Desde los orígenes del capitalismo los teóricos se han preguntado de dónde sale la riqueza ¿Cómo es que unos pocos la acumulan y la gran mayoría es pauperizada? O, en directas palabras: ¿De dónde sale la riqueza de los capitalistas?
Muchas vueltas se le han dado al asunto. La idea generalizada es que el "emprendedor que trabaja duro” obtiene fortuna. Se afirma así el sueño americano que a tantos ha embarcado. La pregunta sigue en pie, la respuesta sigue oculta.
Algunos teóricos postulan que la riqueza proviene del comercio, de comprar barato y vender caro, otros dicen que proviene de la agricultura. Todas estas cabriolas teóricas ocultan el secreto del capitalismo: ¡ La Plusvalía ! Esta estafa es el fundamento de todo el edificio capitalista, es su esencia, mientras persista habrá capitalismo.
Las preguntas que surgen son ¿Qué es la plusvalía? ¿Por qué es una estafa? ¿Cómo se supera?
La plusvalía es un robo legal que, en directas palabras y sin darle muchas vueltas, consiste en pagar un tiempo de trabajo y hacer que el obrero trabaje más que ese tiempo contratado. Es decir, se pagan, por ejemplo, cinco horas de trabajo y el obrero debe trabajar diez. Claro, el hurto no es evidente, está oculto bajo una cultura y una tradición que hace que el trabajador no pueda detectar el despojo del que es víctima.
Este robo, este fraude, condiciona toda la vida de la sociedad. Las relaciones entre los hombres divididos en explotados y explotadores son unas relaciones fraudulentas, la cultura apoya ese hurto, la ética lo consagra, la religión lo santifica, las leyes lo regulan y el Estado lo protege.
Se deduce que para una Revolución el problema de la plusvalía es central, sin resolverlo no es posible desmontar el descomunal edificio de la dominación. Mientras la plusvalía exista, mientras el robo esté presente, no importa la cantidad, estará abierta la posibilidad de restaurar el sistema capitalista.
Es que las formas económicas capitalistas son altamente contaminantes, una simple unidad económica egoísta, es decir, de propiedad nosocial, generará un inmenso volumen de conciencia egoísta que exigirá condiciones económicas, políticas, sociales, para expandirse. Recordemos que una de las características del capitalismo es su necesidad de crecimiento, de expansión constante.
Pensar que es posible controlar las formas de propiedad nosocial, generadoras de plusvalía y de conciencia egoísta, son candideces que conducen a la Revolución al patíbulo.
No es fortuito que la plusvalía sea el secreto mejor guardado del capitalismo. Evitan nombrarla, cuando lo hacen es deformándola. Saben que su comprensión los dejaría desnudos, sin barreras protectoras. El develar el secreto, hacer que las masas tomen conciencia y conozcan la esencia del capitalismo, es deber de los revolucionarios, de la clase obrera encontrada con su ideología. Luchar por superar la plusvalía, de la única manera que esto es posible, superando al capitalismo, instaurando el Socialismo, es el principal deber de los Revolucionarios.
¡Con Chávez todo sin Chávez nada!
Muchas vueltas se le han dado al asunto. La idea generalizada es que el "emprendedor que trabaja duro” obtiene fortuna. Se afirma así el sueño americano que a tantos ha embarcado. La pregunta sigue en pie, la respuesta sigue oculta.
Algunos teóricos postulan que la riqueza proviene del comercio, de comprar barato y vender caro, otros dicen que proviene de la agricultura. Todas estas cabriolas teóricas ocultan el secreto del capitalismo: ¡ La Plusvalía ! Esta estafa es el fundamento de todo el edificio capitalista, es su esencia, mientras persista habrá capitalismo.
Las preguntas que surgen son ¿Qué es la plusvalía? ¿Por qué es una estafa? ¿Cómo se supera?
La plusvalía es un robo legal que, en directas palabras y sin darle muchas vueltas, consiste en pagar un tiempo de trabajo y hacer que el obrero trabaje más que ese tiempo contratado. Es decir, se pagan, por ejemplo, cinco horas de trabajo y el obrero debe trabajar diez. Claro, el hurto no es evidente, está oculto bajo una cultura y una tradición que hace que el trabajador no pueda detectar el despojo del que es víctima.
Este robo, este fraude, condiciona toda la vida de la sociedad. Las relaciones entre los hombres divididos en explotados y explotadores son unas relaciones fraudulentas, la cultura apoya ese hurto, la ética lo consagra, la religión lo santifica, las leyes lo regulan y el Estado lo protege.
Se deduce que para una Revolución el problema de la plusvalía es central, sin resolverlo no es posible desmontar el descomunal edificio de la dominación. Mientras la plusvalía exista, mientras el robo esté presente, no importa la cantidad, estará abierta la posibilidad de restaurar el sistema capitalista.
Es que las formas económicas capitalistas son altamente contaminantes, una simple unidad económica egoísta, es decir, de propiedad nosocial, generará un inmenso volumen de conciencia egoísta que exigirá condiciones económicas, políticas, sociales, para expandirse. Recordemos que una de las características del capitalismo es su necesidad de crecimiento, de expansión constante.
Pensar que es posible controlar las formas de propiedad nosocial, generadoras de plusvalía y de conciencia egoísta, son candideces que conducen a la Revolución al patíbulo.
No es fortuito que la plusvalía sea el secreto mejor guardado del capitalismo. Evitan nombrarla, cuando lo hacen es deformándola. Saben que su comprensión los dejaría desnudos, sin barreras protectoras. El develar el secreto, hacer que las masas tomen conciencia y conozcan la esencia del capitalismo, es deber de los revolucionarios, de la clase obrera encontrada con su ideología. Luchar por superar la plusvalía, de la única manera que esto es posible, superando al capitalismo, instaurando el Socialismo, es el principal deber de los Revolucionarios.
¡Con Chávez todo sin Chávez nada!
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