5.9.06

REFORMISMO, TREMENDISMO Y REVOLUCIÓN

EN LOS ÚLTIMOS DÍAS SURGIÓ BARRETO y revolvió la escena política. Muchas opiniones suscitó su aparición disonante en el Teresa y sus decretos enervantes afectando los campos de golf. Son variados los ángulos desde los que se aprecia la conducta del Alcalde Mayor. Los reformistas aprovechan para afincar más sus posiciones vacilantes y atacar oblicuamente a la Revolución. Los francamente contrarrevolucionarios se valen de la ocasión para amedrentar, esgrimiendo el fantasma del comunismo come niño, y no faltará el que ande por allí con un serrucho en la mano pescando en río revuelto.
El análisis debe ser radical, que no es otra cosa, como dice el Comandante, que ir a la raíz, a las causas determinantes del fenómeno que se estudia. Por encima de la anécdota, se debe intentar ver las fuentes ideológicas de la situación, las carencias que la producen, y los correctivos que se deben aplicar.
Dentro de la Revolución Bolivariana se enfrentan dos grandes corrientes ideológicas, y lo de Barreto es expresión de este choque. Veamos.
Por un lado, la tendencia francamente capitalista, que de Socialismo sólo tiene el oportunismo de declararlo. Por el otro, la ideología pequeño burguesa, que reconoce que el Capitalismo debe ser superado, pero se encuclillan a la hora de los cambios profundos y vacilan adoptando medidas paliativas.
Los capitalistas bolivarianos, no tienen dudas ideológicas, dicen que el ALCA es mejor que el MERCOSUR, y ni les interesa el ALBA. Estimulan el crecimiento del Capitalismo y se enorgullecen cuando el sector privado no petrolero crece, lo que es un indicativo inequívoco de que el Capitalismo se robustece. En lo político, se expresan propugnando un nuevo pacto de punto fijo, una nueva colaboración de clases, pero con nuevos actores. En pocas palabras, son partidarios de una sustitución de oligarquías.
Los pequeños burgueses bolivarianos son vacilantes: un día son conservadores, otro tremendistas, un día toman una medida bulliciosa, fuera de todo sentido de la oportunidad, y otro, cuando la ocasión política exige nacionalizar, se quedan en un simbólico eructo, o se asustan. Su enfrentamiento con la corriente capitalista es torpe e ineficaz. No construyen Socialismo, a lo sumo hacen espuma, nunca cambios profundos.
El caso Barreto evidencia la debilidad de la Corriente Revolucionaria, destinada a superar la restauración capitalista y también a la ideología pequeño burguesa, cuyo tremendismo inoportuno y distraccionista en última instancia favorece al enemigo.
Es urgente entender dos cosas: primero, el ritmo de esta Revolución lo marca el Comandante, y segundo, la necesidad imperativa de fortalecer la ideología y la práctica revolucionaria para derrotar las desviaciones capitalistas y los disparates pequeño burgueses.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Chávez, Fidel, el ALBA, son Socialismo!

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