26.6.12

LA LEGALIDAD BURGUESA (Martes 26-06-2012)


Cayó Lugo como fruta madura, le precedió el inefable Zelaya, aún resisten Evo, Chávez y Correa. Lula y Dilma se traicionaron a sí mismos y ya no son asediados. UNASUR y la OEA demuestran, cada vez más, que son mecanismos para proteger la legalidad oligarca.
Este paisaje de derrocamientos de gobiernos que intentan su propio rumbo, y cuyo principal delito es su amistad con Chávez Socialista, merece reflexión por parte de la Revolución Bolivariana. Veamos.
Lugo y Zelaya expresan con claridad cómo la legalidad burguesa es un mecanismo efectivísimo para mantener la dominación burguesa, mucho más eficaz que las dictaduras.
De aquí se desprenden varias enseñanzas.
Es una ilusión pretender romper la dominación de la oligarquía dentro de su legalidad. Mientras la disidencia, la discordancia, permanezcan bajo la legalidad burguesa, ésta mantendrá  la ventaja, desgastará al intento soberano.
Las llamadas cláusulas democráticas de la OEA y de UNASUR son una ilusión y una trampa: sirven para aplicarlas a los procesos revolucionarios y encuentran vericuetos para apoyar a los movimientos oligarcas. Pensar que esas cláusulas detendrán a la burguesía continental en la defensa de sus privilegios, es una candidez.
Cuando la legalidad burguesa no puede detener un brote de soberanía, una situación revolucionaria, estalla. Se evidencia su carácter de clase, pone a la Revolución en la disyuntiva de construir una legalidad revolucionaria o perecer, si no lo hace, la burguesía sin ningún sonrojo rompe su propia legalidad. Allí están Allende, nuestros abril y diciembre, para ilustrar la afirmación.
Queda confirmado que en la América se estrecha cada vez más la holgura para los gobiernos reformistas, éstos o se pliegan plenamente a las oligarquías o son derrocados "legalmente". Está claro que el camino de la dignidad, de la honradez, del nacionalismo de estos pueblos, es la Revolución Socialista radical. Las medias tintas están destinadas a la derrota.
La vía pacífica debe ser considerada como una etapa de confrontación, o mejor, de peligrosísima y delicada preparación para una confrontación definitiva. Aquí los peligros abundan.
Primer peligro, es pensar que arribar al gobierno ya es la meta, y lo que resta es hacer un buen gobierno, soberano, pero reformista. Este camino es el de la debilidad y la derrota. Segundo peligro, pensar que el enemigo oligarca respetará su legalidad. Tercer peligro, no educar ¡rápidamente! al pueblo en los valores de la solidaridad, en el sentido de sociedad, y caer en la trampa de los pequeños burgueses que consideran inútil la vanguardia y la organización. Cuarto peligro, pretender crear conciencia a partir de la riqueza, y no riqueza a partir de la conciencia. Quinto peligro, no formar un tejido social y político, no superar las organizaciones capilares aisladas, egoístas, no movilizar. Sexto peligro, pensar que se puede tener un pueblo socialista con una economía capitalista.
La vía de la Revolución Pacífica no es una vía reformista. Si no avanza a saltos, si no se radicaliza, será aplastada por la vieja y mañosa oligarquía.
!Con Chávez, horror a las oligarquías!

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