La ideología determina, en última instancia, la posición política. Puede ser que la bruma de la acción confunda la colocación, pero el tiempo y el devenir se encargarán de poner las corrientes en su cauce natural.
En los procesos revolucionarios, las organizaciones políticas, que son guiadas por ideologías, tienen un movimiento de traslación que las lleva inexorablemente a su posición natural. Es que el avance social exige definiciones.
Venezuela es un laboratorio excepcional para estudiar los deslizamientos políticos, los movimientos de traslación de las organizaciones. Veamos.
miquelena y los miquelenos acompañaron a la Revolución en su alborada, pero rápidamente su ideología y el avance revolucionario los colocó en la traición de abril.
bandera roja, la otrora heróica, fue deslizada por el dogmatismo y el oportunismo, desde las montañas de Oriente a la mesa de la coordinadora democrática.
Podemos, el partido del meloso ramón, fue llevado por el pragmatismo y su ideología pequeño burguesa ambigua, desde la trinchera Bolivariana, hasta la cloaca de globovisión.
Está claro, la Revolución avanza y en su devenir se van produciendo definiciones, el paisaje se aclara, cada uno ocupa su lugar, la depuración ocurre.
Recientemente tenemos un caso digno de toda nuestra atención, sin duda es un preámbulo de los reacomodos que vendrán, indican las cualidades elásticas de las organizaciones políticas de la pequeña burguesía, del reformismo.
Es el caso de las elecciones regionales: en un estado hay dos candidaturas principales.
La una no ofrece dudas, es una candidatura del PSUV, que es decir de Chávez, es coherente.
La otra candidatura es más interesante, no es del PSUV, pero es apoyada por un partido declarado chavista, hasta allí todo más o menos bien, recordemos que los partidos chavistas hablaron de una unidad imperfecta. Es un eufemismo, pero fue aceptado.
Cuando la situación se enturbia es cuando el partido de rosales apoya a la candidatura “Chavista” distinta a la del PSUV, entonces las aguas se salen de su cauce, ¿un partido “chavista” apoyando a un candidato que simultáneamente es apoyado por los oligarcas, por los representantes del imperio? Este apoyo debía llamar a reflexión a todos los partidarios de esa candidatura paralela, pero no, ellos replican que ser apoyados por el enemigo es normal, y todavía mantienen su condición de “chavistas”.
La situación es premonitoria de reacomodos inexplicables. Cómo explicar sin caer en contradicciones que se es “chavista” y, al mismo tiempo, se es aliado de rosales, se está unido en una misma candidatura. Cómo explicar que se está con un proceso que marcha al Socialismo, y al mismo tiempo se va unido con un partido que postula el capitalismo.
Esta situación es advertencia de desgajamientos en el espectro chavista, de alianzas con la derecha, de pérdida de escrúpulos. Estos pasos indican caminos de conciliación con la derecha oligarca.
La ideología volvió a hablar, es la que encauza el traslado de estos partidos y estos candidatos: el “Socialismo productivo” es un disfraz que no consigue ocultar su esencia capitalista, por eso después de muchas vueltas se sienta en la mesa con la oligarquía.
¡Con Chávez es el Socialismo!
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