Cuba nunca deja de enseñarnos, es una cátedra de Revolución, su experiencia nos enriquece, sus errores nos alertan, sus aciertos nos estimulan.
Allá por el año 1970 la Revolución Cubana decretó la "Zafra de los diez millones de toneladas de azúcar." Toda la sociedad se movilizó para conseguir esta meta. En el empeño se cometieron errores y se cosecharon grandes triunfos.
La sociedad se integró en un solo sentimiento, un único objetivo. Cuba vibró alrededor del liderazgo de Fidel y de la tarea. Fue una gran batalla, comparable a Girón, a la crisis de los misiles, al período especial.
El principal logro de la "Zafra de los diez millones" fue, sin dudas, haber amalgamado a la sociedad en un solo empeño. Aquella sociedad fragmentada por el capitalismo que la condenaba a ser patio lúdico imperial y de las mafias, con la zafra consiguió elevarse. Con la fuerza de la unión, fue ejemplo para el mundo, otra manera de organizarse era posible, vivir como hermanos no era una utopía, el trabajo alcanzó una nueva dimensión, dejó de ser compulsión, para ser alegre realización de las mejores potencialidades del humano.
La sociedad puso a prueba su nueva organización, el tejido social funcionó y se fortaleció, de esa epopeya surgió una nueva sociedad, acerada, organizada, disciplinada, capaz ahora de resistirlo todo, así lo demuestra durante medio siglo.
Surge de esto una reflexión: los pasos que da una Revolución importan por los logros materiales, pero lo fundamental son los logros espirituales, los que en última instancia deciden la contienda.
La meta de los diez millones no se cumplió: ¡Fracaso! gritaron los capitalistas desde su exilio en Miami ¡Fracaso! se oyó en boca de algunos cándidos en las calles de La Habana. Se cometieron errores reconoció Fidel.
La historia, que es la mejor contabilista de la vida, puso las cosas en su lugar: aquella jornada preparó al pueblo para caminar por la senda del Socialismo. Hoy los logros de Cuba, a pesar de medio siglo de hostigamiento y bloqueo, asombran al mundo: alta asistencia médica, elevada educación, uno de los pueblos más cultos y solidarios del planeta, inseguridad mínima, fraternidad máxima, todos estos logros tienen su raíz espiritual en la zafra de los diez millones. No es posible valorar aquella hazaña con el frío cálculo de los kilos de azúcar, habría que inventar una medida para el crecimiento del alma buena.
Se cometieron errores, dijo Fidel. Sí, seguramente se abandonaron otras tareas, es probable que se bajó la guardia en la solución de otros problemas, dificultades de gerencia las hubo sin dudas, alguno que otro "flojo vivo" alteró los números, pero en lo fundamental, que es la movilización del pueblo que crea conciencia socialista, conciencia de pertenencia a la sociedad, se triunfó.
La épica de la Zafra es una enseñanza para todo el que quiera hacer Revolución.
¡Sin Socialismo no hay Chávez, sin Chávez no hay Socialismo!
Allá por el año 1970 la Revolución Cubana decretó la "Zafra de los diez millones de toneladas de azúcar." Toda la sociedad se movilizó para conseguir esta meta. En el empeño se cometieron errores y se cosecharon grandes triunfos.
La sociedad se integró en un solo sentimiento, un único objetivo. Cuba vibró alrededor del liderazgo de Fidel y de la tarea. Fue una gran batalla, comparable a Girón, a la crisis de los misiles, al período especial.
El principal logro de la "Zafra de los diez millones" fue, sin dudas, haber amalgamado a la sociedad en un solo empeño. Aquella sociedad fragmentada por el capitalismo que la condenaba a ser patio lúdico imperial y de las mafias, con la zafra consiguió elevarse. Con la fuerza de la unión, fue ejemplo para el mundo, otra manera de organizarse era posible, vivir como hermanos no era una utopía, el trabajo alcanzó una nueva dimensión, dejó de ser compulsión, para ser alegre realización de las mejores potencialidades del humano.
La sociedad puso a prueba su nueva organización, el tejido social funcionó y se fortaleció, de esa epopeya surgió una nueva sociedad, acerada, organizada, disciplinada, capaz ahora de resistirlo todo, así lo demuestra durante medio siglo.
Surge de esto una reflexión: los pasos que da una Revolución importan por los logros materiales, pero lo fundamental son los logros espirituales, los que en última instancia deciden la contienda.
La meta de los diez millones no se cumplió: ¡Fracaso! gritaron los capitalistas desde su exilio en Miami ¡Fracaso! se oyó en boca de algunos cándidos en las calles de La Habana. Se cometieron errores reconoció Fidel.
La historia, que es la mejor contabilista de la vida, puso las cosas en su lugar: aquella jornada preparó al pueblo para caminar por la senda del Socialismo. Hoy los logros de Cuba, a pesar de medio siglo de hostigamiento y bloqueo, asombran al mundo: alta asistencia médica, elevada educación, uno de los pueblos más cultos y solidarios del planeta, inseguridad mínima, fraternidad máxima, todos estos logros tienen su raíz espiritual en la zafra de los diez millones. No es posible valorar aquella hazaña con el frío cálculo de los kilos de azúcar, habría que inventar una medida para el crecimiento del alma buena.
Se cometieron errores, dijo Fidel. Sí, seguramente se abandonaron otras tareas, es probable que se bajó la guardia en la solución de otros problemas, dificultades de gerencia las hubo sin dudas, alguno que otro "flojo vivo" alteró los números, pero en lo fundamental, que es la movilización del pueblo que crea conciencia socialista, conciencia de pertenencia a la sociedad, se triunfó.
La épica de la Zafra es una enseñanza para todo el que quiera hacer Revolución.
¡Sin Socialismo no hay Chávez, sin Chávez no hay Socialismo!
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