17.2.08

EL RELAMPAGO

A esta Revolución le hace falta un relámpago. Las revoluciones comienzan con un fuerte relámpago y continúan su marcha cabalgando en los truenos de la historia.
La Revolución Cubana tuvo su relámpago el 26 de julio, aquella madrugada la claridad que cruzó el cielo de Santiago alumbra todavía sobre la América.
Playa Girón, la crisis de los misiles, el rescate del niño Elián, los cinco héroes, la dignidad y valentía frente al derrumbe de la Unión Soviética, son truenos que acicatearon esa Revolución.
La Revolución Bolivariana nació del relámpago del 4 de febrero, y cabalgó en abril y diciembre. El revocatorio fue rayo y fue trueno que nos impulsó hasta aquí, la declaración de antiimperialista, el camino al Socialismo, son centellas que iluminan nuestra historia.
Hoy vivimos etapa de grandes dificultades, la Revolución atraviesa por mares de desconciertos. Muchos elementos se podrían aportar para ilustrar la situación de estancamiento, pero no tiene sentido, basta ver a nuestro alrededor para sentir que las cosas no están bien, y es un error engañarnos, al contrario, debemos afrontar la realidad como primer paso para transformarla.
¿Cuáles son las causas del extravío?
Ya lo hemos dicho, siempre que una Revolución se desconcierta la causa debe buscarse en las debilidades ideológicas. Esta Revolución afronta un fracaso de la ideología de la pequeña burguesía: su proyecto económico de híbrido entre el capitalismo y Socialismo ha fracasado, su propuesta de pacto con la oligarquía nos lleva directo al despeñadero.
Este proyecto pequeño burgués ha cosechado un aumento de la conciencia egoísta capitalista, un desencanto de las masas, una confusión en los dirigentes medios, desespero en los sectores menos concientes, un clima de desasosiego creciente que puede ser aprovechado para crearnos conflictos de gran envergadura, una merma en nuestro caudal electoral.
Podemos decir que la ideología pequeño burguesa nos llevó a un período de estancamiento de suma gravedad.
Ante esta situación la derecha interna y externa se preparan para sellar un pacto. Aprovechan cualquier debilidad, cualquier dificultad para correr el nudo que pende sobre el cuello de la Revolución: el pacto, que es el patíbulo de la esperanza.
La Revolución, para superar el estancamiento, reclama un relámpago que cruce el cielo iluminando el camino futuro, que reconquiste la conciencia altruista de abril y diciembre, que nos convoque para lo grande, que nos devuelva la esperanza, que nos sacuda la parsimonia, que traiga de nuevo el entusiasmo.
Ese relámpago esta reservado al Comandante, sólo él puede conducir las acciones de autocrítica, de sinceración y de relanzamiento de la vida nacional.
Es necesario reconocer las insuficiencias de la ideología pequeño burguesa que es hegemónica en la Revolución. Los errores, más que de los hombres, son errores de las ideas, por tanto, hay que renovar la ideología, allí está el meollo del problema.
Ningún daño haría que los gobernantes reconozcan lo que todo el mundo ve: los errores cometidos.
¡Chávez es relámpago!

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