¿Fue una derrota el 4 de febrero, lo fue acaso el asalto al Moncada, lo fue Alegría del Pío, lo fueron las primeras expediciones de Los Cayos, lo fue el referéndum del 2 de diciembre del 2007 ?
La respuesta es de dos tipos:
Alguien que razone con la psiquis capitalista nos diría, “todas fueron derrotas”, y añadiría: “no se cubrió la meta”. Estaría así razonando como si la vida, la política, fuese un asunto de contabilidad: cuánto vendí, cuánto me costó, qué ganancia me dejó.
Es comprensible que mucha gente razone de esta manera, son las estructuras mentales capitalitas que nos habitan.
Ahora bien, la política revolucionaria tiene otras estructuras de razonamiento, el revolucionario piensa más con el corazón que con el bolsillo, o con la caja registradora, por eso la manera de evaluar los acontecimientos es totalmente distinta a la forma capitalista.
El objetivo del revolucionario es cambiar el alma de la humanidad, hacer que haga suya la idea de la Revolución , la idea de sustituir la organización del odio por la organización del amor.
Todas las acciones verdaderamente revolucionarias están dirigidas a la esfera espiritual y no a la esfera material de la vida humana. Por eso los capitalistas que son metálicos, no pueden entender ni evaluar las acciones revolucionarias.
Entonces, los revolucionarios tienen otro comportamiento frente a las acciones que realizan, todas, independientemente del resultado, son oportunidades para afianzar la conciencia revolucionaria en los pueblos, lo que cambia es la forma que toma ese afianzamiento.
El 4-F fue un éxito, porque a partir de ese latigazo en el alma del venezolano se pudo cambiar la parsimonia por la combatividad, el odio comenzó a ceder terreno frente al amor, el egoísmo declinar frente al altruismo, y todo ese cambio luminoso en el alma colectiva se materializó en el Comandante Chávez.
El Cuartel Moncada vio, sintió la fibra juvenil dando la mayor prueba de amor: entregar la vida por un objetivo altruista, aquello fue un relámpago amoroso en el cielo caliginoso de cálculo mezquino, de cobardía que cubría a la América.
Nosotros debemos preguntarnos ¿cuál es la actitud que el revolucionario debe tener frente a estos aparentes reveses, cómo transformarlos en acicate para la conciencia revolucionaria?
Lo primero es entender que el fin de la acción revolucionaria, siempre, es preservar y estimular la conciencia revolucionaria en la sociedad, es decir, la conciencia del deber social, de pertenencia a la sociedad.
Después, dar ejemplo de dignidad revolucionaria, de ética, tal como nos enseñó el Comandante frente a los resultados del referéndum, o cuando el golpe de abril, o cuando el “por ahora” del 4 de febrero.
Tercero, revisar las causas profundas del revés, esto es muy importante, gran ventaja de los revolucionarios es saber aprender siempre, y corregir siempre, independientemente de los resultados.
Cuarto, siempre seguir luchando, por sobre todas las adversidades y los triunfos, seguir luchando, como en Alegría del Pío, como el 4 de febrero, como con el referéndum.
¡Ahora más que nunca LEALTAD con Chávez y el Socialismo!
¡Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
¡Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
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