El linchamiento que los medios y opinadores enemigos, y asombrosamente también algunos nuestros, hacen de Luis Pulido, llama a reflexión. No se puede entender lo que eso significa sin ubicarlo en un paisaje ideológico. Veamos
La Revolución Bolivariana llega a una fase de definición, la lucha de clases se agudiza y alcanza niveles definitivos, la batalla por la hegemonía de la sociedad se torna muy cruenta, se agrupan los bandos, se desentierran las hachas de la guerra infame.
Ahora las fuerzas tienden a agruparse en dos bandos principales: El capitalismo, enfrentado a la posibilidad Socialista. Ya no hay lugar para "terceras vías", el choque se ha profundizado de tal manera que determina todas las acciones, no hay forma de escaparse de este dilema, es el principal signo de la crisis.
Es en esta situación donde ocurre el episodio de los contenedores con alimentos vencidos (que no es lo mismo que podridos). Es en esas circunstancias que se detiene a Luis Pulido para averiguaciones. Inmediatamente la gavilla mediática enfila sus ponzoñas en contra de PDVSA, PDVAL, y sus cuadros. La manipulación mediática intenta instalar en la opinión pública tres aberraciones. Veamos.
Una, Pulido es condenado, es culpable de antemano: se le califica de forajido, sobre él se vierte el odio de la canalla. Se comete una violación de sus derechos más elementales.
Dos, en estas condiciones, quien defienda a Pulido, quien pida siquiera el beneficio de la duda, será acusado de encubrir la corrupción. De esta manera privan a Pulido del derecho a la defensa.
Tres, todo lo que tocó, todo lo que tuvo contacto con él, también es "culpable". Así, aparecen en la prensa listas que son sentencias irresponsables, la lepra de la sospecha infundada se riega como excremento. Afinan así la agresión por mampuesto hacia objetivos superiores: el linchamiento de cuadros, debilitar a la Revolución.
Pero, surge una pregunta ¿Cuál debe ser la actitud de los Revolucionarios, de los Socialistas?
Existe un hecho que debe ser investigado, esas investigaciones deben ir al fondo, y dictaminar a los culpables, sólo después se les debe condenar. Esto no es otra cosa que el principio de justicia que señala: "todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario".
No hacerlo así, violar este fundamento jurídico, abre camino a una conducta que haría mucho daño a la Revolución, se instalaría la peligrosa "cacería de brujas", sentaríamos el precedente del "dispara primero y averigua después", minaríamos el humanismo revolucionario. Y no olvidemos que el Socialismo es, en esencia, humanismo.
La Revolución Bolivariana ha dado muestras de una alta magnanimidad, de un alto humanismo, esta es su principal fortaleza. Siempre en sus actuaciones ha preservado el respeto al humano. La mayor enseñanza que una Revolución puede dar a su pueblo, es la de resolver sus asuntos, sus diferencias con rigor, pero siempre preservando el respeto por el ser humano. Esa es la única garantía de su permanencia.
¡Sin Chávez no hay Socialismo!
¡Luis Pulido es inocente hasta que se demuestre lo contrario!
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