Los de la mesa fascista se han disfrazado como corresponde a los estafadores. Ahora deambulan por allí con su antifaz de mansos corderos prometiendo resolver los problemas que ellos mismos crearon en el pasado, y llamando a paz y amor… ¡Mentirosos! Son lobos con ropajes de abuelita, pero se les ven las orejas y el rabo.
Intentan convertir las elecciones en el mismo engaño que les permitió depredar al país por medio siglo. Ahora prometen y mienten, ocultan lo que verdaderamente está en juego en las próximas elecciones, intentan trivializar la importancia del evento electoral, convertirlo en un mero torneo de compra-venta. Veamos.
La Revolución es la operación de redención de los humildes más importante que haya tenido lugar en Venezuela desde la Independencia. Continuadora de lo mejor de las luchas libertarias que mantuvieron en alto la bandera de la emancipación de los humildes, la sanación de la sociedad, la concreción de esos sueños tantas veces postergados y tantas veces traicionados. Chávez es su líder y el pueblo consciente es su base, su carne.
Eso es la Revolución. No hay nada mejor para el pueblo que la posibilidad de ser dueño de su destino, y esa oportunidad sólo la puede ofrecer la Revolución. Ese es el mensaje que debemos anidar en el alma colectiva, sobre eso no hay nada más importante, todo lo demás viene por añadidura.
Es cierto que hemos cometido errores, ¿en cuál empresa de esta magnitud no se comenten? Es verdad que hay mucho por hacer todavía, nadie lo niega, es incontestable que hay funcionarios perjudicando a la Revolución, todo eso existe, pero lo que es evidente es la voluntad de la Revolución de favorecer al pueblo, de buscar las mejores formas de dignificarlo, eso es lo importante, lo definitivo, lo que debe guiar las acciones.
Si Chávez sale del gobierno, si este pueblo no comprende la magnitud del compromiso, si elige una vez más a sus verdugos, en ese caso, los enemigos de los humildes, los mismos que asesinaron a Bolívar, a Neruda, Santucho, Fabricio, al Che… a ¡Cristo!, y a miles de combatientes por la redención del humano, esos fascistas tomarán cuenta del rumbo de la nación. Liquidarán la esperanza. Los humildes volverán a la época ya olvidada cuando eran excluidos de todo, retrocederán a ser los despreciados.
Estas son las consideraciones que debemos discutir, llevar a la masa, que se sepa la seriedad de la decisión de octubre, que no debe ser guiada por las superficialidades que intenta instalar la oligarquía. De esa manera fortaleceremos a los humildes, les daremos razones sagradas por las cuáles luchar, los haremos partícipes de la construcción de su futuro.
Pero si los contrarrevolucionarios escogen el camino de la violencia, tal como asoma en los escritos de sus voceros, si ponen en práctica los planes golpistas que a cielo abierto elaboran, entonces tendremos a un pueblo capaz de hacerles frente, porque sabría que lucha por algo por lo que vale la pena cualquier sacrificio.
¡Con Chávez hay futuro!
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