4.2.07

¡ESTAMOS EN GUERRA, QUE NADIE NOS PIDA MESURA!

Cuando un Pueblo decide tomar las riendas de su destino y se lanza a la hermosa aventura de construir el Socialismo, todas las oligarquías mundiales se conjuran contra él, le declaran una guerra implacable.

En Venezuela estamos en guerra desde que el 4 de febrero iluminó la noche que ya duraba medio siglo, y nos anunció que todavía existía la reserva moral que hizo posible que los caballos de Apure galoparan tierra peruana llevando a los centauros de la libertad Americana.

Esta guerra de la oligarquía criolla y sus amos del norte contra el sueño de redención, se ha expresado de varias formas: en abril fue un golpe artero, en diciembre un sabotaje directo al corazón económico, después guarimba, luego tomó forma electoral en el revocatorio y en la intentona de rosalito. Nunca la oligarquía nos ha dado cuartel, nunca ha dejado el frente de batalla, sólo ha cambiado la manera de agredirnos.

Ahora, después de derrotada en el campo militar, en el sabotaje masivo y en el terreno electoral, el enfrentamiento ha tomado una forma más sutil, pero más peligrosa y potente. Hemos llegado a la batalla final de las revoluciones, a la última línea de resistencia del enemigo oligarca, línea definitiva desde donde se puede avanzar a territorios refulgentes, de construcción, o retroceder al infierno capitalista.Hemos llegado a la batalla ideológica, la más importante de todas las batallas, peleamos hoy desde la trinchera de ideas.

En nuestro empeño socialista, nos enfrentamos a las oligarquías nacionales aliadas a todas las oligarquías mundiales: nos agreden desde España, pero también desde Colombia y Perú, el imperio nos amenaza desde todas las oligarquías y todos los días.

A estos enemigos los detectamos con facilidad, no hay que hacer esfuerzos para entender que Bush o Negroponte nos atacan, que Uribe no es nuestro amigo, que Lula culipandea, pero en esta confrontación también enfrentamos a un enemigo solapado, difícil de detectar.

Es la ideología reformista encarnada en la pequeña burguesía, que aparece siempre que hay posibilidades de dar el salto revolucionario. Con sus distracciones atemperadoras de las transformaciones, se presenta con una serie de teorías y propuestas disfrazadas de Revolución, cuando en realidad esconden formas capitalistas que crecerán como virus y nos llevarán a la derrota.

Contra estas desviaciones luchamos, contra los intentos de derrotar y truncar el camino socialista estamos en guerra, nos enfrentamos decididamente en la nueva forma que presenta la batalla, la batalla de ideas.

Que nadie nos pida mesura en el combate. Damos estas batallas con el corazón de los que no quieren que esta oportunidad de Revolución se pierda como tantas otras. Con el alma de los que quieren evitar otra derrota para nuestro preterido Pueblo. Guiados por el que preguntó: ¿trescientos años de calma no bastan?

¡Rodilla en tierra con Chávez y el Socialismo Auténtico!

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