Se equivoca el que crea que el Embajador Germán es una brizna, así como se equivoca el que crea que el juicio a Capriles es judicial.
Cuando los niños fascistas del Este van contra la Embajada, cuando allí vomitan todo su odio, no lo hacen contra el Embajador Germán, lo hacen contra un sistema, contra el Socialismo, contra las causas justas, contra la redención de los humildes. El golpe de Abril a la Revolución Bolivariana no estaría completo sin la agresión a la Embajada de Cuba. La Embajada y Miraflores representaban lo mismo: la esperanza de redención para estos pueblos de América, la dignidad de los pueblos del mundo, la esperanza, la certeza, de que es posible construir un mundo que supere al capitalismo creador de miseria material y espiritual. Y eso no lo pueden tolerar los privilegiados.
La agresión a la Embajada de Cuba no fue un hecho aislado ni casual, era la culminación de un proceso de yugulación de la revolución venezolana.
Pero, ¿Por qué la Embajada de Cuba y no otra? Sienten el imperio y sus lacayos que es allí en la isla de Cuba donde está el ejemplo que terminará por enterrarlos, le temen. En ese espejo de dignidad ven reflejada su cara vetusta y débil. Cuba les muestra su futuro nefasto, y al hacerlo marca el rumbo de salvación para la humanidad. Esta agresión a la Heroica Embajada de la Dignidad, forma parte de una guerra contra el Socialismo, contra su ejemplo, contra los que siguen su ejemplo.
Esta guerra terrorista se inicia desde los mismos días de la Sierra Maestra, allí los rebeldes se enfrentaban a un ejército dotado y entrenado por el imperio. Nunca la agresión ha cesado: el Maine, Bahía de Cochinos, los miles de ataques terroristas, los crímenes de Posada Carriles, la agresión de Capriles y su cohorte de niños fascistas del Este, todo eso forma parte de la agresión contra el Socialismo Cubano y contra la esperanza y el ejemplo de redención.
De allí que reducir la agresión de Capriles a enfrentamiento personal con el Embajador Germán es de una simpleza imperdonable. Aquella agresión fue contra un sentimiento de humanidad. Germán y el resto de los heroicos defensores de la Embajada salieron victoriosos, fueron juzgados por la historia y la historia dictaminó que sí es posible el hombre nuevo con el que soñara el Che.
Ahora Capriles, representante de la infamia, enfrenta un juicio meramente judicial por los mismos hechos. Al Carriles de Baruta le queda pendiente el dictamen que dan los pueblos y la historia, y allí Capriles Radonsky está categóricamente condenado.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Cuba es socialista!
Cuando los niños fascistas del Este van contra la Embajada, cuando allí vomitan todo su odio, no lo hacen contra el Embajador Germán, lo hacen contra un sistema, contra el Socialismo, contra las causas justas, contra la redención de los humildes. El golpe de Abril a la Revolución Bolivariana no estaría completo sin la agresión a la Embajada de Cuba. La Embajada y Miraflores representaban lo mismo: la esperanza de redención para estos pueblos de América, la dignidad de los pueblos del mundo, la esperanza, la certeza, de que es posible construir un mundo que supere al capitalismo creador de miseria material y espiritual. Y eso no lo pueden tolerar los privilegiados.
La agresión a la Embajada de Cuba no fue un hecho aislado ni casual, era la culminación de un proceso de yugulación de la revolución venezolana.
Pero, ¿Por qué la Embajada de Cuba y no otra? Sienten el imperio y sus lacayos que es allí en la isla de Cuba donde está el ejemplo que terminará por enterrarlos, le temen. En ese espejo de dignidad ven reflejada su cara vetusta y débil. Cuba les muestra su futuro nefasto, y al hacerlo marca el rumbo de salvación para la humanidad. Esta agresión a la Heroica Embajada de la Dignidad, forma parte de una guerra contra el Socialismo, contra su ejemplo, contra los que siguen su ejemplo.
Esta guerra terrorista se inicia desde los mismos días de la Sierra Maestra, allí los rebeldes se enfrentaban a un ejército dotado y entrenado por el imperio. Nunca la agresión ha cesado: el Maine, Bahía de Cochinos, los miles de ataques terroristas, los crímenes de Posada Carriles, la agresión de Capriles y su cohorte de niños fascistas del Este, todo eso forma parte de la agresión contra el Socialismo Cubano y contra la esperanza y el ejemplo de redención.
De allí que reducir la agresión de Capriles a enfrentamiento personal con el Embajador Germán es de una simpleza imperdonable. Aquella agresión fue contra un sentimiento de humanidad. Germán y el resto de los heroicos defensores de la Embajada salieron victoriosos, fueron juzgados por la historia y la historia dictaminó que sí es posible el hombre nuevo con el que soñara el Che.
Ahora Capriles, representante de la infamia, enfrenta un juicio meramente judicial por los mismos hechos. Al Carriles de Baruta le queda pendiente el dictamen que dan los pueblos y la historia, y allí Capriles Radonsky está categóricamente condenado.
¡Sólo el Socialismo salva al pueblo!
¡Cuba es socialista!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario