La plusvalía es
la forma capitalista de apropiación del trabajo ajeno, por ella este trabajo
excedente, a través de la propiedad no social, es robado a la sociedad. En el
Socialismo, el trabajo excedente, en virtud de la propiedad social, va a la
sociedad toda, es dispuesto por ella a través de su administrador: el Estado.
Así el obrero trabaja para toda la sociedad, se restaura su condición social,
de miembro de la sociedad, se restituye la identificación del trabajador con el
producto de su trabajo, y en tanto miembro de la sociedad se beneficia de lo
que a ella beneficia.
La plusvalía está ligada a la propiedad nosocial, al
mercado y, sobre todo, a la conciencia egoísta, al fetichismo que transforma al
capital, en un monstruo que gobierna a la humanidad, la pone a su servicio.
El Socialismo está ligado a la Propiedad Social , al
reparto equitativo de acuerdo a las necesidades de cada quien y al trabajo de
acuerdo a su capacidad, a la Conciencia del Deber Social, al sentido de
pertenencia a la sociedad, a la comprensión de que la suerte del individuo está
ligada a la suerte de la sociedad, la comprensión de que no hay solución a los
grandes problemas de la existencia fuera de la sociedad.
En Revolución, las medidas económicas, las formas
económicas que se adopten son de importancia vital, de ellas depende la
conciencia que se construya. Y recordemos que es en la conciencia, en las
ideas, donde se dilucida el destino de la sociedad.
Cabe aquí parafrasear a Clemenceau y decir: la
economía es un asunto tan importante para la Revolución que no se puede dejar
en manos de los economistas. Recordemos que el ángulo menos importante de la
economía es lo económico, su aspecto fundamental es la influencia de sus
acciones en la conciencia.
Es un error pensar que podemos impulsar formas
económicas nosociales, capitalistas, egoístas, y construir simultáneamente
convivencia, relaciones socialistas, o que esas formas y medidas capitalistas
no buscarán sus canales políticos, no se expresarán en lo político.
Al contrario, las formas políticas, económicas,
sociales, espirituales, culturales, forman un todo, todas se influyen
mutuamente.
Entonces, no hay atajos, no hay lugar para
inventos, las medidas socialistas en todos los campos, y aunque parezca
ridículo decirlo, deben ser socialistas. Ya lo alertó el Che, pretender
construir Socialismo con las armas melladas del capitalismo es un disparate que
conduce a la restauración.
La historia ilustra con dramática claridad la relación
entre las formas económicas y el resto de las facetas de la vida social, lo que
respalda la advertencia del Che. Esta verdad se carga de tragedia cuando
pensamos en la caída de la Unión Soviética , de China, y constatamos que allí
dos mil millones de seres humanos se desplazaron hacia el capitalismo, que se
restauró el capitalismo sin un tiro, sin pena y sin gloria. Y es obligado
concluir que los extravíos en lo económico están en la base de aquel desastre.
¡Con Chávez todo sin Chávez nada!
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