El domingo y lunes pasados se
inscribieron dos opciones, dos proyectos de civilización opuestos como el agua
y el aceite.
Una, la vetusta vía del capitalismo,
fracasado en el mundo que cruje bajo su férula, Europa es un solo llanto, China
no puede ocultar su crisis, y los gringos ya no encuentran a quien vampirizar,
es así, el capitalismo está agotado, y por eso, es más peligroso que nunca, los
monstruos agonizantes pierden cualquier escrúpulo, en su desespero por
sobrevivir arrasan con todo lo vivo.
El capitalismo, en medio de una
crisis terminal, tiene reservado a los países de la periferia el papel de
soporte de su sistema despilfarrador, de ser sus mercados cautivos, sus
proveedores de materias primas, a suministrar carne de cañón para sus batallas
colonizadoras.
En este cuadro patético Venezuela
tendría papel principal, las grandes reservas de energía, de agua, de riquezas
minerales, nos hacen objetivo de la voracidad imperial. Necesitan petróleo y
gas abundante y regalado, no importa si el pueblo sufre las consecuencias del
despojo. Ese es el ambiente en el que la candidatura de capriles se moverá, con
él no hay otra opción que ser pieza subyugada en el soporte del despilfarro
imperial, tabla de salvación de su crisis terminal. El futuro que ofrece, más
allá de sus mentiras, es de miseria.
El capitalismo mundial nos tiene
reservado un futuro terrible, se desatarán los jinetes del apocalipsis, la
crisis del norte nos azotará con horrores. El norte que nos desprecia precisa
vampirizar al sur, no tienen otra opción. El candidato capitalista tiene que
seguir este guión, vender la Patria. Sospéchese del que plantee capitalismo.
La otra posibilidad que se presenta
a la batalla electoral, es la que señala la vía para superar al capitalismo,
busca formas de organización que potencien la fuerza social, nos integren como
sociedad.
No es una mera propuesta electoral,
sabe que el futuro del país, de esta generación y las siguientes, es superar al
capitalismo, y sabe que es el Socialismo la única manera de hacerlo, es la
continuidad de una lucha por la emancipación del humano que lleva milenios.
La tarea de construir sendas para
zafarse del destino capitalista está llena de dificultades, las clases
dominantes conocen el alma del esclavizado, la manipulan, lo engañan, así han
conseguido expoliar a la humanidad desde los inicios de la historia.
La liberación siempre fue una meta
para conseguir una vida mejor, acabar con la explotación, con la esclavitud.
Ahora, la lucha por liberarnos del capitalismo es una batalla donde se decide
el destino de la humanidad, de la vida. El capitalismo conduce al humano al
abismo de la extinción. En su afán de lucro desmedido, en su voracidad ha
lesionado de tal manera el equilibrio de la vida que la llevó a los límites de
la existencia. Nos acercamos a un punto donde el desajuste será de tal magnitud
que no habrá retorno.
La opción del Comandante es la
garantía de la continuidad de la vida.
¡Chávez es
garantía!
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