El 26 de Julio y el 4 de Febrero son hijos de la misma
pasión libertaria y continuadores de Bolívar y Martí. Las dos asombraron al
mundo. No debían ocurrir en esas sociedades, no estaban dadas las
condiciones objetivas, la fuerzas productivas no se habían elevado, allí no
debía suceder la Revolución , la negaban los manuales y la Internacional.
Fueron , recordando al Che, rebeliones contra los dogmas y las oligarquías.
Causa asombro como las Revoluciones suceden en
sociedades inesperadas. La primera fue en Rusia, capitalismo incipiente, Zar
infinito, campesinado atrasado. Sorprendió. Después China tuvo que luchar
contra el régimen dominante y contra la Internacional. Mao pudo vencer todos
los obstáculos y triunfar donde menos se esperaba.
Luego Cuba, apéndice del imperio, a noventa millas del
monstruo, una Revolución de base campesina que se proletarizó en la lucha de la
Sierra. Aún sus hazañas asombran al mundo.
La Revolución Bolivariana es uno de estos asombros,
rompe todos los pronósticos: en un país empapado de petróleo, con una
vanguardia disuelta, el escepticismo campeando en los predios
revolucionarios, sometidos al marasmo y a la paz imperial que cubría a la sociedad,
exiguos obreros y campesinos convertidos en citadinos, excluidos, la cultura
hipotecada al norte. En ese país imposible el espíritu de Bolívar superó las
llamadas "condiciones objetivas" de los manuales y revivió la gesta
de la Independencia.
Con estas Revoluciones Bolívar y Martí regresaron a
continuar el viaje al futuro que habían dejado inconcluso, San Pedro
Alejandrino y Dos Ríos no fueron el final, sino el inicio del camino que ahora
recorren los pueblos de la América.
A nosotros corresponde la responsabilidad de vencer lo
viejo que es el capitalismo, el imperio de estos tiempos. Lo venceremos de la
única manera que eso es posible: construyendo el Socialismo, haciendo la
Revolución , preservándola, defendiéndola de los apetitos imperiales y de las ilusiones
de convivencia yuguladora.
La audacia teórica, política y práctica del 26 y del 4
deben acompañarnos, es la misma del 19 de abril. Estas fechas nos enseñan que
la Revolución es arrojo, rompimiento, pensamiento nuevo y voluntad de superar
la fragmentación, restitución del cuerpo social, desate de las fuerzas de la
sociedad integrada. Estas fechas nos afirman que la Revolución no es un acto de
mesura, de cálculo egoísta, de índices perversos, es entrega a un ideal capaz
de elevarnos, que asombre al mundo sumido en la prudencia de la costumbre.
La mejor manera de ser fieles, de rendir homenaje a
los héroes de estas epopeyas, es, como dijo Fidel en La Historia me
Absolverá, hacer la Revolución.
Nuestra historia es abundante en heroísmo, inspira las
luchas de hoy, esa épica rebasa cualquier otra consideración, somos hijos de
titanes, y así debemos comportarnos, ser fieles a su
memoria, rendirles el único honor digno de ellos: la Revolución triunfante, el
pueblo feliz, la sociedad rescatada, el imperio derrotado. Ese debe ser nuestro
empeño.
¡Con Bolívar y Martí resteaos!
¡Con Chávez y Fidel resteaos!
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