La batalla de
hoy trasciende lo meramente electoral, es un hecho histórico. Sería un crimen
tratarla como un simple asunto de marketing o una transacción comercial.
Debemos entender la batalla electoral como continuación de las batallas contra
la opresión oligarca, de Junín, Carabobo, Santa Inés, Iracara, El Bachiller,
Cantaura, y situarnos del lado de la Patria , no del lado de los opresores,
ayer españoles y hoy gringos, no del lado del capitalismo mundial.
Somos parte de una historia que comienza en Cristo y
llega hasta nuestros días, construyendo un humano en lucha infinita por el amor
y contra la deformación que nos convierte en enemigos de la vida. Es a esa
historia que debemos rendirle tributo y la que debe guiar nuestras acciones.
Vivimos tiempos similares a Armagedón, la suerte de la humanidad está en juego.
En este caudal de la historia debemos ubicar la
candidatura de Chávez, no se trata de una elección común, de esas de la cuarta,
cuando, como decía Fabricio, sólo se cambiaban los hombres para que el sistema
oligarca siguiera vigente. No es así, se trata de cambiar al sistema, de fundar
una nueva manera de relacionarnos, de darle piso material al mandato de Cristo
de "amarnos los unos a los otros", concluir la obra de Bolívar,
cumplir su sueño de dar la mayor suma de felicidad posible, y fundar un mundo
liberado de la dictadura del capital, de la esclavitud y del cretinismo que la
sustenta.
Es así, Chávez es un líder impulsado por la historia,
tras él está lo mejor de la humanidad: los mejores sentimientos de la especie.
Pertenece a la estirpe de las hazañas humanas en la lucha por erguirse sobre sí
misma y construirse garante de la vida. El voto por Chávez no es un voto
electoral que se agota en el escrutinio, es una ofrenda a la historia del
humano, una voluntad que se suma al largo camino por la redención de los
humildes.
Los pueblos más conscientes del mundo, sus líderes más
honestos, tienen los ojos puestos en nosotros, hacen votos porque el pueblo del
Libertador tome la decisión correcta y mantenga la esperanza viva.
Tenemos la responsabilidad de escuchar el llamado de
la historia, de aprovechar la rarísima oportunidad de tener un líder capaz de
conducirnos por los senderos de los cambios profundos para la formación del
Socialismo.
El aparecimiento de un líder con la conexión amorosa
necesaria para hacer una revolución es posibilidad muy rara, ocurre pocas veces
en el mundo, que ese líder corra los riesgos que supone el camino
revolucionario y que no se rinda a las seducciones del poder son posibilidades
aún más pequeñas. En la historia de la humanidad se pueden contar con los dedos
de la mano, y en Venezuela son dos o tres. Este pueblo, en este momento
histórico, tiene el deber de mantener encendida la llama revolucionaria, de dar
continuidad al camino histórico, de estar…
¡Con Chávez resteaos!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario