La
humanidad usa el método de ignorar los grandes peligros para solucionarlos. El
absurdo tiene sus raíces en lo profundo de la psiquis, es como el niño que en
la noche devela los ataques de los monstruos que habitan los closet arropándose
hasta la cabeza. Veamos.
Las
mentes más claras del planeta alertan el peligro que corremos con la voracidad
del capitalismo. Lo hacen desde hace años y no pasa nada. Fidel le dedica
varías de sus reflexiones, grita que ya no hay mucho tiempo. Ahora las
reuniones de los grandes de la economía aceptan la gravedad de la situación, le
ponen fecha cercana a la llegada del punto de no retorno. La causa del mal está
bien definida: el capitalismo.
La
situación es dramática, sin embargo inexplicablemente nos portamos como el
avestruz que frente a la amenaza entierra la cabeza y así, ignorándola,
pretende resolverla.
El mundo, sumido en enorme
crisis causada evidentemente por el capitalismo, busca soluciones en un
capitalismo más salvaje, vamos camino al fascismo. Y no aparece por ningún lado
una opción socialista fuerte, nítida. Países
ayer socialistas, hoy sucumbieron a las ilusiones del capitalismo y miden su éxito, no por lo sano de su vida o
la felicidad de sus pueblos, sino por el PIB, que es, en esencia, una medida
del consumismo, del despilfarro, de la agresión al planeta.
¿Por
qué esta falta de respuesta a la crisis profunda? La respuesta debe buscarse en
los mecanismos de defensa del capitalismo.
El
sistema capitalista no es principalmente un fenómeno económico, es sobre todo
una cultura, una psiquis, una espiritualidad, culminación y refinamiento de
milenios de sistemas basados en la apropiación del trabajo ajeno: unos pocos se
apropian de la riqueza producida por todos, las culturas sostienen este inmenso
robo. Es así, en el capitalismo anidan los más fabulosos mecanismos de defensa
tallados en milenios de dominación, los principales de ellos actúan en la
mente, en los corazones, a ese monstruo nos enfrentamos, se enfrenta la
humanidad.
En esa
batalla descomunal nos encontramos. Esa tarea inmensa, decisiva, romper el
cerco mental del capitalismo, es el principal objetivo de la Revolución. Todas
las medidas, económicas, sociales, organizativas, culturales, deben tener ese
azimut.
La Revolución Bolivariana, una
de las poquísimas disonancias en la unanimidad capitalista mundial, no puede
ignorar su fundamental papel en la instauración de la humanidad viable,
posible, y no puede ignorar el peligro que hoy corremos, el desastre es
inminente. Poco tiempo nos queda para revertir la
situación.
El capitalismo es un virus de
todo o nada, por eso no son posibles convivencias ni alianzas con él. En los
híbridos la Revolución perece. El Socialismo es o no
es. Tal como no existe media preñez, no existe Socialismo a medias. Debemos ser
ejemplo para el mundo, no uno más en la comparsa capitalista. La humanidad
clama por un Polo Socialista que marque el camino de la sobrevivencia.
¡Con Chávez resteaos!
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