Cuando el imperio español llegó a estas costas deslumbró a sus habitantes con espejitos, así facilitó la conquista. También trajo la cruz y la espada como instrumentos de dominación, pero los siglos han demostrado que los espejos son más efectivos. La cruz cada día pierde efectividad, la espada es la última ratio, pero los reflejos inútiles convertidos en otros encandilamientos continúan dominándonos, y el afán de poseerlos aún engaña y derrumba esperanzas.
El capitalismo es la culminación de los sistemas de oprobio, ha perfeccionado su dominación, la instaló en lo profundo de la psiquis: fundó deseos, necesidades y la ilusión de que sólo con el capitalismo se pueden satisfacer, y la convicción de que su satisfacción es de forma individual, egoísta. Así se afirma el capitalismo, creando un factor económico importante de la dominación, el consumo, y generando conciencia egoísta, que es su componente espiritual.
Las necesidades artificiales son formidables cadenas de dominación: lo que consume una sociedad, lo que desea consumir, condiciona su visión del mundo, su modelo social. Las necesidades no son inocuas, es certero el dicho: "dime qué consumes y te diré quién eres." La dominación capitalista se mantiene creando necesidades fatuas. Las sociedades protosocialistas, los intentos socialistas, sucumben en el mar de las necesidades generadoras de dominación.
Uno de los principales retos de los socialistas es el estudio de las necesidades, no es posible fundar una nueva sociedad sin revolucionarlas, sin asentar la vida en nuevos valores y nueva ética.
Fidel, comentando la noticia de unos almacenes en Londres especializados en artículos de superlujo, submarinos particulares, televisores y computadores carísimos, destinados a satisfacer las "necesidades" de los altos millonarios, y dirigiéndose a los cubanos con fina ironía escribe: "¡Verdad compatriotas que el capitalismo es cosa maravillosa! Quizás nosotros seamos culpables de que cada ciudadano no tenga un submarino particular en la playa."
Difícil resumir mejor la demencia de estos días: en dos líneas de genial sarcasmo Fidel condena al capitalismo y a la esquizofrénica pretensión de perseguir la satisfacción de las necesidades que crea.
Se dice que el Socialismo es la salvación de la humanidad, que con el capitalismo se va hacia la extinción, y es cierto, sólo el Socialismo puede sustituir las necesidades generadoras de dominación, devolver al humano su condición de Ser, vencer al hombre consumidor, a la valorización por la capacidad de consumir, o mejor, de derrochar. El Socialismo es la única manera de devolver al humano su sanidad mental, de reencontrar su espiritualidad, sólo de esta manera se podrá rescatar la armonía entre los hombres y de éstos con la naturaleza, sólo así habrá futuro, habrá vida.
El Socialismo se justifica sólo sí es capaz de cambiarnos la visión del mundo, si derrota la tentación suicida de perseguir la satisfacción de las necesidades del capitalismo. La situación de la humanidad es muy difícil: potencias antes socialistas como China y Rusia, se deslizaron con descaro hacia el capitalismo, otras esperanzas son seducidas con espejitos. Nuestra responsabilidad es ineludible.
¡Con Chávez!
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