4.6.07

CRISIS Y OLIGARQUÍAS

En Venezuela las crisis revolucionarias siempre se han resuelto con una sustitución de oligarquías.
Sucedió así con la Revolución de independencia: El Libertador termina en San Pedro Alejandrino, mientras Páez transformado en neoligarca sube a la presidencia.
Zamora luchaba contra la oligarquía llevando en su propia tropa a los retoños de una neoligarquía que le daría muerte.
La lucha de Cipriano Castro transformó a un campesino de la Mulera tachirense, el general Gómez, en el primer neoligarca petrolero.
Tumbamos a Pérez Jiménez, pero terminamos con Rómulo asesinando patriotas, y a una neoligarquía sustituyendo a los perezjimenistas.
Es que ingenuamente hemos confundido oligarcas con oligarquía. Derrotamos a los oligarcas y dejamos intactas las condiciones para que surja de las cenizas una nueva oligarquía. Los hombres son oligarcas, pero la oligarquía, el sistema oligarca, es una relación determinada de los hombres con la propiedad.
Esta relación se caracteriza por la propiedad antisocial de los medios de producción, que se entrelaza con una espiritualidad egoísta, y permite que unos pocos (oligarcas o neoligarcas) se apropien de la riqueza, del trabajo del resto de la sociedad.
Entonces, la primera condición para acabar con el sistema oligarca es acabar con la relación de propiedad que le da origen, sustituyéndola por la propiedad social administrada por el Estado.
En las crisis revolucionarias, en esta crisis que estamos viviendo, debemos tener un ojo en la oligarquía vieja y otro en la neoligarquía que retoña. Debemos derrotar a los oligarcas y a las condiciones que permiten su existencia. La Revolución es derrotar a los oligarcas y acabar con las condiciones que permiten su restauración. Veamos.
La oligarquía retoñará siempre que exista la posibilidad de apropiarse del trabajo, de la riqueza ajena. La definición de oligarquía es: hombres que se apropian del trabajo ajeno. La forma como lo hacen no es relevante, puede ser explotando esclavos, o puede ser disfrazados de empresarios socialistas, o nomenclatura cogestionaria, puede ser en grupo o individualmente.
La única manera, la única vía para acabar con oligarquías y oligarcas, es transitar el camino de la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción, y no es posible esa propiedad social si no es administrada por el Estado.
Es a través del Estado Revolucionario la única manera de administrar la propiedad social, de planificar, de tomar control de la economía nacional, en resumen, de hacer el Socialismo. Esto lo saben las oligarquías, las nuevas y las viejas, y oponen lo “público” al Estado Revolucionario. Buscan así debilitar al Estado y dejar a la sociedad revolucionaria sin su integrador.
Deslizan por debajo de la mesa, con el pretexto de lo público, a la propiedad antisocial, a la espiritualidad egoísta. Se olvidan que lo público sólo se hace social a través del Estado Revolucionario, lo público sin Estado Revolucionario es egoísta, es antisocial, es antisocialista, no es verdaderamente público.
Sólo a través del Estado Revolucionario la sociedad puede integrarse.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, y sin Socialismo no hay Chávez!

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