que aún asombra al mundo, este pueblo heroico no fallará.
Los oligarcas, agentes de los gobiernos que subyugan al mundo, no pueden entender las fuerzas que guían a los pueblos, en cuyos corazones renace lo mejor del humano: el amor al prójimo, la entrega a las causas justas.
Ellos pretenden manipular ofreciendo lo que han negado durante siglos, intentando despertar los más viles sentimientos, la mezquindad y el egoísmo, que olvidemos a los hermanos, que desechemos el futuro y que actuemos como ratas, como traidores. Nos invitan a la deslealtad, nos convocan para lo pequeño, para que nos convirtamos en verdugos de nuestros sueños, en nuestros propios sepultureros, y que entreguemos la Patria.
El pueblo humilde, el mismo de abril y de diciembre, de Iracara y Carabobo sabrá, desde las trincheras de sus mejores sueños, defender el derecho a ser dueño de su destino. No entregaremos al Comandante, no entregaremos su sueño, el mismo del Libertador, de Zamora, de Fabricio. Si se atreven se estrellarán.
¡Con Chávez todo sin Chávez nada!
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