30.10.08

DEFENDER EL FUTURO

Las revoluciones se parecen más a un mar proceloso que a un plácido lago. No ocurren en línea recta, al contrario, trazan torbellinos difíciles de comprender. Siempre son inéditas.
La Revolución Bolivariana, con diez años de camino, dibuja trazos huracanados que dificultan la comprensión. Es una Revolución pacífica, nada más esta característica sería suficiente para ilustrar su complejidad. Pero además ocurre en un mundo donde el Socialismo está en franca retirada, arrinconado por medios de deformación poderosísimos, abandonado por antiguos adalides, incomprendido.
Frente a esta complejidad que dificulta la visión…
¿Cómo evaluar a la Revolución , cuál es el deber de los revolucionarios?
La principal dificultad es ver en medio de la tormenta el camino verdadero, desbrozar las ideas revolucionarias de la paja teórica, detectar en medio de la contradictoria realidad las acciones que determinan el futuro, que deciden el avance, y a partir de allí evaluar y decidir la participación. Veamos.
Esta Revolución se declara antiimperialista, anticapitalista y socialista en decisiones sucesivas, indicativas de la búsqueda de un camino diferente al capitalismo. En ese camino se han cometido errores de todo tipo, endosables a todos los actores políticos, desde el Comandante, que los reconoce, hasta la dirigencia de la clase obrera.
Errores que son propios de los procesos que se mueven, que buscan. Eso era de esperar, más en una Revolución plagada de teorías distraccionistas.
Otros errores son generados por activistas de poca o ninguna formación revolucionaria, no olvidemos que esta Revolución comienza en medio de un desierto: cuando unas organizaciones revolucionarias estaban empantanadas en una suerte de anarquismo vergonzante, en un escepticismo paralizante y otras en salto mortal que conduce al campo enemigo. Se entiende entonces que la escasez de cuadros revolucionarios es una falla corregida con la deficiencia de lo urgente.
Las decisiones que determinan el futuro socialista se han tomado con la intención de los que quieren avanzar. Las socializaciones de fábricas son pasos en la dirección correcta, los balbuceos de trabajo voluntario son comprensión de la necesidad de la Conciencia del Deber Social, la brigada voluntaria de la Misión Ribas que ayudó a la reconstrucción de la hermana Cuba azotada por huracanes, es asomo de un hombre nuevo que siente que servir a la sociedad recompensa.
La clase obrera, por encima de los humos del inmediatismo mercantilista, está en el deber de impulsar esta Revolución: aportar su disciplina, su sentido de la organización, su entrega a la causa revolucionaria, su sentido de la solidaridad.
En síntesis, reforzar con su conciencia, acción e ideología, a la Revolución Bolivariana.
Ahora que vamos a un proceso electoral donde se decide la suerte del pueblo de Venezuela, de la Revolución y del Comandante Chávez, la clase obrera, su dirigencia, debe postergar cualquier otro objetivo, disponerse a apoyar con fuerza los candidatos de Chávez para garantizar así la continuidad de la esperanza socialista.
No puede quedar al margen del proceso, moviéndose sólo en la mezquindad de reivindicaciones inmediatas, ajena a sus metas históricas.
¡Chávez y la Clase Obrera son Esperanza Socialista!

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