Las encuestas
tienen una metodología refinada, el fondo del asunto consiste en saber qué
opinan, sienten y prefieren muchos, sólo encuestando a poquísimos. Se reduce el
parecer de millones a una muestra de unos pocos miles.
El secreto reside en la calidad de los
encuestados, estos deben resumir la voluntad del resto de la población. La
lista de los encuestados es un tesoro de las encuestadoras, pasa a tener vida
propia, funciona como un instrumento que rebasa a las individualidades que lo
conforman.
En las encuestas cada opinión individual tiene
idéntico peso, se reduce a un porcentaje que indica el comportamiento de la
masa, no al razonamiento que sustenta ese comportamiento. Tampoco a la historia
que encierra, las contradicciones que lo producen, las personas que influyen en
la decisión, ni los recuerdos que la determinan. Las encuestas son útiles, pero
son incompletas, de allí que un análisis basado en ellas siempre será
mutilador.
Una "encuesta histórica" ayudaría a entender
mejor el paisaje político de hoy, a situarnos en él, tendría
identificados a los encuestados, daría vida a la fotografía, situaría a la
política en una corriente de pensamiento, nos diría a qué pertenecemos,
dejaríamos de ser huérfanos y conoceríamos a nuestros ancestros políticos.
La encuesta histórica tiene otra metodología: los
encuestados están identificados, su vida determina su voto, su opinión no es un
número incluido en un frío porcentaje, es un concepto, encierra una ideología,
define una lucha.
Veamos un ensayo de encuesta histórica.
Cristo es un voto de Chávez, está
siempre del lado del amor, de la vida, de los desposeídos, de las causas
nobles, contra los mercaderes y los cómplices de los imperios. Con Cristo está
el voto de los cristianos auténticos, los que siguen el mandato de situarse al
lado de los humildes. Camilo Torres, Arnulfo Romero votan por Chávez.
Mahatma Ghandi vota por
Chávez porque es garantía de Paz. Junto a Gandhi votan los hombres de buena
voluntad.
Bolívar no sólo vota por Chávez, sino
que se vino a terminar la obra que dejó inconclusa. Con él vota el Ejército
de Patriotas que hizo posible el milagro de derrotar a un imperio y liberar a
medio continente.
Allende vota por Chávez porque esta
gesta es redención de la gesta de Chile.
Einstein vota por Chávez con la
angustia del que advierte a la humanidad el peligro de extinción, y la
esperanza de salvación en el Socialismo.
Zamora es Chavista, con él votan
los llaneros que ofrendaron su esfuerzo siguiendo la senda del Libertador, la
redención de los humildes.
Martí es voto seguro de Chávez y,
junto al Apóstol, Fidel, el Che, Camilo, los héroes del Moncada, el Granma y la
Sierra Maestra.
La lista de hombres buenos, de santos que votan por
Chávez, es inmensa. Esta encuesta histórica nos indica a cuál corriente de
pensamiento pertenecemos, cuál es nuestra responsabilidad con la humanidad y
con el país… por qué debemos votar por Chávez.
¡Con Chávez y con la historia!
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