El Comandante Chávez, en el acto de cierre de campaña, anunció una Revolución en la Revolución. Buenas noticias.
Las revoluciones, por su misma esencia, siempre estarán en constante Revolución. Aquí surge una pregunta importante:
¿En qué consiste una Revolución en la Revolución?
Sabemos que la acción política está determinada por la ideología, recordemos que una Revolución no puede ir más allá de la ideología que la sustenta. Siendo así, la Revolución dentro de la Revolución tiene como eje central la Revolución en la ideología.
Entonces, es necesario determinar qué ideología nos ha dirigido hasta ahora, y cuál será la ideología que debe ser hegemónica. Veamos.
Una Revolución atraviesa diferentes etapas, siempre será así. Estas etapas están dadas por la inevitable lucha de clases que en ella sucede.
En el caso nuestro, recordemos la etapa en la que la Revolución estuvo hegemonizada por la derecha civil y militar que culmina con el golpe de abril y la salida de miquelena. Después vino una etapa de dirección de la ideología de la pequeña burguesía que vale la pena explorar un poco, ya que todavía intenta guiarnos.
La pequeña burguesía es capaz de dirigir las revoluciones en sus primeras etapas, en la fase de derrumbe de la oligarquía gobernante, pero nunca podrá dirigir la construcción del Socialismo.
Ella, por sus características, por su espíritu, lleva los procesos por caminos de restauración, su condición burguesa no le permite correr la hermosa aventura de romper con el pasado. El temor al gran salto, el miedo a apoyarse en lo nuevo, la convierte en agentes eficaces de la restauración capitalista.
La ideología de la pequeña burguesía es un dispositivo de seguridad del capitalismo. Actúa desde dentro de las revoluciones para deformarlas y extraviarlas.
En resumen, una Revolución dirigida por la ideología pequeña burguesa está destinada al estruendoso fracaso.
La Revolución en la Revolución debe comenzar por la sustitución idelógica. Es necesario tomar la ideología de la clase obrera, la única capaz de conducir la construcción del Socialismo.
Una nueva clase obrera debe formarse al amparo de los cambios revolucionarios, una clase fundida con su ideología, capaz de romper con la propiedad nosocial de los medios de producción, de impregnar a la sociedad de la Conciencia del Deber Social, del internacionalismo, de acompañar y reforzar el liderazgo del Comandante Chávez. En resumen, de dirigir la construcción del Socialismo, de superar la fase del miope economicismo de las luchas obreras.
La Esperanza debe vivir. Un pueblo que conserve la posibilidad de avanzar, de corregir rumbos y errores, es un pueblo que está vivo. Pero un pueblo que se suicida eligiendo a sus verdugos oligarcas, es un pueblo convertido en fósil, en zombi, en espectro histórico. Nosotros en noviembre elegiremos vivir.
Las perspectivas son maravillosas, de las elecciones regionales debe salir fortalecido el liderazgo del Comandante Chávez. Es imprescindible votar por sus candidatos, de esta manera la Revolución en la Revolución será el camino definitivo hacia el Socialismo, hacia la felicidad social.
¡Chávez es Esperanza!
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