Cuenta la mitología greco-romana que el Dios Saturno devoraba a sus hijos por razones de sucesión. Este mito ha sido adaptado a la política, se dice, con toda la intención de desvirtuarlas, que las Revoluciones, tal como Saturno, devoran a sus hijos.
La especie tiene ejemplos que la sustentan, Trotsky es emblemático, Roque Dalton es un caso dramático. Aquí entre nosotros se dieron casos que podían asimilarse al mito. Pero veamos qué hay de verdad y qué de especulación de los enemigos de la Revolución.
Así estos casos y muchos otros son innegables, también es verdad que siempre que la Revolución ha cometido estas atrocidades ya el rumbo estaba torcido. Siempre esos movimientos revolucionarios perecieron en sus propios errores, en su desviación del mandato fundamental de la Revolución.
En contraste con la barbaridad de la sentencia de Saturno, encontramos la máxima que dice: "la Revolución no abandona a sus hijos". Los procesos que han cumplido con este mandato son invencibles, basan su fuerza en los principios.
Uno de estos casos, de trato sublime de la vida, de cuido de sus hijos, de sembrar nuevos valores y nuevas conductas, lo encontramos en la Revolución Cubana. Siempre ha sido una madre protectora y guía. Un episodio, hay muchos, ilustra la conducta de una Revolución verdadera: es el incidente del combatiente del Granma que cayó al mar en el Golfo de México. Fidel tomó la decisión de buscarlo, perdió valioso tiempo en ese intento, pero la Revolución ganó en sentimiento amoroso.
El hecho es símbolo del espíritu amoroso que ha guiado siempre a Cuba Socialista: Su solidaridad, sus innúmeras pruebas de amor al prójimo en cualquier parte del planeta, esa conducta, sin dudas, está en la raíz del triunfo y la permanencia de esa Revolución. Allí Saturno fue derrotado.
Esta Revolución Bolivariana, que acaece en tan difíciles circunstancias, con el enemigo acechándola desde todos los ángulos, lleva en su seno la miasma del pasado, debe cuidarse de las acciones que emprenda, tiene que sentar las bases prácticas de una nueva ética, las bases morales que sostengan la difícil lucha, esa debe ser una cátedra para la formación del hombre nuevo.
Esta Revolución debe cubrir con su manto a sus hijos, siempre. No importa que la derecha vil, a través de sus poderosos medios, fabrique imagen distorsionada de los luchadores revolucionarios, no importa que la jauría pretenda juzgar con sus reglas los movimientos heroicos de los revolucionarios.
Allí está el caso de Luis Pulido y sus dos compañeros presos. Son sin duda, héroes de esta Revolución, son sus hijos. Han resistido la perplejidad de cumplir con su deber y, en lugar de recibir honor, padecer la injusticia de una prisión inexplicable. No han flaqueado, son Revolucionarios probados.
Hoy la derecha arremete de nuevo con desabastecimiento, en estos momentos la figura de estos combatientes cobra nuevos brillos, se ilumina su conducta.
Son buenos hijos de la Revolución. Estamos seguros que no serán hijos de Saturno.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, Sin Socialismo no hay Chávez!
La especie tiene ejemplos que la sustentan, Trotsky es emblemático, Roque Dalton es un caso dramático. Aquí entre nosotros se dieron casos que podían asimilarse al mito. Pero veamos qué hay de verdad y qué de especulación de los enemigos de la Revolución.
Así estos casos y muchos otros son innegables, también es verdad que siempre que la Revolución ha cometido estas atrocidades ya el rumbo estaba torcido. Siempre esos movimientos revolucionarios perecieron en sus propios errores, en su desviación del mandato fundamental de la Revolución.
En contraste con la barbaridad de la sentencia de Saturno, encontramos la máxima que dice: "la Revolución no abandona a sus hijos". Los procesos que han cumplido con este mandato son invencibles, basan su fuerza en los principios.
Uno de estos casos, de trato sublime de la vida, de cuido de sus hijos, de sembrar nuevos valores y nuevas conductas, lo encontramos en la Revolución Cubana. Siempre ha sido una madre protectora y guía. Un episodio, hay muchos, ilustra la conducta de una Revolución verdadera: es el incidente del combatiente del Granma que cayó al mar en el Golfo de México. Fidel tomó la decisión de buscarlo, perdió valioso tiempo en ese intento, pero la Revolución ganó en sentimiento amoroso.
El hecho es símbolo del espíritu amoroso que ha guiado siempre a Cuba Socialista: Su solidaridad, sus innúmeras pruebas de amor al prójimo en cualquier parte del planeta, esa conducta, sin dudas, está en la raíz del triunfo y la permanencia de esa Revolución. Allí Saturno fue derrotado.
Esta Revolución Bolivariana, que acaece en tan difíciles circunstancias, con el enemigo acechándola desde todos los ángulos, lleva en su seno la miasma del pasado, debe cuidarse de las acciones que emprenda, tiene que sentar las bases prácticas de una nueva ética, las bases morales que sostengan la difícil lucha, esa debe ser una cátedra para la formación del hombre nuevo.
Esta Revolución debe cubrir con su manto a sus hijos, siempre. No importa que la derecha vil, a través de sus poderosos medios, fabrique imagen distorsionada de los luchadores revolucionarios, no importa que la jauría pretenda juzgar con sus reglas los movimientos heroicos de los revolucionarios.
Allí está el caso de Luis Pulido y sus dos compañeros presos. Son sin duda, héroes de esta Revolución, son sus hijos. Han resistido la perplejidad de cumplir con su deber y, en lugar de recibir honor, padecer la injusticia de una prisión inexplicable. No han flaqueado, son Revolucionarios probados.
Hoy la derecha arremete de nuevo con desabastecimiento, en estos momentos la figura de estos combatientes cobra nuevos brillos, se ilumina su conducta.
Son buenos hijos de la Revolución. Estamos seguros que no serán hijos de Saturno.
¡Sin Chávez no hay Socialismo, Sin Socialismo no hay Chávez!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario