Uno de los grandes dilemas de las revoluciones pacíficas es cómo consultar la opinión popular sin dejarse atrapar en el espejismo de las elecciones oligarcas, que son castradoras de las expresiones populares más enérgicas, evitadoras de la organización popular.
Las revoluciones pacíficas cargan con el peso muerto de la tradición electoral oligarca, que las acompaña gran parte de su recorrido revolucionario. Es por eso necesario entender la influencia que el sistema electoral oligarca tiene sobre la sociedad, y comprender la necesidad urgente de sustituirlo por un sistema auténtico y permanente de consulta popular.
Las elecciones oligarcas se caracterizan por una consulta aislada e individual del cargo presidencial y de otros de importancia. Así, cada cierto tiempo, el individuo va tras un biombo y “expresa su voluntad”, que ha sido sometida a la saturación cultural, publicitaria, manipulación psíquica y mediática de un sistema de intervención sicológica. Este hecho que ocurre más o menos cada lustro, se presenta como la única forma de consulta popular.
Con este tipo de elecciones la oligarquía distrae con la simulación de consulta a la población, pero además tiene la ventaja de desmovilizar a la sociedad, aislar a sus individuos, impide construir un tejido social, no lo necesita, le basta con hacer grandes actos, muchas cuñas, en definitiva, un manejo mediático del asunto.
La Revolución Bolivariana ha hecho el milagro de ganar alrededor de diez de estas elecciones oligarcas, somos una Revolución triunfante, pero, y debemos reconocerlo, hemos pagado caro tributo en esos triunfos: las elecciones tienden a desmovilizarnos y a desconcientizarnos. Ya es hora de reconocer el fenómeno y corregirlo.
Estas elecciones por la aprobación de los ajustes a la Constitución del 99 propuestos por el Comandante Chávez, son una buena ocasión para comenzar a construir una nueva, organizadora, concientizadora y movilizadora, manera de consulta popular.
La consulta revolucionaria no puede ser como la consulta oligarca: una vez cada lustro, meterse tras un biombo y pulsar un botón.
La consulta revolucionaria debe comprometer una acción y debe significar una toma de posición ante la vida, una responsabilidad vital. Veamos.
La consulta tiene un antes y un después, es un movimiento táctico cuando lo consideramos individualmente, y a eso la oligarquía lo confina, pero, en tiempo de Revolución tiene profundas implicaciones estratégicas, es un acto social.
Y esa es la gran trampa oligarca: hacernos creer que el voto es solamente una decisión individual, sin ninguna implicación social.
Entonces, cuando los chavistas votamos “SI” lo hacemos como una decisión individual, pero concientes de que tiene implicaciones sobre el futuro de nuestra sociedad. Lo hacemos como guerreros de otra batalla contra los tradicionales enemigos de los humildes.
Ya sabemos que hoy la batalla es por el "SI", y que vamos a la contienda en terreno de elecciones oligarcas, pero concientes que el dos de diciembre además de decidir la Reforma, definiremos el porvenir de la Revolución , el destino del Comandante, y la suerte de los futuros combates.
¡Defenderemos a Chávez y al Socialismo con el "SI" en la calle!
!Irreverencia en la discusión, Lealtad en la acción!
!A la Reforma, SÍ!
!Orden del Libertador para los Cinco Héroes Defensores de la Humanidad!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario